Lost in Translation V – Okayama, Takamatsu y Tokushima

Sábado 11 de agosto

A las 8h de la mañana, nos despertamos, duchamos y desayunamos otra vez a lo japonés, con arroz, pescado, sopa miso casera (¡con calabaza! está buenísima) y tamagoyaki (tortilla enrollada de huevo). ¡Peaaaacho desayuno!

Lo recogemos todo y ale, vamos a la estación de shinkansen de Kagoshima, donde Yuko y Midori adquieren un billete especial para poder entrar hasta las vías y acompañarnos todo el rato. De hecho, nos acompañan tanto que hasta entran en el shinkansen para verlo por dentro jejejejeje.

Puntualmente, a las 10:16h el shinkansen se empieza a mover, decimos adiós a Yuko y Midori y nos vamos hacia Shin-Yatsuhiro, para cambiar ahí de tren e ir hasta Hakata, exactamente como habíamos hecho un par de días antes. En Hakata, como tenemos una hora de tiempo, sacamos algunos billetes de tren para días posteriores (aunque hay muchísima gente, muchas familias viajando por el Obon, mucho ruido y mucho estrés) y pasamos por una típica tienda de eki-ben (comida preparada para comer en el tren, que presenta variedades típicas de la zona) y nos compramos un eki-ben para el tren.

El tren va a tope (como se nota que es Obon), así que nos ha tocado separados, pero bueno, cada uno toma su eki-ben (¡está delicioso!) y dormimos un buen rato hasta llegar puntualmente a Okayama. En dos minutos, llegamos al ryokan, donde hacemos el check-in y nos explican que si llegamos más tarde de las 00:00h que no hay problema, que nos quedemos la llave entonces, porque la recepción sí que estará cerrada. Pues vale. (Por cierto, Lau vuelve a dejar impresionado a Luis, porque toda esta explicación y preguntas y demás, es todo en japonés, ¡claro!).

Nos dan la habitación 301, muy espaciosa y con su baño privado. Los futones, eso sí, están ‘sólo’ semi-preparados, no como en el ryokan de Beppu, donde las abuelillas entraban a la habitación y lo organizaban todo para la noche, jejejejejee. Dejamos las cosas y volvemos a salir para coger un tranvía enfrente de la estación que nos acerque al castillo de Okayama y a uno de los parques más famosos de Japón, el Kôraku-en. Total, que pagamos 140¥ y nos bajamos en la parada de Shiro-shita para ver ambas cosas.

Cruzamos el puente Tsukimi-bashi para ver de cerca el Okayama-jo (castillo de Okayama), pero decidimos no entrar, pues no tenemos mucho tiempo y tampoco queda mucho del castillo original. Además, preferimos visitar el que, según los japoneses, es uno de los 3 jardines más bonitos de Japón y que en teoría (más tarde explicaremos ese ‘en teoría’) cierra a las 17:30h: el Kôraku-en, que literalmente significa “jardín para disfrutar después», que proviene de un proverbio chino que dice que ‘el señor debe sufrir antes que el pueblo y disfrutar después que él’. Este jardín fue construido entre 1687 y 1700 y gran parte de su atractivo reside en su amplia zona alfombrada de césped, aunque también tiene bonitos estanques, una colina en el centro, un mini-puente en zig-zag, una curiosa y diminuta plantación de té, un trocito de arrozal y el Okayama-jo al fondo. Es todo precioso, sinceramente… una preciosidad de jardines.

Además de todo esto, visitamos el escenario nô, el pequeño edificio Ryuten, nos relajamos los pies en un onsen de pies, cruzamos el mencionado puente en zig-zag Yatsu-hashi (sobre el que está Luis en la foto), nos acercamos a la plantación de té y la de arroz… En fin, que lo disfrutamos mucho. Eso sí, durante toda la visita a los jardines, escuchamos como un grupo de música ensaya en un escenario colocado a un extremo del parque… ¿Habrá concierto hoy? ¿Habrá que pagar extra? ¿Podremos quedarnos pasadas las 17:30h? Aquí tenéis a Luis, en un divertido puente en forma de zig-zag:


Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Dudas y más dudas nos acechan, mientras se acercan las 17:30h y allí no cierra ni el tato. Vemos luces y pensamos que el parque siempre está muy bien iluminado… pero no. Además, vemos muchas chicas vestidas con yukata, lo que suele indicar algún tipo de celebración (sino, mirad la foto).

