Lost in Translation IV – Kagoshima

Jueves 9 de agosto

A las 8:30h hacemos el check-out (recordad, estamos en Beppu, ciudad balneario) y vamos directos a la estación donde cogemos unos onigiris (bolas de arroz con distintos rellenos) y unos cafés en lata para desayunar tranquilamente en el tren, un Sonic 14 a Hakata. El tren para en Kokura, y como sale en sentido contrario hacia Hakata, giramos los asientos, para seguir en el sentido de la marcha hasta Hakata.

En Hakata cogemos el Relay Tsubame para ir hasta a Shin-Yatsuhiro, ya que el shinkansen directo entre Hakata y Kagoshima está todavía en construcción en este primer tramo, aunque mientras vamos con el tren, a menudo vemos las vías y viaductos en obras del shinkansen. Pero tampoco vemos mucho porque aprovechamos para dormitar un poquito por el camino después de tomar un zumito por la patilla (es lo que tiene el ‘green car’). En Shin-Yatsuhiro tenemos que cambiar de tren otra vez: cogemos el moderno shinkansen Tsubame a Kagoshima, un tren muy moderno, con cortinillas de bambú, y muy espacioso.

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Llegamos a Kagoshima, donde están Yuko y su madre Midori esperándonos en la estación. Cogemos el coche y de camino a su casa, paramos a lo alto de las colinas de la ciudad para hacernos unas fotos con el volcán (activo, que no para de echar humo, y a veces hasta ceniza!) Sakurajima al fondo, ¡cómo mola el volcán!

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Dejamos las cosas en su casa, tomamos un tecito, les damos unos regalitos que hemos traído de España y ale, nos vamos al puerto de la ciudad a coger el ferry al volcán Sakurajima. En el ferry hacemos lo típico, es decir: ¡comer udon y soba con tempura! Jejejejee… entre el viento y la sopita, nos ponemos todos un poco guarrines, manchándonos la ropa, pero no importa, ^_^. Luis disfruta de su tempura udon y Laura de su tempura soba… ¡qué rico!

En poco más de quince minutos, llegamos a la estación de Sakurajima, por lo que sacamos el coche y vamos e dirección a uno de los puntos mirador de la isla, donde también hay un parque llamado ‘Dino-Park’ lleno de reproducciones de dinosaurios, pero de un cartón piedra que tira para atrás de cutre… Sí, nosotros nos hacemos la misma pregunta, por qué hay un parque de dinosaurios en las colinas del volcán… ni idea.

Total, que paseamos un rato por ahí, hacemos fotos serias (del paisaje) y frikis (de los dinosaurios) y volvemos a coger el coche para ir a otro mirador, algo más cercano y en uno de los puntos más altos (y en el que el acceso todavía está permitido) de la isla. Allí hacemos más fotos de rigor… al final, sin embargo, todas las fotos son iguales, pero cuando estás allí, no puedes dejar de hacer fotos al espectacular volcán.

Cogemos el coche de nuevo y vamos a ver la escultura de un famoso músico hijo de Sakurajima, que logró congregar en la isla unas 75.000 personas en un concierto multitudinario (lo que puso a prueba el buen funcionamiento de los ferries, jejejejee). De ahí nos vamos a una zona ya algo más alejada, pero en la que hay una especie de onsen para meter los pies, parecido a lo que contábamos de Beppu, y no veáis qué descanso!

Finalmente, acabamos en el Furusato Onsen, un baño termal natural situado al lado del mar. Normalmente, en los onsen normales uno va desnudo completamente, pero como este onsen es también un santuario sintoísta, y tiene su torii, para mostrar respeto a los dioses, los bañistas tienen que llevar un yukata de algodón. Eso nos permitió poder estar todos juntos en el onsen y disfrutar del relax que proporcionan las aguas termales naturales y del bello espectáculo de estar al lado del mar… ¡precioso de verdad!

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Después de pasar un buen rato en el Furusato Onsen, nos cambiamos y duchamos y cogemos de nuevo el ferry a Kagoshima. Se nos ha hecho bastante tarde, por lo que vamos al edificio del antiguo ayuntamiento, hoy convertido en espacio para restaurantes, a un restaurante bastante conocido y especializado en shabu-shabu.

