Lost in Translation I – Llegada a Japón e
Sábado 4 de agosto – Domingo 5 de agosto
Llegamos a
Esto de la facturación electrónica es un gran invento, porque llegamos al “baggage drop” de KLM y en menos de un minuto hemos facturado, ¡fantástico! El control de seguridad también es muy rápido, así que nos vamos a desayunar tranquilamente y a leer cerca de la puerta de embarque.
El vuelo a Amsterdam va perfecto de tiempo, así que cuando llegamos nos da tiempo a pasear por la terminal, ver tiendas y pensar en las cosas que nos compraremos a la vuelta (esos quesitos holandeses, jejejejeje…). A la hora indicada empieza el embarque a Tokio y lo cierto es que va muy rápido. Estamos en la única fila donde hay asientos de dos, así que no “compartimos espacio” con nadie más y empezamos a jugar con la pantalla individual que tiene cada asiento, ¡qué pasada! Habrá unas cien películas, distribuidas en estrenos recientes, películas clásicas, para toda la familia, etc., en varios idiomas, con opciones de pausa, rebobinar, etc. Y claro, nos pasamos el viaje comiendo y viendo películas, jejejejeje. Por cierto, que ambos vimos Buscando a Nemo, ya que no la vimos en su día, y no veáis la llorera que se pegó Laura, jajajajajaa. Hubo un momento en que paró la película y dijo «esta película no me gusta, es muy dura», qué risa.
Con los ojos rojos de tanta película (y de no haber dormido nada), unas cuantísimas horas después llegamos al aeropuerto internacional de Narita, en Tokio. Allí vemos unos papeles con los nombres de personas a las que no les van a llegar los equipajes, y por desgracia el nuestro está ahí. Nos dicen entonces que nuestro neceser llegará más tarde (como siempre, cuando hacemos conexiones siempre se pierde algo, a pesar de que las otras dos maletas han llegado bien, así que está claro que el neceser se quedó dando vueltas por Amsterdam), así que hacemos todo el papeleo para que nos llegue al hotel de Beppu y vamos a buscar nuestro JR Pass. En las mismas oficinas, reservamos los asientos del Narita Express a Tokio y los billetes de Shinkansen (el conocido tren bala japonés, para que nos entendamos) hasta Hiroshima, que es la primera parada de nuestro viaje.
Dormimos intermitentemente en el tren, y menos mal que tenemos que cambiar en Okayama para llegar hasta Hiroshima, porque sino nos hubiéramos quedado dormidos hasta el final de la línea jejeje… Finalmente, a las 18:00h, llegamos a Hiroshima, tras tres millones de horas metidos en medios de transporte desde que salimos de Madrid. ¡Qué cansados estamos! Cogemos los bártulos y vamos andando al hotel, que está a pocos minutos de la estación de tren. La habitación es pequeña, pero está muy bien, así que no nos quejamos. Estamos cansadísimos, pero no queremos sucumbir al jet-lag, así que a pesar de habernos pasado todo el día viajando y todo el anterior viendo películas sentados en un avión, jejejeje, nos duchamos, nos cambiamos de ropa, nos arreglamos un poco y ale… ¡a descubrir Hiroshima!
Primero pasamos por una farmacia, pues Luis tiene uno de los ojos muy rojo y molesto. Allí, Laura deja alucinado a Luis con su capacidad de hablar y pedir cosas en japonés, ¡parece que recuerda más de lo que ella misma se pensaba! Total, que parece ser que Laura les cuenta a las farmacéuticas (muy simpáticas ellas) que acabamos de llegar de España y que como no hemos dormido en más de 24 horas tenemos los ojos muy machacados y necesitamos unas gotitas refrescantes. Dicho y hecho, nos dan las gotitas, nos dicen “gracias” (sí, en español, qué monas) y ale, empezamos nuestra primera visita a la ciudad.
Empezamos paseando tranquilamente por la galería comercial Hondori, típica galería comercial japonesa: cubierta y llena de tiendas ruidosas y restaurantes varios. Llegamos a la llamada Cúpula de
Mañana es 6 de agosto y, por lo tanto, es el 62º aniversario de la bomba atómica por lo que ya esta noche los alrededores del Gembaku Dômu están llenos de actos conmemorativos: hay un concierto de música al lado del río (justo a la otra orilla de la cúpula) lo que da un toque bastante lánguido al paseo y nos pone los pelos de punta. La música es triste y el ambiente también. Damos la vuelta a
Cruzamos el río y llegamos al denominado Parque Conmemorativo de
Un poco más allá está el Cenotafio y
Cansados y hambrientos, nos vamos al sorprendente Okonomi-mura (que literalmente significa “el pueblo de los okonomiyakis”, ¡ñam!): un edificio de seis plantas de las cuales tres están llenitas de restaurantes de okonomiyakis, la especialidad culinaria de la ciudad. Teóricamente, todos los restaurantes reciben la misma materia prima, pero cada uno le da su toque personal. Entramos y después de una mini-vueltecita, nos sentamos en uno en la primera planta. Allí, delante de nuestros ojos, vemos cómo nos preparan un delicioso okonomiyaki especial de la casa estilo Hiroshima (es decir, con huevo frito). ¡Está deliciosoooooooooo! Ved qué rico:
Después de cenar, damos un paseo de vuelta al hotel y a dormir, ¡que ha sido un día muy largo! Descansamos bien, aunque a las 3:00h nos despertamos, pero por suerte volvemos a dormir y nos recuperamos de la paliza que nos hemos dado durante nuestro primer día en Japón. Otsukaresama-deshita!
