Hoy podemos decir que ya todos hemos superado el jet lag, ¡se nos ha dado muy bien esta vez! Eric ha tenido un día normal, ha comido bien, ha estado bien y aunque se ha despertado a las 4h, le hemos metido en nuestra cama y se ha vuelto a dormir hasta que ha sonado el despertador, así que perfecto. Y es que hoy nos hemos levantado un poco antes, hemos desayunado en el mini-buffet del hotel, hemos dejado el cochecito en la habitación, me he colgado a Eric en el porta-bebés y hemos cogido el metro hasta Capitol South (Blue line) porque esta mañana teníamos prevista la visita guiada al Capitolio.

Hemos llegado pronto, con tiempo de sobra haciendo caso a las instrucciones de la reserva en las que recomendaban ir pronto (un hora antes) por todas las medidas de seguridad y, en fin, que son un poco exagerados esta gente a veces, porque las «medidas de seguridad» no era nada más que un simple control de bolsas. Ni pasaportes, ni colas, ni leches. En fin, hemos conseguido nuestros pases (una pegatina con un código de barras que teníamos que ponernos los tres) y hemos visto una exposición resumen de la historia del Capitolio. A Eric le ha debido parecer muy interesante, porque se ha quedado frito un ratito, jajajajaa. A las 10:20h empezaba nuestra visita: primero un vídeo de unos 15 minutos explicando un poco la historia política del país y la creación del Capitolio. Esta gente sabe cómo hacer vídeos, cómo motivar… ¡hasta en un vídeo de museo! Increíble. Y de aquí sale el título de este post, «e pluribus unum», ‘de muchos uno’, una frase que repiten y repiten y repiten hasta la saciedad.
Aquí nos tenéis esperando que comenzara la visita:
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Las vistas de la cúpula del Capitolio, desde el Capitol Visitor Center son súper chulas:
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Después nos hemos reunido con nuestro guía y ha empezado la visita propiamente dicha. Hemos comenzado en la planta 1, pero rápidamente hemos subido a la «rotunda», es decir, el interior de la cúpula… ¡una pasada! Estaba llena de estatuas (es un honor que te sitúen allí, no todo el mundo tiene el honor), pinturas de la historia del país y al final un friso de cómo, de la guerra civil, surgió la Union.
Aquí tenéis la cúpula que con ojazos miraba Eric sin parar (podéis verla reflejada en sus ojos):
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De allí hemos ido a la sala de las estatuas, que era la antigua sala del House of Representatives. Y por qué se fueron de allí, os preguntaréis, pues muy fácil: por un error de construcción, si te pones en un extremo de la sala y hablas normal, desde el otro lado de la sala te oyen a la perfección… ¡imposible cuchichear! Así que ahora básicamente es una sala llena de estatuas de personajes que representan los distintos estados de la nación. Pues vale. Muy bonita, pero no tan espectacular como el interior de la cúpula, la verdad… si hasta Eric estaba flipándolo mirando atentamente, ^_^
Después hemos vuelto a bajar para ver a base del edificio, que se sustenta en 40 columnas de arena… ¡algún día eso hará plof y se caerá! Y como se caiga la que lían, porque realmente para ellos el Capitolio es el centro del país (y del mundo, vaya). Una vez terminada la visita, hemos pasado por un túnel interior que conecta el Capitolio con la Library of Congress (la biblioteca del Congreso), una auténtica pasada… Muy muy muy bonita. Preciosa, de verdad. Tanto por dentro…
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… como por fuera:
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Al salir, hemos buscado un banco a la sombra y Eric ha probado sus potitos de verdura y carnes orgánicos de The Whole Foods… ¡y le han encantado! Se ha tomado dos sin rechistar, abriendo la boca con ganas. Le ha gustado especialmente el de pavo orgánico… ha disfrutado, el tío.
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Y con estas vistas, ¡una maravilla!
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Así que después de que él comiera, nos tocaba a nosotros, así que en marcha se ha dicho, aunque Eric con su gorrita, que el sol pegaba fuerte:
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Hemos cogido el metro, hemos pasado por el hotel a coger el cochecito y hemos ido a Dupont Circle a una hamburguesería muy famosa de la ciudad: BGR Burger. Allí Luis se ha pedido la «Cuban burguer» y yo me he pedido la «Southwestern burguer»… ¡estaban súper buenas! Lo hemos acompañado con patatas con parmesano, que estaban muy ricas y crujientes, pero sigo pensando en las maravillosas patatas blanditas con romero de Good Stuff Eatery, ^_^.
