Como si del mismísimo Presidente de los Estados de Unidos de América se tratara, llamamos este primer post «Inauguration Day», ^_^, comienza nuestro periplo por la capital de los EEUU.

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Llegamos anoche, a las 19:00h hora local (madrugada en España) después de un vuelo placentero. Al principio se montó un poco de revuelo porque habíamos solicitado por teléfono los sitios de cuna y al entrar en el avión nos encontramos en que nos han puesto en el puto medio y encima en la zona de asientos de 4, todos llenos, claro. Estupendo. Se lo comentamos a las azafatas y una maravilla, hicieron todo lo posible para conseguirnos un sitio mejor. Nos cambiaron tres veces de sitio (porque una vez nos habían sentado en el sitio de un americanito que llegó tarde y exigiendo su asiento de ventanilla que había reservado, así que Eric y yo de vuelta a nuestros asientos normales), pero al final consiguieron meternos en unos asientos de cuna. Eric se quedó dormido en mis brazos durante el despegue y esa fue la tónica general del viaje. Estuvo dormidito en la cuna unas horas y el resto despierto y tranquilo, en la cuna o en brazos. Una maravilla de niño, sinceramente.
Durante el despegue, frito:
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Al llegar, el punto de mala suerte que siempre tenemos en nuestras vacaciones (sí, somos unos gafes): el ascensor por el que subían todos los cochecitos desde el avión se escacharró con los cochecitos dentro, así que nos dijeron que nos fuéramos a inmigración y que los recogiéramos en las cintas de equipaje. Un rollo, porque hacer cola de 1 hora en inmigración con un bebé en brazos es duro, especialmente para él después de un vuelo de 8h y el desajuste horario. Pero el tío se portó como un machote y cuando por fin pudimos recuperar nuestro cochecito, pasamos aduanas. Allí nos dimos cuenta de que el pavo de inmigración había marcado una «c» en la tarjeta de Luis, así que nos mandaron a la puerta C para una revisión secundaria. ¡Ya estamos! Siempre igual con el nombre de Luisete… Pero bueno, fueron realmente 2 minutos. Revisaron su pasaporte en otro ordenador, se dieron cuenta de que Luisete no es el mafioso de la droga de Colombia que probablemente tiene un nombre parecido al suyo y nos dejaron salir. Allí, a la salida nos esperaba nuestra taxista que nos llevó cómodamente hasta el hotel (y Eric se quedó fritangas). A las 21h llegábamos al hotel y… ¡pedazo de habitación! ¡¡¡¡¡Impresionante!!!!! Aluciné tres pueblos. Y me emocionó ver la cunita y los regalitos que habían preparado para Eric, la verdad. Pero lo primero era la primero: cambiar a Eric y ponerle a dormir, que el tío estaba que no podía más. Se quedó frito en su cunita, junto al osito que, junto con un montón de cremitas y colonias, le habían puesto los del hotel… ¡qué detallazo! Mirad:
Goodies
Yo deshice maletas en el más absoluto silencio, revisé mi correo y nos fuimos a dormir sobre las 22h. Hasta las 4h, que Eric se ha empezado a despertar y a las 5h ya no había quien le aguantara en la cama, así que nos lo hemos llevado al salón de la habitación y hemos jugado un rato hasta que le ha entrado sueño de nuevo. A las 6h, los tres a la cama grande frito hasta las 8h… ¡qué bien hemos dormido! Y ale, después de ducharnos y vestirnos, hemos bajado a desayunar.
Aquí le tenéis en el salón, a las 5h:
5:11h jet lag a tope! A jugar!
Yo, sinceramente, a las 4h de la madrugada tenía un hambre atroz (no habíamos cenado y hacía muchísimas horas de la última comida en Madrid), así que al bajar a desayunar nos hemos pedido un «american breakfast» que consistía en huevos, algo de carne y pan. Yo he pedido huevos revueltos con salchicha de cerdo y pan blanco, mientras que Luis se ha pedido huevos revueltos, beicon y un pan llamado «sour dough». Todo con zumo de naranja natural, café y agüita. Y para Eric, el bibe de desayuno que muy amablemente nos han calentado.
