Viernes 3 de agosto de 2012
Desde luego no tenemos jet-lag, ya que dormimos de nuevo como lironcillos hasta que suena el despertador. Y de hecho se nota que ayer fue el primer día y que dimos muchos tumbos, porque hay alguien que no quiere levantarse (a mí sí me despierta, que mi cara estaba donde él tenía el pie, jajajajajaa).
Después de duchas y desayunos, cogemos los bártulos y nos subimos a un shinkansen hasta Morioka y desde allí a otro hasta Hachinohe, donde llegamos a la estación «nueva» y tenemos que coger un trenecito-leré hasta el centro de la ciudad, a la estación de Hon-Hachinohe (la estación vieja, por decirlo de alguna manera). Es un trayecto cortito, pero con la tontería… ¡Eric se queda frito! Jajajajaja, muy gracioso, especialmente por su pose. Un minuto estaba jugando, al siguiente dormido ^^
Por cierto, que la noche anterior, al llegar al hotel, ya vimos que tenía la herida del labio mucho mejor y esa mañana, al levantarnos, lo primero que hicimos fue mirarle el labio para decidir si le llevábamos al médico o no… y no lo tenía nada hinchado y la herida empezaba como a cerrarse. No parecía infectado y tenía mejor pinta, así que nos quedamos más tranquilos, la verdad.
Cuando llegamos al centro de Hachinohe, pudimos pasear un poquito por sus calles y ver que realmente era un sitio especial, con ese toque de «pueblo antiguo japonés moderno», no sé si me explico…
Llegamos a la matsuri hiroba, es decir, la plaza y centro neurálgico del festival y decidimos comprarnos algo para comer en uno de los múltiples sitios de comida que había. Eric, como siempre, prefirió probar la comida de los otros antes que la suya propia… culo veo culo quiero ^^
Y con energía renovada, decidimos dar un paseo por el parque del castillo de Hachinohe. Según leímos, el castillo de Hachinohe se construyó en 1627 aunque no recibió el nombre oficial de «castillo» hasta 1838 (y es que el antiguo shogunato de Tokugawa solo permitía un castillo por área). Sin embargo, el gobierno de Meiji ordenó la destrucción de cualquier fortificación feudal, por lo que por desgracia, desde 1871 ya no queda nada del castillo, pero en las inmediaciones del parque podemos encontrar el precioso santuario Miyagi Jinja que merece la pena ver.
El parque del castillo tiene vistas sobre la ciudad de Hachinohe y un pequeño estanque, con un pequeño salto de agua, que marca el lugar exacto donde estaba el castillo de Hachinohe.
Además, había un parque infantil donde ya os podéis imaginar que nos pasamos un buen rato. Y es que había varios toboganes, a cual más grande, que llamaron mucho la atención a Eric… ¡y ale a subir y a bajar!
Después de pasarnos un buen rato en el parque, decidimos dar una vuelta por la ciudad y ver por dónde pasaba el desfile del matsuri. Como ya habíamos visto el día anterior en Aomori, en Japón lo típico es colocar tu esterilla en el suelo y ale, a disfrutar sentado del matsuri. Eso sí, en Hachinohe el día se había levantado… ¡fresquito! Bueno, más que fresquito… ¡hacía frío! Y nosotros no llevábamos chaquetas, claro, así que lo pasamos un poco mal.
Al final decidimos sentarnos en el suelo y esperar a que empezara el festival. Un señor japonés que estaba a nuestro lado jugó un buen rato con Eric y sus shinkansen, así que se nos hizo la espera más amena. Preparamos las cámaras y cogimos posiciones para ver el Sansha Taisai, una procesión de 27 carrozas y 3 mikoshi (templos portátiles) que tiene casi 300 años de historia (comenzó en 1721) y que en 2004 fue designada como Patrimonio Cultural Inmaterial de Japón.
El origen del festival lo encontramos en el santuario Shinra y como muchos en esa época la idea era ofrecer plegarias a los dioses para evitar daños a la ciudad y conseguir buenas cosechas. Más adelante, se unió a la celebración el santuario Shinmei y se añadieron los populares bailes del Tigre (toramai, muy típicos de la región de Tohoku), protagonizados por los propios ciudadanos de Hachinohe, y otros grupos y actuaciones folclóricas más.
En el caso del Sansha Taisai, los participantes no se reparten por todo el recorrido, así que tardamos un poco más en ver algo, pero cuando finalmente se fueron acercando… flipamos. Es un festival muy muy muy curioso. Os lo intento describir, a ver si consigo que os hagáis una idea (lo siento, voy a tardar un poco en procesar vídeos, así que con mi explicación y las fotos de momento tenéis que tener suficiente ^^).
Primero aparece uno de los primeros mikoshi o templo portátil, al que los vecinos y comerciantes de la zona hacen ofrendas allí mismo, en directo. El mikoshi va acompañado por un séquito de sacerdotes, jóvenes del templo, etc.
Luego vienen las carrozas que están precedidas por el abanderado y una o dos chicas con bastón metálico y farolillo (aunque alguna sólo tenía el bastón), que se sitúan delante del grupo de participantes que tiran de la carroza.
Y ¡ay! las carrozas… ¡son carrozas súper-híper-mega-kitsch con colores fosforitos y temática extraña (con elementos rarunos, ^^), por decirlo de alguna manera. De algunas carrozas sale humo y casi todas tienen partes móviles que se alzan varios metros.
En todas las carrozas, escondidos entre tanta figura y tanta cosa rara, hay jóvenes tocando el taiko y cantando la canción del festival.
Además, como ya he comentado antes, entre las carrozas hay otro tipo de comparsas, como las del Baile del Tigre (toramai), que es un baile muy típico de la región.
… y comparsas de tigres de origen chino.
Además, podemos encontrar también representaciones de la historia de los samurái de la zona, comparsas de estilo kabuki… de todo un poco:
Y lo que no falta nunca, en ningún matsuri que se precie, es la música de los tambores taiko y las flautas y la alegría de los participantes en yukata tuneados y sombreros hanagasa de todo tipo.
Una vez visto todo el desfile, volvimos a la plaza central (donde se iban aparcando las carrozas) a ver el ambiente (había actuaciones cómicas y música en el escenario) y a comer algo más (los puestos de comida estaban a tope de rendimiento).
Y después de cenar, decidimos ir a la estación y coger un shinkansen de vuelta a Kitakami, que oooootra vez se nos ha hecho bastante tarde, jajajajaja, y al día siguiente teníamos otro día interesante, ¡Morioka!
Un beso,
Lau (Luis y Eric)
Pd. Como siempre, os dejo el enlace al resto de fotos. Podéis encontrarlas aquí.
Eric y tú tenéis exactamente la misma sonrisa. Mola.
Jajajajajaja, ¡gracias!
Yo quiero un carrito como el del sacerdote!!!
PD: Me encanta la cara de Eric en el tobogán y lo envidio ;)
Jajajjaaja, ¡y yo! anda que no iba cómodo, el tío… :)