Nunca estoy al 100%.

En ningún lugar estoy al 100%.

Ni como madre ni como profesional.

Ésta es la conclusión a la que llegas cuando tu peque se pone malito y tú tienes 3 reuniones importantes al día siguiente (y otras 3 al siguiente). Y si piensas en tu peque, sientes que no das al 100% como profesional; y si piensas en tus reuniones, sientes que no das al 100% como madre.

Y no, éste no es un post sobre conciliación, porque tengo la suerte de trabajar en una empresa que me respeta y me da libertad. Éste es un post sobre sentimientos. Sobre cómo te sientes cuando te das cuenta de que por más que lo intentes, no puedes estar al 100% en todo. Que es imposible. Y que duele por todos lados. Porque aunque tu empresa sea estupenda y te deje currar en casa y sin ponerte problemas ni nada, tu mente está dividida y en ciertos momentos tienes que escoger. De eso hablo, de lo que se te pasa por la cabeza, de lo que sientes… Es una reflexión íntima y personal de mi realidad, de lo que siento ahora mismo. Nada más, así que no me digáis «deja de trabajar» o «contrata una canguro» porque no se trata de eso…

Ains, qué dificil es explicar ciertas cosas cuando no las tienes ni claras en tu cabeza…

Besos,

Lau

PD. Ah, y no, éste post tampoco es una queja ni una llorera por escrito, aunque lo cierto es que llevo un bajón por temas de curro mezclados con cosillas personales que se me está haciendo muy cuesta arriba de llevar, la verdad.