Eric, súper despierto, listo para ir a desayunar:
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Y después de desayunar, a investigar «el barrio» en busca de sitios donde comprar comida para Eric. Hemos mirado en Traders Joe, JVC Pharmacy y Walgreens, pero tenían poca variedad, así que hemos decidido subir hasta Dupont Circle a un conocido supermercado de productos orgánicos, The Whole Foods (conocido especialmente si veis Top Chef como nosotros, jijijiji, me han entrado ganas de ir corriendo hacia el mostrador de vieiras – solo los que veis Top Chef lo entenderéis) y allí hemos comprado unos cuantos potitos de verduras y carne y también de frutas. Ya tenemos para varios días. Ah, y hemos alucinado. Es tal cual se ve en la tele. Fruta colorida y súper bien colocada, verduras que te dicen «cómeme», cachacos de carne impresionantes, marisco… una pasada. Es todo orgánico pero además lo tienen tan bonito, tan bien puesto, que lo comprarías todo. Una pasada.
De Whole Foods hemos ido a coger el metro en Dupont Circle y… mal rollo, escaleras mecánicas estropeadas y sin ascensor. Okay. Respiramos hondo. Luis coge la sillita con Eric dentro y yo el cochecito y ale, a bajar. Madre mía, qué tramo más empinado y profundo de escaleras mecánicas… ¡al final veíamos chiribitas! Pero bueno, una vez dentro, hemos comprado un pase de 7 días y nos hemos ido a Metro Center para salir a Pennsylvania Avenue y andar hasta el Capitolio, mientras aquí una servidora cantaba la canción de la serie «El Ala Oeste de la Casa Blanca» e imitaba al Presidente Bartlet andar ese mismo tramo en la serie durante su ‘inauguration day’, jijijiji. Sí, soy un poco payasa, ¿y qué?
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Durante el paseo hemos visto el edificio del FBI, el memorial de FDR delante de losNational Archives, el Newseum con su cacho de Constitución escrito en la fachada y hemos llegado al National Mall, justo enfrente del Capitolio. Allí hemos acampado bajo un árbol, Eric se ha puesto los pies (¡y las manos!) negros jugando con la tierra y el césped (y a punto ha estado de catarlo, suerte que somos rápidos, jijiji) y ha comido un potito de pavo y verduras orgánicas de The Whole Foods.
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¿Y esto, se podrá comer?
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Las vistas del Capitolio:
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Después de comer (el potito e intentar comer el césped, ^_^) y limpiarle manos y pies a Eric, que parecía un gitanillo cualquiera, hemos enfilado Independence Avenue hacia Capitol Hill, es decir, pasando por el lado derecho del Capitolio para llegar a Good Stuff Eatery, la hamburguesería del ex-Top Chef Spike Mendelsohn. Allí yo he tomado la «Prez Obama burguer» que llevaba cebolla roja pochada y queso roquefort y Luis la «Spike Sunny Side» con beicon y huevo frito. Estaban las dos súper jugosas, calentitas (es decir, recientes recientes) y muy ricas. Hemos compartido, además, unas patatas fritas con sal gorda y romero que estaban absolutamente deliciosas… ¡me han encantado! Volvería sólo por esas patatas, aunque lo cierto es que la hamburguesa estaba súper jugosa también.
Al salir, hemos decidido pasarnos por el Eastern Market sin darnos cuenta de que hoy era lunes claro, estaba cerrado. Así que habrá que volver. Pero bueno, hemos decidido coger el metro e ir hacia el hotel, para darle a Eric la frutita allí y dejarle que se echara una siestecita tranquilamente en su cunita. Y tal cual. Hemos llegado al hotel, nos han dado agüita fresca nada más entrar (y es que hace un calor y una humedad impresionantes), hemos subido al hotel, Eric ha merendado y se ha echado una buena siesta, que lo necesitaba.
