Esta madrugada nos ha despertado Eric sobre las 2:30h que con el jet lag tenía hambre (¡además hacía muchas horas que no había comido nada), así que le hemos dado la papilla, hemos jugado un rato con sus coches en la cama grande y sobre las 4:00h hemos apagado las luces y nos hemos vuelto a quedar fritos los tres, hasta casi las 7:00h, así que perfecto, porque luego al despertarnos de nuevo hemos visto un amanecer precioso:

Salida del sol
Después de darle la papilla de desayuno a Eric, hemos bajado a desayunar nosotros… ¡y con la boca abierta nos hemos quedado! Maaaaaaadre mía, ¡qué desayuno! Mira que hemos visto muchos desayunos en muchos hoteles y casi me atrevería a decir que éste es el que más variedad tiene. Increíble. Hemos desayunado con toda la calma del mundo, intentando probarlo todo, pero ha sido imposible. Hay demasiada cosa. Iremos probando un poco cada día, jijijiji.
Al salir del desayuno, hemos querido dar un paseo por el hotel y ver el patio interior que funciona como bar y está lleno de fuentes, ¡una preciosidad! Por la noche, además, en vez de una naranja hay una vela en cada mesa y eso le da un toque muy especial.
Zona bar
Feliz
De allí hay un paseíto hasta la zona de las piscinas, que consiste en tres piscinas con aguas de temperatura diferente (fría, templadilla, templada), un montón de hamacas y un montón de hamaca-sofá-camá-como-queráis-llamarles maravillosas.
Piscinas
Camas
Desde las piscinas hay una salida directa al Beach Walk, el paseo marítimo de la zona de South Beach, así que hemos decidido ir dando un paseo tranquilamente por allí, aprovechando el solecito y la agradable temperatura. 
Beachwalk
El beach walk no es el típico paseo nuestro, al que estamos acostumbrados: a un lado tienes las partes traseras de los hoteles que consisten en la zona de piscinas, restaurantes y bares, etc; al otro lado tienes la playa, que se extiende metros y metros, y el mar. A veces las dunas de arena son tan altas o la vegetación que hay es tan densa que desde el beach walk no ves el mar. Pero a pesar de todo, es precioso. Un paseo realmente bonito. 
Playa (desde beachwalk)
Y sí, las playas de South Beach son preciosas. Sí, el agua es turquesa como se ve en CSI (vale que allí utilizan polarizador, pero son igual de turquesas en la realidad ^_^), la arena blanca y muy fina, las casetas de los vigilantes de la playa de colores muy art decó… ¡es que es todo taaaaan Miami!
Playita
A medio camino, hemos decidido seguir paseando pero por la calle más conocida de todo South Beach, Ocean Drive. Sí, seguro que la conocéis y la habéis visto en cualquier documental sobre Miami: es LA calle por excelencia, llena de edificios art decó, hoteles, bares, restaurantes y mucho ambiente.
Ocean Drive
Hemos visto varios de los edificios art decó emblemáticos, además de la mansión donde mataron a Versace (un poco creepy, la verdad). Al cruzar la calle 10, nos hemos separado de la playa y hemos ido en dirección a la otra costa, ya que unas cuantas cuadras, como dicen aquí, más allá había un Whole Foods y teníamos que comprar potitos y cereales para Eric. 
Después de cargar con decenas de potitos de carne, verduras y frutas hemos vuelto a Ocean Drive pero nos hemos adentrado en la playa para ver una de las casetas de vigilantes de la playa más conocidas de todo Miami y ver también unos caracoles rosas que inundan la ciudad en forma de arte moderno. A Eric le han gustado, pero al sentarle en el suelo…¡le ha gustado más el césped! :))))
Eric y los caracoles
Vigilantes de la playa
Paseando por Ocean Drive y por Collins Avenue hemos llegado de vuelta al hotel. A Eric le tocaba comer, así que nos hemos puesto los bañadores y… ¡a las piscinas! Hemos estado un ratito en una de esas hamacas-cama tan maravillosas y Eric se lo ha pasado en grande intentando mantenerse en pie.
En la piscina
Piscina de agua templada
Al rato nos hemos cambiado a otra con un poco más de sombra, nos hemos dado un bañito los tres en la piscina templada, Eric se ha quedado frito y nosotros hemos pedido algo para comer (hamburguesa para Luis, que además de la carne llevaba pulled pork y coleslaw; BLT para mí). 
Siesta piscinera
Justo cuando quedaba nada para que a Eric le tocara la fruta, hemos subido de vuelta a la habitación, Eric ha merendado y hemos vuelto a salir para ver Miami de noche… ¡y nos ha gustado mucho!
En Ocean Drive
Hemos paseado por toooooodo Ocean Drive, desde el comienzo hasta la calle 1. Sí señor, nos lo hemos recorrido entero viendo los neones en los edificios art decó, los coches tuneados, coches de los años 50, terrazas a tope de gente… ¡maravilloso!
Ocean Drive y sus coches
Emblemático Colony Hotel en Ocean Drive
Al final de todo hemos llegado a South Pointe, el extremo de South Beach desde donde había unas buenas vistas del resto de Miami. Tendremos que volver de día o de noche, ¡pero con trípode! A la vuelta nos ha caído un chaparrón y hemos tenido que refugiarnos en la terraza de una casa «del terror» (daba un poco de miedo y Luis decía que parecía que iba a salir Norman Bates, pero al llegar al hotel, hemos cenado en el restaurante asiático y ha sido un acierto absoluto. De entrantes hemos compartido unos dim-sum de vieira con trufa (impresionantes) y un tataki de wagyu. Y de principales yo unos fideos tailandeses espectaculares y Luis pork belly de kurobuta con kimchee. ¡Ah, y el postre! Un souflé de frutas de la pasión con salsa de chocolate que estaba espectacular.
Al subir, bañito rápido a Eric al que le hemos intentado dar la cena pero el pobre estaba tan cansado que se nos ha quedado frito en cero coma, así que nada, ya nos despertará cuando tenga hambre, y justo ahora, que son las 23h termino esta crónica y me voy a dormir, que mañana tenemos un día intenso de compras ;)
Besotes,
Lau al teclado, Luis medio grogui pero revisando y añadiendo cosas y Eric fritísimo.