Y allí, naturalmente, comemos shabu-shabu y ramen de Kagoshima, ¡qué deliiiiiiiicia! El shabu-shabu es un plato muy típico de la cocina japonesa y que en Kagoshima están orgullosos por su versión local. Básicamente se trata de cocinar, en la propia mesa, finas tiras de carne (carne de cerdo ‘negro’, en el caso de Kagoshima, parecido al ibérico español) con setas, tofu y otras verduras en un caldo de dashi hirviendo. Cuando la comida está lo suficientemente cocida, se moja en un bol con salsa ponzu y ale, ¡a disfrutar! Está realmente rico, menos dulce que el sukiyaki (un plato del mismo estilo, pero sabor bastante diferente), pero igual de sabroso. Los ramen, por otro lado, son fideos de origen chino degustados en sopa. Nosotros, primero comimos shabu-shabu y cuando ya nos habíamos terminado la carne y todas las verduras, cocinamos en el mismo dashi el ramen… ¡qué ricooooooooooo! Se nota la cara de disfrute que tenemos, ¿verdad?

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Con el estómago llenísimo, y muy cansados, llegamos a casa y directos al futon a dormir… ¡buenas noches!

Viernes 10 de agosto

Nos levantamos y hacemos un desayuno típicamente japonés, aunque el arroz no es blanco, sino ‘rojo’(sekihan), un tipo de arroz que se utiliza para las celebraciones (y celebramos que estamos todos juntos en Kagoshima, ^_^). Arrocito, pescadito, sopa casera de miso… ¡un lujazo!

Después, vamos con Yuko a reservar los billetes del día siguiente, que ayer con la emoción de ver a Yuko y a Midori se nos olvidó, ^_^. Se nota que ya estamos en Obon (festividad japonesa de recuerdo a los muertos, durante la cual las familias se reúnen), porque tenemos por primera vez en todo el viaje (y última, todo hay que decirlo), problemas para reservar en los trenes que queremos. Finalmente lo conseguimos, aunque en Hakata tendremos que esperar una hora para poder coger el siguiente tren, en fin…

Vamos en coche a recoger a la madre de Yuko (que se ha quedado en casa limpiando los cacharros del desayuno) y vamos todos juntos a unos jardines de estilo japonés, el Iso Teien (también llamados Sengan-en), que empezó a diseñar en 1658 el 19º señor de Shimazu y que tiene como particularidad unas preciosas vistas del volcán Sakurajima (lo que se ha considerado ‘paisaje prestado’ del jardín). Es especialmente interesante el arroyo donde el 21º señor de Shimazu celebraba veladas poéticas, en las cuales los invitados debían componer un poema antes de que la corriente del agua les acercara su siguiente copa de sake. En medio del jardín se encuentra Shimazu-ke, mansión que en el pasado fue residencia del clan Shimazu.

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Después de miles de fotos, ^_^, cogemos el coche y ale, ¡carretera y manta! Bueno, manta no, que hace calor, pero vamos hacia el sur de la península de Kagoshima y tenemos un ratito de viaje. Lo cierto es que no se hace largo para nada, porque vamos siempre paralelos al mar y podemos ir viendo cómo nos alejamos del volcán Sakurajima, viéndolo desde perspectivas distintas. A medio camino, paramos en un mercado de carretera a descansar un poco, hacer cuatro compras y tomar algo. Las vistas del mar son sencillamente preciosas.

Cogemos el coche de nuevo y vamos hacia un pueblecito situado cerca del monte Kaimon, famoso por sus restaurantes de somen-nagashi. Y naturalmente, vamos a comer somen-nagashi en un restaurante en plena naturaleza, rodeado de árboles y arroyos, con carpas nadando libremente, estanques y hasta un santuario. Allí, pedimos onigiris (bolas de arroz), inari-zushi (bolsitas de tofu frito rellenas de arroz), sashimi de carpa en salsa miso-zu (parecida a la mostaza) y naturalmente, somen-nagashi: fideos somen que dan vueltas y vueltas por un artilugio circular lleno de agua situado en cada mesa, para asegurar que los somen estan fresquitos, que es como se deben comer. Muy bueno todo y ¡muy divertido! Los somen venga a dar vueltas y vueltas por el agua y nosotros venga a cazarlos con los palillos, mojarlos en un cuenco con salsa de soja y venga a comer… J