Lunes 6 de agosto
Queríamos despertarnos antes para acercarnos a la ceremonia en el Parque de
Después de desayunar, vamos hacia el Castillo de Hiroshima (Hiroshima-jô), también conocido como ‘castillo de la carpa’ (la carpa es especialmente querida allí, que hasta el equipo de béisbol de la ciudad se llama “Carps”). Se construyó en 1589, pero fue desmantelado durante
Desde allí vamos a ver, con la luz del día,
Alrededor de
Os dejamos también un detalle de los miles de grullas de papel que había alrededor del monumento a los niños, en las que se puede ver la palabra «paz» escrita en las alas de las grullas (平和)
A continuación nos acercamos hasta el Cenotafio, donde vemos multitud de personas quemando incienso y rezando en recordatorio de las víctimas. Es sobrecogedor… además, suena música por todo el parque y todo le da al ambiente un toque muy especial, un poco triste.
Finalmente, entramos al Museo Conmemorativo de
Unas horas más tarde, salimos al sofocante calor húmedo de Hiroshima. Volvemos sobre nuestros pasos por el Parque de
Finalmente vamos a la planta 10 de unos grandes almacenes, planta llena de restaurantes varios, y nos decidimos por uno especializado en tonkatsu. Allí Luis se pide un katsudon y Lau un katsukare, ¡ñamiiiii! Al salir, pasamos por un konbini (tienda abierta 24 horas con gran variedad de productos) a comprar algo de beber, que en este país te quedas deshidratado en menos que canta un gallo y vamos al hotel a descansar un rato y a pasar al disco duro las fotos que hemos hecho durante la mañana.
Después de una pequeña siestecita que nos sienta de maravilla, nos levantamos para ir al río Motoyasu-gawa, entre
Cansados de estar tantas horas en un mismo sitio, decidimos intentar bajar y colarnos en la zona reservada a periodistas y fotógrafos profesionales… ¡y lo conseguimos! Así que hacemos algunas fotos más, ya completamente de noche, desde la misma orilla del río… precioso de verdad.
A las 22h (el acto en teoría era de 18h a 21h), decidimos que nos hemos ganado un buen okonomiyaki, así que volvemos al Okonomi-mura para probar otro restaurante distinto. En la cuarta planta la cosa está complicada, así que bajamos a la tercera y nos decidimos por uno de los restaurantes que hay allí. Comemos el okonomiyaki típico de la casa… ¡que es la boooooomba! Increíble y alucinantemente buenísimo… no sabemos qué ha echado, es bastante distinto de los okonomiyakis más ‘típicos’, pero también es, sin ningún tipo de dudas, el mejor que hemos comido jamás: una masa muy fina, unos polvos desconocidos, una montaña de repollo impresionante, beicon, calamar y algo parecido a tenkasu (pero marrón y duro, ¡ni idea!), huevo, fideos soba… ¡una maravilla!
Como ya es bastante tarde, volvemos al hotel, nos preparamos un buen ofuro (baño tradicional japonés), nos ponemos el yukata (quimono de algodón, en los hoteles se utiliza de pijama), descargamos las fotos del día y a dormir. Oyasumi-nasai!
Próximo capítulo: Miyajima y llegada a Beppu
Muy bueno el blog, me recuerda al de Kirai!!!
Sois la leche colegas :) buenas fotos, detallistas… asi me gusta, esperando la nueva entrega :P
Jejejeje… ¡gracias Paco! La verdad es que cuesta empezar, pero una vez «roto el hielo» ya no podemos parar de escribir y de ser detallistas.
Besines!
Ole, ole, primera parte de la crónica.
Me apunto lo de Okonomi Mura que desde que probé este pasado mayo los okonomiyakis uno se ha vuelto un vicioso de este plato.
La foto de la ristra de grullas me ha gustado especialmente. Y lo que me ha dejado intrigado es lo de las señoras que os hicieron una «limpieza»? shinto XD, ¿tan mala cara hacíais?
Mmmm, okonomiyaki, qué rico está, jejejeje… ¡y es fácil de hacer en casa, así que no hay excusa!
La foto de la ristra de grullas es de Luis, aunque me robó la idea (me mata si lee esto, jejejeje).
Y lo de las mujeres y la «limpieza», bueno, piensa que era el aniversario de la bomba atómica y había mucha gente en plan pacifista y demás, jejejeje, fue divertido!
Besines
Lau
Hey, que yo también tuve la idea de esa foto! Lo que pasa es que como Laura se preocupa menos de los parámetros de la cámara, es más rápida haciendo la foto. Luego ve que no le ha quedado como quería, y entonces, cambia esto y lo otro :D (ahora la que me mata es ella jajajaja).
Y la limpieza de cutis espiritual mejor que nos la hubieran hecho al final del viaje, que estábamos ya para el arrastre. Al menos una parte de nosotros hubiera vuelto del viaje descansado…
Luis ers un quejica ;P. Menos parámetros y más brillo; que las fotos geniales dependen del momento, y los momentos son únicos y pasan que casi no te das ni cuenta. XD