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Finalmente vamos entendiendo que no, que hay un festival, y que por esa razón a las 17:30h todavía no ha cerrado el parque, hay luces especiales por todos los jardines, el espectáculo de música, los puestos de comida y bebida… Descubrimos (porque realmente no teníamos ni idea), que durante dos semanas en verano el jardín se ilumina por la noche y además hay conciertos de jazz y actuaciones en vivo. Total, que contentísimos, aprovechamos este festival al máximo: cogemos unas cervezas, unos yakitori (pinchos de pollo y cebolla con salsa estilo barbacoa), unos yakisoba (fideos fritos), unos onigiri (bolas de arroz), sushi, karaage (pollo rebozado)… ¡nos ponemos las botas! Mientras disfrutamos del concierto en directo y vemos cómo cae el sol y cómo empieza a iluminarse el jardín. El ambiente es maravilloso… jejejeje, mirad, mirad, cervecitas y comidita:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Bien cenados y contentos, ^_^, damos otro paseo por el jardín para ver la iluminación específica para este festival, ¡está precioso! Ver el jardín por la noche es un espectáculo realmente increíble. El ambiente también merece la pena, familias enteras, parejas en yukata… todo el mundo disfrutando de la iluminación.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Al final, vamos andando, paseando tranquilamente, hasta la estación, donde aprovechamos que la oficina todavía está abierta y no hay mucha gente para reservar todos los billetes de tren que nos faltan hasta llegar a Tokio. Además, aprovechando que estamos en la estación, miramos horarios para ir mañana a Takamatsu y Tokushima y ale, volvemos al ryokan a prepararnos un ofuro calentito, nos ponemos los yukatas para dormir y… ¡a roncar!

Domingo 12 de agosto

Nos levantamos, nos duchamos y vamos a asegurarnos de que hemos entendido bien a la mujer de recepción, que eso de que podamos llevarnos la llave, que la recepción por la noche esté cerrada pero que la entrada esté abierta nos suena muy raro. Pero sí, sí, Laura lo había entendido todo bien, así que nos quedamos la llave (tenemos previsiones de llegar pasada la media noche) y vamos a la estación a pillarnos algo de desayunar en unas famosas pastelerías llamadas «Vie de France», donde entre bollos de curry, de mostaza y de fideos fritos hay también napolitanas de chocolate de toda la vida. En fin, a las 9:04h cogemos el tren a Takamatsu y después de cruzar el puente Seto-ohashi y de ver un paisaje fantástico (que une la isla de Honshu con la isla de Shikoku), llegamos a Takamatsu.

Desde la misma estación, cogemos un bus de línea al Ritsurin-koen, uno de los jardines que aunque no está en el “Top 3”, lo cierto es que merecería formar parte del mismo. Este jardín, que data de mediados del siglo XVII (tardaron más de un siglo en terminarlo) se distribuye en una serie de estanques, con miradores, salones de té, puentes e islas.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Damos una graaaaaaan vuelta, los vemos absolutamente todo y unas cuantas horas después cogemos el autobús de vuelta a la estación. Se nos ha hecho bastante tarde y no encontramos un restaurante interesante, así que acabamos en un Freshness Burger (una hamburguesería japonesa un poco más ‘fina’) y comemos unas hamburguesas con teriyaki, jejejejeje. Cansados, pero con muchas ganas, vamos al andén nº3 de la estación de Takamatsu para coger un tren local a Tokushima. Aunque no hubiese números en los andenes, sabemos exactamente a qué andén tenemos que ir: ¡el que está más petado de gente! ¿Y por qué hay tanta gente? Pues porque en Tokushima hoy se celebra uno de los festivales más conocidos de Japón: el Awa-Odori, un festival en el que grupos de gente vestidos con yukatas y trajes típicos bailan la danza awa. ¡Cachondeeeeooooo!