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Con el estómago bien lleno y después de que Midori hiciera algunas compras más (especialmente para Lau ha comprado satsuma-imo, es decir, batata de Satsuma –antiguo nombre de Kagoshima-, que a Lau le encanta en tempura…), cogemos el coche de nuevo y vamos hacia Ibusuki. En el camino, eso sí, paramos a orillas del lago Ikeda para ver el llamado ‘Monte Fuji de Satsuma’, es decir, el monte Kaimon, y hacer algunas fotillos:

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Cogemos el coche de vuelta y vamos directos a Ibusuki, destino turístico famoso por sus baños de arena volcánica, ¡y para allá que vamos! Eso sí, antes nos encontramos con una amiga de Midori, propietaria de uno de los ryokan más exclusivos y caros de la zona, que nos invita a visitarlo más tarde. Total, nos dan un yukata, nos cambiamos en los vestidores, nos juntamos todos en la playa con nuestros yukatas puestos y bajamos a la zona especialmente reservada para los baños de arena volcánica. Allí, literalmente nos entierran en arena caliente durante 10-15mins (es el máximo recomendado)… ¡y venga a sudar! Es una experiencia rara, porque realmente sientes que tu cuerpo está sudado y desprendiéndose de toxinas… ¡y la arena es muy pesada! Laura parece que se lo pasa bien, mientras que Luis está casi asfixiado :D

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Pasados los minutos recomendados, salimos y Luis por su lado, las chicas por el otro, nos lavamos, limpiamos y duchamos y nos relajamos unos minutitos en el onsen de aguas termales naturales. Seguidamente, nos volvemos a juntar todos, cogemos el coche y visitamos el súper-ryokan de la amiga de Midori, ¡qué lujazo!

Cogemos el coche, paramos a comprar cuatro cosas para la cena, entre ellas chuhai, que se le ha antojado a Luis (es una mezcla de shochu, un licor típico japonés parecido al vodka, con zumos de frutas) y llegamos finalmente de vuelta a casa en Kagoshima. Allí, mientras nosotros descansamos y pasamos fotos, Yuko y Midori preparan un tempura delicioso… ¡qué delicia! Nos encanta el tempura de Midori, sobre todo porque tiene satsuma-imo, jejejejejejee… Ñam, ñam, ñam… Además, disfrutamos de la cena con el chuhai que habíamos comprado antes (de tres sabores diferentes!). Qué rico todo jejejeje… Además, como escuchan que Luis se pirra por el Calpis (una bebida refrescante típica japonesa, con un toque lácteo, y resulta que han comprado la última versión sacada por la empresa, con sabor a melocotón, sacan una jarrita y Luis se pone las botas de Calpis sabor melocotón).

La cena es divertida y entretenida, pues hablamos de muchas cosas. Entre ellas, la afición que Midori tiene por los kimonos. La mujer se emociona cuando se da cuenta de que Luis conoce bien el tema de los kimonos y le empieza a enseñar fotos de sus reuniones mensuales (una vez al mes, ella y sus amigas se juntan con sus kimonos para comer) y a hablar de kimonos, ¡es muy divertido! La sorpresa llega cuando nos regalan un yukata para Lau y un jimbei para Luis. Emocionados, nos los probamos, pero las chicas no tienen suficiente con hacernos fotos en la casa, así que nos obligan a coger el coche e ir a una zona nueva del puerto, para hacernos una sesión de fotos, jejejejeejeje (y vaya verguenza!!!). Eso sí, guapos estamos un rato jejeje

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Después de un buen rato paseando, charlando y haciéndonos fotos con los yukatas, volvemos a casa donde hacemos la maleta y ale, ¡a dormir! Que mañana tenemos medio día de viaje hasta llegar a nuestro siguiente destino: Okayama.

Próximo capítulo: Okayama, Takamatsu y Tokushima