Esta Semana Santa no hemos podido ir a ninguna parte, pero he aprovechado para procesar un montón de fotos que tenía pendientes, así que por fin hoy puedo escribir una mini-crónica muy mini (¡no tengo tiempo para más!) de los días que pasamos en el norte de Noruega en Fin de Año, específicamente en las ciudades de Trondheim y Tromsø, por fin de año… ¡ahí va!

En primer lugar, comentaros que fuimos con Eric y que el peque de la casa se lo pasó de lujo. Iba muy bien abrigado y no pasó nada de frío, aunque el proceso de vestirse y desvestirse le resultó algo cansado (a los mayores también, he de reconocerlo). Peeeeero, lo disfrutó muchísimo así que aunque pueda parecer que ir con un peque al norte de Noruega en Navidades es una locura, ¡nada más lejos de la realidad!

Si os interesa, Luis se curró un qué ver y hacer en Trondheim súper chulo en su blog y también una crónica del viaje a partir de sus fotos de Instagram que mola mucho también, así que echadle un ojo si estáis preparando viajes a Tromsø o Trondheim.

Primer día: Llegada a Trondheim

Después de un viaje un poco movido (salimos con retraso de Barcelona y perdimos nuestra conexión a Trondheim en Oslo, donde nevaba y nevaba y los vuelos salían, además, con mucho retraso) llegamos a Trondheim para básicamente dormir.

Cuando nos levantamos al día siguiente, dimos un largo paseo por el centro de la ciudad donde vimos las calles del centro moderno de la ciudad, la iglesia de Nuestra Señora o Vår Frue kirke, la plaza central de Trondheim o la residencia real de Stiftsgården hasta llegar a la Catedral de Nidaros o Nidarosdomen donde teníamos visita guiada.

Trondheim

Trondheim

Trondheim

Trondheim

Nidarosdomen

Desde ahí, vimos también el Palacio del Arzobispo aunque no entramos dentro por falta de tiempo (y porque, con el peque, priorizamos otras cosas).

Palacio del Arzobispo

Palacio del Arzobispo

A continuación, disfrutamos de una visita guiada por la ciudad, en la que cruzamos el puente puente viejo o Gamle Bybro (que estaba en obras, vaya mala pata) pero desde el que se tienen unas vistas preciosas de las casas y muelles que dan al río Nidelva y del barrio de Bakklandet, el casco antiguo de Trondheim con casas y edificaciones preciosas y muy bien conservadas.

Puente Gamle Bybro y río Nidelva

Merece especial mención que aquí hay un ‘arrastre’ para bicis, que te permite subir una montaña tranquilamente con tu bici sin hacer esfuerzo, aunque claro, en invierno estaba cubierto de nieve :D Bakklandet me pareció un barrio precioso, aunque toda Trondheim fue una sorpresa muy agradable, ¡merece muchísimo la pena ir!

Barrio de Bakklandet

Casas y muelles en el río

Casas y muelles en el río

Desde Bakklandet fuimos andando hasta Solsiden, la antigua zona de astilleros y muelles de carga para el comercio marítimo hoy convertido en zona de ocio con centros comerciales y mil bares y restaurantes.

Solsiden

Y desde ahí de nuevo al centro moderno de Trondheim, donde cenamos y finalizamos el día.

Más fotos del primer día en Trondheim aquí.

Segundo día: Música y más música en Trondheim

Comenzamos nuestro segundo día en Trondheim cogiendo un autobús para ir al Museo Ringve, el museo nacional de música e instrumentos musicales de Noruega. Nos costó llegar, porque caía una nevada impresionante y el camino desde la parada del autobús hasta el museo nevadísimo… ¡cómo cansa andar con tanta nieve! (que se lo digan a Eric, jajajaja).

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Ahí vimos un montón de instrumentos de tradición nórdica, Eric tuvo la posibilidad de tocar y experimentar con varios de ellos. Y finalizamos la visita descansando en una sala con ipads y cascos y maravillosas vistas de la ciudad.

