La semana pasada estuvimos unos días en Barcelona, en un viaje de relax, tranquilidad y casi secretismo (aunque con este mundo 2.0, es difícil callarse y mantener un secreto, jejejeje). La idea era escaparnos de Madrid, especialmente después de la muerte de la madre de Luis. Necesitábamos aire fresco, necesitábamos relajarnos, estar tranquilos, los dos, solos, para poder superar el golpe y volver con energía. Por esa razón no quedamos con demasiada gente, espero que todos los que estáis en Barcelona sepáis entenderlo.

Llegamos el martes por la tarde con un AVE directo desde Puerta de Atocha y desde Sants cogimos un taxi directamente a nuestro hotel: el W Barcelona, más conocido como «hotel vela» por su forma de vela, obviamente ^_^. El hotel está situado en una zona ganada al mar, al lado de la Barceloneta… ¡y es una pasada! Hace menos de 2 meses que abrieron, con lo que se nota que hay cosillas que todavía tienen que pulir, pero lo cierto es que la estancia ha sido muy cómoda y buena. Ya veréis las fotos que suba Luis a su flickr, ya… :))))
La noche del martes dimos un paseo por toda la playa de la Barceloneta hasta llegar a Ciutadella/Vila Olímpica, donde nos tomamos una cervecita y descansamos un rato… y desde ahí cogimos un autobús de vuelta al hotel, donde cenamos en el restaurante Wave del hotel.
El miércoles por la mañana, después de desayunar, Luis tuvo que hacer una prueba para un posible puesto de trabajo que un rato más tarde… ¡le ofrecieron! Sí, señor, llegamos a Barcelona y encuentra curro… alucinante, ^_^. De hecho, hoy martes él ya está currando (justo cuando yo ya me quedo en casa)… pero bueno, él ya os contará exactamente dónde trabaja y qué hace, no os preocupéis. Eso sí, yo puedo decir que me parece una muy buena oportunidad, un giro muy interesante en su carrera y que esto feliz por él.
En fin, que me lío. Después de la prueba, la oferta y aceptarla, decidimos dar un paseo por el centro de Barcelona. Empezamos por visitar el Mercat de Santa Caterina, que hace unos años se rehabilitó y ahora cuenta con una cubierta ondulada de color obra de Enric Miralles que, desgraciadamente, poco se ve desde la calle (al menos los vecinos que sufrieron las obras sí pueden disfrutar del resultado, ^_^):
Mercat de Santa Caterina
Allí nos tomamos algo y decidimos cruzar a Les Rambles a comer al restaurante Attic. Después, nos acercamos a La Boqueria a pasear un ratito (¡yo esperaba que las pescaderas le dijeran algo a Luis, pero claro, como iba con la cámara parecía un turista más!):
La Boqueria
A continuación, subimos por Les Rambles hasta la Plaça de Catalunya, donde hicimos una parada técnica en la oficina de información turística y desde allí subimos paseando tranquilamente por Passeig de Gràcia, viendo la Casa Batlló y la Pedrera:
La Pedrera
Desde allí, y después de descansar un rato, fuimos xino-xano a la Sagrada Familia… ¿la veremos algún día acabada? Nosotros quizá no, pero Minibicho quizá sí…
Sagrada Familia
Esperábamos ver iluminada la Sagrada Familia, pero nada de nada, parece que Barcelona ahorra en electricidad y decide no iluminar algunos de sus edificios más famosos (como la torre Agbar, de la que ya hablaré más adelante). Total, que al final decidimos volver al hotel y cenar otra vez en el restaurante Wave, porque el restaurante Bravo todavía no estaba abierto (lo inauguraban justo ese día, pero sólo con invitación). Y relax…
El jueves decidimos pasar la mañana en la Anella Olímpica, viendo l’Estadi Olímpic, el Sant Jordi, bajar por las escaleras mecánicas y ver el Palau de Montjuïc, el pabellón de Mies van der Rohe y las fuentes de Montjuïc en la zona de la expo/Plaza de España. Fue un paseo espectacular, porque además hacía un día de lujo… ¡en manga corta que nos quedamos!
Anella Olímpica
Desde Plaza España, decidimos coger el metro e ir al Park Güell. Yo siempre había ido con el autobús que te deja en la puerta, pero esta vez no me acordé y decidimos coger el metro… ¡mala elección! Sí, hay escaleras mecánicas, pero en algunos tramos no hay y… ¡cómo cuesta subir la cuesta! Luis tiene una foto mía, agarrándome la barrigota minibichil, en plena cuesta de subida… ¡qué mal lo pasé! Eso sí, el Park Güell merece una visita, un paseo, siempre. No sólo por la arquitectura del parque, sino también por las maravillosas vistas que hay de la ciudad…
Park Güell
Y después de pasear, tomar el sol y relajarnos en el parque, cogimos el autobús y volvimos al hotel a darnos un baño y relajarnos hasta la hora de cenar, que hoy sí habíamos conseguido reservar en el restaurante Bravo de Carles Abellán, en cuya carta hay multitud de carnes de todo tipo y donde Luis disfrutó de lo lindo comiendo carne de kobe (australiana).