Nos ponemos a la cola, pero con mentalidad española, es decir, que cuando llegue el tren esto va a ser ‘gilipollas el último’ (los japoneses son los primeros que actúan así, así que no nos sentimos tan culpables). Total, llega el tren y codazos por un tubo. Entramos, sí, aunque no conseguimos sentarnos… En fin, una hora después, y con calor infernal (el aire acondicionado no puede bajar la temperatura con toda la gente que va en el tren) llegamos a Tokushima. Vamos a la oficina de información turística, en la que no tienen absolutamente nada en inglés (ni un mapa, nada), así que lo pillamos todo en japonés y nos apañamos bastante bien, sinceramente. Cerca de la estación, nos encontramos ya con ambiente “Awa-Odori”, pues vemos como un grupo está haciendo una demostración de la danza: chicas guapísimas vestidas con preciosos y coloridos yukatas e imposibles sombreros de paja, niños pequeños, hombres mayores… todo el mundo baila.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Damos un par de vueltas por la zona para ubicarnos y decidimos sentarnos en unas gradas de asientos no reservados a esperar… ¡dos horas! Eso sí, agradecemos habernos sentado, porque al rato todas las gradas estaban llenas, ya, jejejeje. Las dos horas pasan rápido, porque vemos a grupos de gente yendo y viniendo, ya vestidos, preparándose para el festival.

Con auténtica puntualidad japonesa, a las 18h da comienzo el festival y al final de la calle se sitúa un primer grupo de participantes. ¡Espectacular! Las chicas, con sus yukatas coloridos, bailan de puntillas con sus sandalias de madera geta, con poses imposibles. Otras chicas y chicos hacen el chorra, bailando al más puro estilo de danza de obon, mientras detrás se sitúan los músicos tocando el taiko (tambor), shamisen (bajo japonés de tres cuerdas), fue (flautas)… ¡una maravilla! Muy, muy divertido, además de muy espectacular:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después de muchas horas viendo a gente bailar, gritando y cantando nosotros también, comemos algo en los puestos de comida del festival (el mejor yakitori de nuestras vidas, ¡increíble!) y decidimos ir a la estación, a ver si podemos coger un tren anterior al que teníamos planeado coger (que llega muy tarde a Okayama), pero… nothing de renothing. Sí, Japón puede ser uno de los países más planificadores y organizados del mundo, pero se nota que Tokushima no es Tokio, porque aquí… ¡nos toca esperar una hora y media! Es increíble. Saben que hay uno de los festivales con más visitantes del país, que recibe miles y miles de personas (según se dice, hasta un millón de personas)… ¡y no refuerzan el servicio, y los trenes que hay a Takamatsu, cada hora y media, son de sólo tres vagones! Total, nos sentamos en el suelo, en una de las zonas que marcan la entrada de un tren a esperar… qué desastre.

Finalmente, a las 22h, llega el tren y como entramos los segundos podemos sentarnos, gracias a los kamisamas. Eso sí, el tren va petadísimo, la gente borrachíiiiisima y se nos hace un trayecto larguíiiiiiisimo. Encima, va con retraso y los últimos minutos son de infarto, porque el tiempo para cambiar a otro tren que nos lleva a Okayama es cada vez más justo… hasta que al final vamos tarde-tarde y ya nos vemos durmiendo en un love-hotel o en un Internet-cafe de Takamatsu. Peeeeeero, ahora sí que Japón se comporta como Japón y cuando llegamos a la vía 3, salimos corriendo (con otras personas) dando codazos para llegar al tren que nos espera en la vía 6. Debería haberse ido ya, pero como nuestro tren iba con retraso y sabían que probablemente había gente que tenía que cambiar, el tren nos ha esperado. ¡Fiiiiiiiu!

Pasada la media noche llegamos por fin a Okayama. Paramos en el Lawson (benditos konbini japoneses, en cada esquina y abiertos 24 horas) a comprar algo de beber y al ryokan. Efectivamente, la recepción está cerrada, pero la puerta del ryokan no, así que perfecto, cogemos la llave del bolso y ale, a la habitación. Cargamos baterías (hemos gastado todo), descargamos tarjetas, nos damos un ofuro calentito y a dormir, que mañana nos vamos a Kyoto. Estamos muy cansados, pero ha sido un día increíble: los jardines en Takamatsu preciosos y el Awa Odori de Tokushima una pasada, qué festival más chulo. Laura no para de decir que se ha convertido en su festival preferido de Japón. Y vamos a dormir con la musiquita del festival metida en la cabeza… ¡oyasumiii!

Próximo capítulo: Kyoto