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Museo Ringve de música e instrumentos musicales

Cogimos el autobús de vuelta a Trondheim y paramos a Solsiden a comer, mientras seguía nevando con fuerza.

Solsiden

Solsiden

Desde Solsiden cruzamos el puente peatonal de Verftsbrua y fuimos andando hasta Rockheim, el museo noruego del pop y el rock, que al ser totalmente interactivo es súper divertido e interesante. Supongo que si conoces los artistas de los que ahí se habla es más interesante todavía, pero sólo el hecho de poder toquetear y hacer y deshacer ya mola mogollón.

Solsiden

Rockheim o museo del rock

Rockheim o museo del rock

Volvimos al hotel a descansar un rato y cogimos el trineo que nos dejó Lisbeth, un amor de señora de la oficina de turismo de Trondheim para dar una vuelta nocturna por la ciudad y acabar en el concierto de Fin de Año en la catedral de Nidaros. Fue simplemente maravilloso, un concierto precioso que me emocionó muchísimo.

Trondheim

Más fotos del segundo día en Trondheim aquí.

Tercer día: ¡Nos vamos a Tromsø!

Comenzamos el día relajándonos en la piscina del hotel antes de hacer el check out e ir al aeropuerto para coger un avión hacia nuestro próximo destino: Tromsø. ¿Y qué decir de Tromsø? Pues que es simple y llanamente preciosa, con un casco antiguo pequeño pero muy bonito.

Calle principal de Tromsø

Dimos un buen paseo viendo el casco antiguo de la ciudad, la Catedral de Tromsø y la zona del puerto, donde cenamos estupendamente.

Tromsø

Catedral de Tromsø

Tromsø

Y tuvimos tiempo de intentar hacer un muñeco de nieve y de divertirnos con batallas de bolas de nieve :)

Tromsø

¡Lucha de bolas de nieve!

¡Lucha de bolas de nieve!

¡Lucha de bolas de nieve!

Más fotos del tercer día entre Trondheim y Tromsø aquí.

Cuarto día: Visitando Tromsø

Nuestro primer día completo en Tromsø amaneció con muy mal tiempo, con cielos encapotados (es decir, apenas había luz ya que al estar por encima del círculo polar ártico, el sol no llega a subir más allá de la línea del horizonte y si encima está nublado ya, nanai de la China :D), con mucha lluvia y fuertes rachas de viento, pero decidimos salir igualmente e intentar disfrutar de la ciudad.

Comenzamos subiendo la al funicular Fjellheisen para ver Tromsø desde las alturas. La verdad es que las cabinas se movían mogollón por el viento y la fuerte lluvia y daba un poco de miedo, pero las vistas desde arriba merecieron la pena. Eso sí, la lluvia golpeaba con tanta fuerza que aguantamos muy poco rato en el mirador (en mi caso fue salir y volver a entrar, porque Eric además lo pasó fatal) y no pudimos salir más allá, ya que todos los caminos estaban bloqueados y era realmente peligroso.

Tromsø

Funicular Fjellheisen

Vistas desde el funicular Fjellheisen

Al bajar, decidimos ir andando hasta la Catedral del Ártico. Llovía y llovía, así que fue un poco locura, especialmente porque los suelos estaban helados y tenías que andar con pies de plomo, a pesar de las botas y protecciones, pero bonito por poder pasear por la Tromsø de verdad, la menos turística. Eso sí, al llegar a la Catedral del Ártico, sorpresa, ¡estaba cerrada! Hasta por la tarde no abría, así que totalmente empapados decidimos coger un autobús de vuelta al hotel.

