Como regalo de pre-cumpleaños de Luis (su cumple es el próximo miércoles), ayer por la tarde fuimos al teatro a ver una de las obras más conocidas del dramaturgo sueco August Strindberg, «La Señorita Julia«, en el Centro Cultural de la Villa – Teatro Fernán Gómez.


Y sinceramente, qué podemos decir, nos encantó. Son dos horas (sin intermedio) de puro Strindberg, una maravilla. Una obra que te hace reír y te sorprende al mismo tiempo, que te entristece y hace que te preguntes ‘por qué’ muchas veces… consigue que luches, como luchan los personajes, unos personajes nada ‘planos’, con sus contradicciones y sus dificultades.

El reparto es una auténtica maravilla. María Adánez sabe darle el registro adecuado a cada actitud (¿o contradicción?) de su personaje. Raúl Prieto suda durante toda la obra y no me extraña, ¡lo da todo! Y Chusa Barbero también sabe imprimirle el toque necesario al personaje, según sea el caso. Los tres te meten en la historia y en sus personajes y para los tres va mi más sincero aplauso, una maravilla verles actuar. Eso sí, al salir del teatro, me preguntaba cómo podían hacer esta obra todos los días, una tarde tras otra. Y es que, bajo mi punto de vista, esta obra tiene que desgastarles mucho físicamente, pero también emocionalmente… a mí, como espectadora, ya me tocó, así que imagino que a ellos más si cabe.

Os dejo con una pequeña reseña aparecida en La Guía del Ocio.

La Señorita Julia

Miguel Narros convierte a María Adánez en el personaje más emblemático de Strindberg, una aristócrata que juega a la seducción con su criado.

No es la primera vez que Miguel Narros, uno de los grandes de la escena española, se enfrenta a La señorita Julia, la obra más emblemática del escritor sueco August Strindberg. En esta ocasión, el director ha elegido a la actriz María Adánez para interpretar a uno de los personajes más internacionales del teatro universal. Adánez, popularmente conocida por su participación en serias televisivas (la última, Aquí no hay quien viva), ya ha trabajado con Narros en Salomé. Aquí está acompañada por los actores Raúl Prieto y Chusa Barbero.

La obra es quizá la mejor de Strindberg y la más representativa del teatro sueco. El drama se centra en la señorita Julia, hija de un conde; Juan, su criado, y Cristina, cocinera y supuesta novia de Juan. En ausencia del padre, y mientras el pueblo está entregado a la diversión en la noche de San Juan, la señorita Julia, excitada, invita a bailar a su criado, juega con él, le provoca y se le insinúa. El juego termina volviéndose en contra de ella. El criado se ha elevado seduciendo a una mujer muy por encima de una simple cocinera. Se establece de este modo una constate lucha entre lo nuevo y lo viejo, el fuerte y el débil, una clase baja emergente y con instinto de supervivencia, y una clase alta abocada a la decadencia. También hay un enfrentamiento de la religión frente al ateísmo, la monarquía frente a la república, la emancipación de la mujer frente a su dependencia. Una lucha, en definitiva, de clases, de sexos y de ideas.

Como es costumbre en los montajes de Narros, el espacio escénico ha sido concebido por Andrea D’Odorico, profesional de origen italiano (era un arquitecto veneciano) afincado desde hace décadas en España, donde es uno de los escenógrafos más cotizados y respetados, además de productor teatral.

El sueco más universal

Johan August Strindberg (1849-1912), dramaturgo y novelista nacido en Estocolmo, es el padre de la literatura sueca moderna.
– Su producción literaria, íntimamente ligada a su biografía, recorre prácticamente todos los géneros y está recogida en 50 volúmenes, a los que hay que sumar otros 22 de carácter epistolar.
– Sus intereses no se limitaron al campo de la literatura, también se dedicó al periodismo, la escultura, la pintura, la fotografía, la química, la alquimia y el ocultismo.
– Lo mejor de su producción literaria son sus dramas. Escritos de forma directa e incluso cruel, reflejan toda una serie de conflictos individuales, familiares y de clase, que constituyen un duro golpe a la sociedad y que difícilmente dejan indiferente al espectador. Entre todos ellos destaca con luz propia La señorita Julia, aunque también hay que señalar La danza de la muerte, La sonata de los espectros, El pelícano o La más fuerte.

Rosana Torres

En definitiva, si tenéis opción de disfrutar de esta obra, no os lo penséis dos veces. Merece muchísimo la pena.

Y al salir del teatro, decidimos ir a comer por la zona y probar un restaurante japonés que vimos en la calle Recoletos, el Suhi-itto. Allí nos tomamos unas cervezas kirin y después de probar las gyoza y los yakisoba, ambos platos buenísimos, decidimos comer a base de sushi y sahimi. Por eso, pedimos un tartar de atún (deeeeeelicioooooooso), unos tekka-maki (rollitos de atún) y una de las especialidades de la casa, un «Ken Castro roll» (queso, aguacate, verdura crujiente de tempura por dentro con salmón por fuera y salsa spicy y cebolleta por encima). ¡Impresionante, señores! De postre, compartimos helado de sake y un tempura helado delicioso.

Aaaaay, nos encanta la combinación teatro + cena posterior, :D

Besos,
Lau
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Went to the theatre yesterday to see Sintrdberg’s «Miss Julie«. It was awesome! We loved every minute of it and all the actors were amazing. After the theatre, we decided to have some Japanese dinner at a new place we found nearby. We ate lots of sushi and enjoyed the evening very much! We simply love going out, hehehehe!

Love,
Lau