Hay que decir que estuvimos a punto de salir a hacer fotos del pepino, perdón, de la Torre Agbar de noche. Pensábamos que podría estar iluminada, pero por suerte no salimos y nos quedamos en el hotel mirando por la ventana porque… ¡no se iluminó! Buscamos en la página oficial, en Google, pero no supimos encontrar si tiene algún tipo de horario de iluminación… ¡qué desilusión! Luego vimos tanto el viernes como el sábado que tampoco se iluminó, así que nos quedamos con las ganas…
… pero para no quedarnos sin utilizar el trípode, después de cenar decidimos salir a la playa de la Barceloneta y hacer fotos nocturas desde allí a la zona de la Vila Olímpica y también a nuestro hotel. Ya veréis las fotos de Luis, merecen la pena :)
El viernes fue un día de descanso. Fuimos a la zona del Fórum y tal cual fuimos, nos volvimos, porque… ¡no hay nada! Fue una auténtica decepción. Total, dimos un pequeño paseo por allí (más que nada buscando si había algo…) y acabamos cenando en un centro comercial de Diagonal Mar, para volver al hotel, darnos un baño, relajarnos y básicamente no hacer nada hasta las 19h, cuando fuimos a ver el espectáculo de música y luz de las Fonts de Montjuïc… ¡merece mucho la pena! De 19h a 21h todos los viernes y sábados, cada media hora.
Fonts de Montjuïc
Allí nos reunimos con mi hermano Edu y su pareja Neus y después de disfrutar de un espectáculo de música de los 80 y un bonus track de «Barcelona», fuimos al barrio de Gràcia a pasear y a cenar a un restaurante etíope… ¡y estaba todo delicioso! Nos pusimos las botas, básicamente…
Restaurant Etiop
El sábado por la mañana, Edu y Neus vinieron a buscarnos al hotel (en realidad querían verlo y ver nuestra habitación, no vernos a nosotros, jejejejee) y desde allí fuimos a dar un paseo por el Born, el Gótic y el Call (barrio judío de Barcelona). La verdad es que el recorrido estuvo genial, nos contaron historietas y nos mostraron cosas graciosas que están escondidas por estas zonas (de ángeles, calaveras, tortugas, acueductos, sinagogas y demás va la cosa)… Se nota que los chicos disfrutan de vez en cuando de paseos turísticos por Barcelona, porque nos contaron cosas muy interesantes, ^_^.
¡La tortuga!
Paramos a comer en el segundo restaurante más antiguo de España: Can Culleretes. Allí comimos cocina tradicional catalana en un entorno de lo más singular. Sólo un comentario: como dijo Neus, algunas de las camareras parece que están ahí desde los inicios del restaurante, jejejejejee… Eso sí, comimos muy bien y lo disfrutamos mucho.
A la salida, dimos otra vueltecita por la zona, paramos en la Fira de Santa Llúcia para comprar un pequeño tió y desde allí fuimos directos a La Cerveteca a tomarnos… ¡una cerveza! Vaya sitio, Luis alucinó… cervezas raras y cervezas raras y más cervezas raras por doquier.
La Cerveteca
Allí estuvimos un ratito charlando y tomando cervezas raras y luego ya nos despedimos de Edu y Neus (¡nos veremos de nuevo cuando nosotros seamos 3!) y nosotros volvimos al hotel a descansar y a prepararnos para cenar en el restaurante Semproniana (siempre que estamos en Barcelona vamos allí)… como siempre, cenamos de lujo, aunque esto de estar embarazada y no poder comer ciertas cosas siempre complica el tema… ¡siempre se me va el ojo a aquellos platos que no puedo comer, jo! :(
Y con esto llegamos al domingo, último día en Barcelona. A las 13h nos reunimos con mis padres en el Maremágnum para tomarnos algo, charlar y comer antes de coger el AVE de vuelta a Madrid. ¡Gracias papis por acercaros a Barcelona a vernos, aunque sólo fueran tres horitas! :) Eso sí, qué día más feo nos tocó, eh… al menos nos libramos de la lluvia, aunque estaba cubieto, hacía frío y estaba feote, feote el día… pero bueno, en buena compañía siempre se pasa mejor.
Y estos han sido nuestros días en Barcelona. Últimas mini-vacaciones siendo dos… en las próximas, seremos 3… ¡qué ilusión!
Besotes,
Lau (y Luis)
pd. Podéis ver las pocas fotos que hice con la cámara pequeña, aquí… mientras esperáis a que Luis suba las suyas a Flickr, ^_^