Tromsø

Catedral del Ártico

Catedral del Ártico

La razón por la que habíamos ido a Tromsø era para ver auroras boreales. La cosa pintaba muy complicada, porque con tanta lluvia y cielos encapotados, era casi imposible ver nada (a veces se ven desde la propia ciudad). El día anterior ya habíamos ido a preguntar a Artic Guide Service, con quienes teníamos apalabrada la excursión para ver auroras boreales, pero por el mal tiempo nos habían recomendado esperar. Este día, en cambio, decidimos probar suerte, porque de todos los días que íbamos a estar en Tromsø ése era el que tenía mejor previsión, así que preparamos unos bocadillos y bebidas y decidimos probar suerte. Nosotros y decenas de personas más, que llenamos tres autocares e hicimos un viaje de dos horas y media en autocar, hasta la frontera con Finlandia, en busca de un claro en el cielo que nos permitiese disfrutar de las auroras boreales… ¡y tuvimos suerte! Fue simplemente precioso, es alucinante verlo en directo, de verdad que te quedas boquiabierto mirando el cielo y preguntándote qué estás viendo realmente.

Auroras boreales

Auroras boreales

Auroras boreales

Eric primero no veía nada, cuando todavía eran muy débiles, pero luego… ¡flipó! Como los mayores, vamos.

Auroras boreales

Auroras boreales

Por cierto, un diez para Artic Guide Service, que tuvieron a punto la sillita para el autocar para Eric y organizaron todo estupendamente, así da gusto. Eso sí, como tuvimos que hacer dos horas y media de viaje de ida y dos horas y media de viaje de vuelta, más el tiempo que estuvimos viendo auroras y tomando chocolate caliente después, ya os podéis imaginar a qué horas de la madrugada llegamos a Tromsø… ¡sueño!

Más fotos del primer día completo en Tromsø aquí.

Quinto día: Fin de año en Tromsø

Último día del año 2014 y nosotros en Tromsø. Comenzamos el día relativamente tarde, ya que habíamos ido a dormir muy tarde la noche anterior viendo auroras boreales (eso sí, nos fuimos a dormir con una sonrisota enorme en la cara, lo reconocemos).

Viendo el tiempo que hacía, decidimos intentar ver cosas pero bajo techo, así que comenzamos yendo a Polaria, un museo de la vida polar que sabíamos que encantaría a Eric. Ahí aprendimos del hábitat y los animales del sistema polar, muy chulo.

Polaria

Polaria

Polaria

Y desde Polaria disfrutamos de vistas preciosas de la otra orilla de Tromsø… ¡estaba precioso! Lástima del mal tiempo :)

Vistas desde Polaria

Después fuimos a tomar una cerveza al pub Ølhallen, el pub más antiguo de la ciudad con una variedad de cervezas de barril espectacular y allí conocimos a otra pareja ‘puente aéreo’ (es decir, uno de Madrid y otro de Barcelona) que también estaban pasando sus vacaciones de fin de año en Tromsø.

Pub Øhallen

Pub Ølhallen

Después de comer, fuimos a ver el interior de la Catedral de Tromsø, que estaba abierta por las celebraciones de fin de Año y nos preparamos para disfrutar de nuestra cena de Fin de Año que fue espectacular. Mención especial al detalle del restaurante de preparar un plato especial para Eric con los ingredientes que tenían para el menú de mayores, así da gusto.

Catedral de Tromsø

Cena de fin de año en Tromsø

Después de la cena, fuimos al hotel a cambiarnos (yo necesitaba mis botas de nieve y no mis zapatitos de cena de Nochevieja :D) y nos acercamos hasta la zona del puerto, desde donde disfrutamos de los fuegos artificiales de fin de año de Tromsø. Como ya nos sucediera el año anterior en Estocolmo, fue especialmente bonito ver como en TODA la ciudad se prendían fuegos artificiales, todo el mundo celebraba el fin de año con preciosos fuegos, no sólo los ‘oficiales’ que se prendían desde la cima del funicular… fue espectacular. Y justo a las 00h los barcos que estaban en el puerto hicieron sonar sus bocinas al unisono para celebrar la llegada del año nuevo y eso fue simplemente precioso, ¡qué ambiente! Fuegos artificiales por toda la ciudad, fuegos por toda la cima del funicular, barcos haciendo sonar sus bocinas, miles de noruegos gritando y celebrando el año nuevo… ¡fue genial!

Fuegos artificiales de fin de año en Tromsø

Fuegos artificiales de fin de año en Tromsø

Fuegos artificiales de fin de año en Tromsø

Más fotos de nuestra Nochevieja en Tromsoø aquí.