Mientras Eric dormía, yo me he preparado un baño con espuma en la maravillosa bañera de la habitación (siempre lo hago en los hoteles, pero es que en este tipo de habitaciones, merece muchísimo más la pena) y a media tarde nos ha llamado uno de los del hotel para saber qué tal estábamos, si teníamos planes para cenar, si necesitábamos algo, así que Luis ha aprovechado para comentarle que queríamos ir a cenar a algún sitio chulo y cercano (ya que queríamos ir con Eric), así que el tío le ha dicho que vale, que miraba y le volvía a llamar y a los 10mins ha vuelto a llamar porque ya había hecho una pre-reserva en dos sitios, ¡mola! Al final nos hemos quedado en el restaurante Blue Duck Tavern (que está en el hotel), famoso por servir platos de gran calidad (de hecho, en la propia carta dicen de qué granja procede el producto principal). En el Blue Duck ha comido muchísima gente conocida, ¡hasta los Obama! Y nosotros, sinceramente, nos hemos sentido muy «celebrities» porque todo dios nos conocía y todo dios se ha acercado a decirnos que qué tal estábamos, jijijiji… ¡somos famosos en el hotel!
Nosotros queríamos hacer una cena bien, pero sin acabar a tope… pero el chef se ha propuesto lo contrario… ¡y venga a invitarnos a cosas! Que no nos quejamos, eh, pero… buf, nos ha costado! Nos han invitado a una copita de champán junto con una tabla de entrantes que tenía: prosccuto, chorizo, mortadela, cebolleta, aceitunas, pimiento rojo italiano y alcachofas. Nos hemos controlado y no nos lo hemos comido todo, pensando en dedicarnos más al entrante que habíamos pedido para compartir. Y ha llegado nuestro entrante: un foie con macadamia, mantequilla de cacao, chocolate y frutas de la pasión que ha resultado ser espectacular. Pero claro, desde la cocina han querido obsequiarnos con un entrante más, «guinea hen»(que dice el diccionario que es una gallina o algo llamada «galentina de pintada», pues vale) con melocotón macerado. Y ala, lo que tenía que ser un entrante suave para no perder mucho hambre y disfrutar de los principales se han convertido en tres entrantes. En fin, habrá que hacer un esfuerzo, hemos pensando, jejejejeje… Finalmente han llegado los principales: yo me he pedido pechuga de pato con albóndigas picantes de pato y salsa gumbo que estaba increíble, acompañado de una especie de sémola/garbanzos/judías blancas mini (sorry, no me acuerdo del nombre… aunque aquí Luis me recuerda que se llama «fregola sarda») con queso manchego de cabra… ¡espectacular combinación! Y Luis se ha pedido un «strip of loin» envejecido 42 días con salsa «forestiere» con un hojaldre de calabacín y berenjena… ¡también se ha puesto las botas! Mientras nosotros comíamos y nos emborrachábamos de vino, Eric se ha reído, ha jugado, se ha relajado y se ha quedado frito. Pobre, bastante bien ha aguantado el jet lag. De postre nos hemos pedido el clásico de la casa: un «apple pie» enoooooorme con sus bolitas de helado de vainilla, como manda la tradición. Por suerte lo hemos pedido para compartir porque me llegan a traer eso entero para mí y me muero.
Y así hemos pasado la tarde/noche. Al subir a la habitación hemos bañado a Eric, ha cenado más bien poco (se nota que va «desmarchado») y se ha quedado frito en su cunita mientras yo termino este post y paso las fotos…
Mañana visitamos el Capitolio por la mañana y no sé qué haremos después. Decidiremos sobre la marcha, jijiji.
Besos desde la capital yanqui!
Lau (y Luis y Eric)
pd. Recordad que podéis seguirnos en twitter con el hashtag #dctrip y que todas las fotos que hago con el iphone las estoy subiendo también a mi flickr :)