Después de comer hemos paseado por la llamada «Embassy Row«, que es básicamente una calle en la que se encuentran la gran mayoría de embajadas extranjeras en DC, todas en palacetes, mansiones o edificios de arquitectura maravillosa. Entre otras, hemos visto la mansión Blaine, la embajada de Indionesia, la casa Anderson, la estatua de Mahatma Gandhi, el moderno Cosmos Club (en un edificio sacado de Versailles, casi), la embajada de Luxemburgo, la embajada (y residencia del embajador) turca, la embajada de Haití, la casa Moran, la embajada de Camerún (que parecía abandonada) y hemos subido hasta los «Spanish steps», unas mini-escaleras que llaman así porque dicen que se parecen a las de la Plaza de España de Roma. Pues vale. Yo no he estado en Roma, pero ejem, los Spanish Steps estos son muuuuuy pequeños… mmm…. no creo que se parezcan tanto, la verdad.
Después de ver embajadas (y no, la española no está allí, está cerca de nuestro hotel), hemos decidido dar un paseo por el Rock Creek Park siguiendo el río Potomac. Hemos intentado pasear por los caminos más cercanos al río, pero con el cochecito era bastante complicado, así que hemos dado un paseo muy sui generis. Pero ha estado bien :)
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Al volver al hotel, le hemos dado la fruta a Eric y hemos intentado que se echara una siesta, pero aunque a ratos se le cerraban los ojos, el tío no estaba por la labor de dormir, así que hemos decidido ponernos los bañadores e ir a la piscina del hotel un rato… ¡y a Eric le ha encantado! Se lo ha pasado pipa, se reía a carcajada limpia cuando nos veía nadar, ha jugado en el agua y se ha quedado la mar de relajado. Ha sido muy divertido.
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Y después hemos decidido tomárnoslo con calma. Queríamos que Eric pudiera ir a dormir a una hora decente, que en todo el día había dormido poco y el tío tenía que estar cansado. El plan era buscar una pupusería cercana, pero todas las que hemos visto estaban un poco más alejadas y esta tarde no queríamos coger metro. Que qué son las pupuserías, os oigo preguntar, pues son establecimientos donde preparan pupusas, una comida típica salvadoreña (y es que la población salvadoreña de DC es mayor que la mexicana!). Total, dejamos las pupusas para otro día ir en metro, así que hemos cambiado de planes y hemos ido a por unos tacos. Solo que cuando hemos llegado al sitio, no había nada, así que hemos tenido que cambiar de planes otra vez y nos hemos hecho con unos deliciosos sandwiches de Cosí y unos donuts de Krispy Kreme. El paseo por la calle M ha sido súper chulo ya que es una calle muy comercial, llena de tiendas, bares y restaurantes y había buen ambientillo, así que ha estado guay.
Por cierto, que al salir del hotel nos hemos encontrado con Germán, el Food en Beverage Director del hotel que ya es amigo nuestro. Hemos charlado un rato con él, mientras esperábamos que nos calentaran el agua de los bibes de Eric, de la cena de ayer en el Blue Duck Tavern, de la experiencia de viajar con bebés, etc. Muy majo el hombre… y tan majo, que cuando hemos vuelto por la noche teníamos una auténtica apple pie del Blue Duck Tavern en nuestra habitación con una tarjetita de Germán. Yo tengo dos teorías: o son realmente majos y nosotros también les caemos bien o… ¡no quieren cebar y hacer foie con nuestros hígados! Si no, no lo entiendo, jejejejejee… ¡qué bueno está el apple pie (lo estoy comiendo mientras escribo esto y paso fotos).
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Eric se había quedado medio fritangas durante el paseo, así que le hemos dado un bibi y a la cama. Y tal cual se ha quedado. Se nota que casi no ha dormido en todo el día, pobre. Y poco más. Hemos cenado nuestros sandwiches, hemos comido algún donut y estamos atacando ahora el maravilloso apple pie que nos han traído, así que genial. Mañana vamos a un gran mall, el Potomac Mills, a comprar ropa y cosillas… ¡a ver qué tal!
Besos,
Lau (y Luis y Eric)