Sexto día: Año Nuevo en Tromsø

Tromsø era una ciudad fantasma el día 1 de enero. Por la calle sólo veíamos turistas que, como nosotros, buscaban algo que hacer ese primer día del año :D

Tromsø

Tromsø

Y todos acabamos en el mismo sitio, en el Museo Polar, uno de los pocos que sí estaban abiertos el 1 de enero. Un museo muuuuuuy grande e interesante donde aprendimos sobre la fauna polar, las exploraciones polares y el tipo de vida en el ártico. Y ahí nos encontramos de nuevo con la pareja que conocimos el día anterior, jajajaja. Si es que todos los turistas de Tromsø estaban en el Museo Polar ese día XD

Museo Polar

Museo Polar

Museo Polar

Museo Polar

Después de comer, dimos un paseo por la ciudad y nos acercamos hasta las colinas residenciales de Tromsø desde donde se tienen vistas espectaculares del puerto y la otra orilla, aunque claro, de noche, poco se podía fotografiar. Además, la carretera estaba muuuuuy helada y al ser pendiente decidimos no volvernos locos y subir sólo una pizca.

Tromsø

Tromsø

Tromsø

Y acabamos el día cruzando el puente que une las dos orillas para disfrutar de las vistas desde ahí arribota. Hacía muuuucho viento, pero disfrutamos como enanos de la luna entre las nubes y las luces de la ciudad.

Puente de Tromsø a Tromsdalen

Puente de Tromsø a Tromsdalen

Volvimos paseando por la zona del puerto y regresamos al hotel a hacer las maletas y a dormir :)

Tromsø

Más fotos de Año Nuevo en Tromsø aquí.

Séptimo día: ¡Volvemos a Trondheim!

Tan sólo teníamos unas horas en Tromsø antes de coger el avión de vuelta a Trondheim, pero decidimos aprovecharlas al máximo e ir al Vitelsenter, el centro de la ciencia de Tromsø, un museo interactivo y muy educativo que realmente nos encantó. ¡Un must si vas con peques!

Vitensenter o centro de la ciencia

Vitensenter o centro de la ciencia

Vitensenter o centro de la ciencia

Justo el día que nos íbamos dejó de llover y salió el sol (esto es un decir, ya que no sube más allá de la línea del horizonte, pero ya me entendéis), seguro que esa noche se vieron auroras preciosas, ains, ¡qué mala suerte con el tiempo! Pero bueno, esa mañana disfrutamos, aunque fuese desde el autobus que nos llevó al Vitensenter de vistas preciosas de la ciudad… ¡sin nubes! :D

Vitensenter o centro de la ciencia

Tromsø desde el autobús

Al llegar al aeropuerto, Tromsø nos despidió con una puesta de sol espectacular.

Atardecer desde el aeropuerto de Tromsø

Y bueno, poco más. Aeropuerto, vuelo a Trondheim, recoger maletas, coger el shuttle a la ciudad, check in en el hotel y ya. Cenamos en el hotel y decidimos quedarnos a descansar.

Llegada a Trondheim

Más fotos del séptimo día de viaje aquí.

Octavo día: ¡A tope en Trondheim!

Comenzamos en día tempranito. Compramos una tarjeta de transporte familiar (válida para los tres, sale muy a cuenta) y anduvimos hasta St. Olav’s Gate, la parada más cercana del tranvía Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo.

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Al final de la línea, decidimos dar un paseo por el bosque de Lian. Estaba nevadísimo, pero a pesar de ello vimos a grupos de gente corriendo y una espectacular salida de sol.

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Volvimos a coger el tranvía hasta Ila, una zona preciosa de Trondheim, con típicas casas de madera de colores.

Gråkallbanen, el tranvía más septentrional del mundo

Ila

Desde ahí, anduvimos por Skansen y su nuevo paseo marítimo (con escaleras al agua, zonas de flotación, trampolines…) mientras veíamos cómo se acercaba una tormentaza de nieve espectacular… que acabó alcanzándonos, claro :D

Skansen, paseo marítimo de Trondheim

Skansen, paseo marítimo de Trondheim

Skansen, paseo marítimo de Trondheim

Skansen, paseo marítimo de Trondheim

Con la tormenta de nieve encima, fuimos en busca de una de las múltiples microcervecerías que podemos encontrar en Trondheim y acabamos en Trondhjem Mikrobryggeri descansando, viendo nevar y aprovechando para comer.

Trondheim

Microcervecería Trondhjem Mikrobryggeri

Al salir decidimos acercarnos hasta Svartlamoen, el barrio alternativo de Trondheim, una zona con casas de finales del siglo XIX que, después de muchas luchas políticas, se ha convertido en un ejemplo de comunidad anarquista, comunista y socialista tan típica de Escandinavia y que a menudo se compara con el barrio de Christiania en Copenhague.

Svartlamoen (barrio alternativo)

Svartlamoen (barrio alternativo)

Svartlamoen (barrio alternativo)

Svartlamoen (barrio alternativo)

Svartlamoen (barrio alternativo)

Svartlamoen (barrio alternativo)

Desde ahí, dimos un paseo bajo la nieve por la parte más residencial de Solsiden hasta el hotel, donde descansamos un rato antes de salir de nuevo a cenar a otra microcervecería de la ciudad, la Brygghus 9, donde cenamos de lujo (a Eric le prepararon el típico plato para niños en Noruega ^^).

Solsiden

Microcervecería Brygghus 9

Microcervecería Brygghus 9

Y poco más. Más fotos del penúltimo día en Noruega aquí.

Noveno día: Último día en Noruega

Nevaba muchísimo, pero decidimos ir al puente Elgeseter para ver las vistas desde ahí. Y si primero nevaba mucho, luego salió el sol y nos ofreció un espectáculo precioso.

Alrededores del Puente Elgeseter

Alrededores del Puente Elgeseter

Desde ahí cogimos un autobús que nos dejó en Sverresborg, un museo al aire libre que recupera casas de hace siglos de la región de Trondheim. Tuvimos el honor de recibir la visita guiada por parte del propio Terje Bratberg, curador del museo, historiador y mil cosas más y fue ESPECTACULAR. Y aunque comenzamos la visita con cielo despejado, acabó nevando de nuevo muchísimo, pero fue genial poder ver el museo y sus casas.

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Queríamos comer en la taberna de Sverresborg, pero estaba cerrada así que comimos en la cafetería normal (donde Eric jugó un buen rato con un niño noruego muy simpático) antes de coger un autobús de vuelta al centro.

Sverresborg, el Museo de Historia Cultural al aire libre

Esperando el bus en Sverresborg

Esperando el bus en Sverresborg

Esperando el bus en Sverresborg

Esperando el bus en Sverresborg

Nos bajamos en Ila para volver a coger el funicular a Lian (teníamos tarjeta de transporte, así que podíamos aprovechar y a Eric todo lo que sean transportes le encanta así que…) y acabamos volviendo al hotel a hacer las maletas y a dormir, que teníamos que despertarnos muy temprano (como a las 03:30h) para ir al aeropuerto y coger los vuelos a Oslo y Barcelona.

Esperando el tranvía en Ila

Esperando el tranvía en Ila

Trondheim

Esperando el tranvía en Ila

Trondheim

Más fotos del último día en Noruega aquí.

Y fin del viaje. Fueron días cansados, no os voy a engañar. Prepararse para salir a la nieve, andar con las botas todo el día, quitarte miles de capas cada vez que entras en un sitio… es cansado, pero ¡lo disfrutamos mucho! Fue una experiencia buenísima y repetiría, sin duda alguna. Eric lo pasó genial, pudo jugar mucho con la nieve, vio auroras boreales (y eso despertó su curiosidad científica), fuimos a muchos museos muy preparados para niños, paseamos mucho… vamos, muy chulo todo.

En fin, espero que os hayan gustado las fotos, que están todas recopiladas en esta colección de Flickr.

Lau