Seguimos con el relato-fin-de-semanero, ^_^.

Después de dormir menos de seis horitas, piiip-piiip-piiip, ¡suena el despertador! Y ale, a levantarse, que hay que ir a ver invitaciones de boda y ramos de novia. Y es que habíamos quedado por la mañana con las chicas de DeFábula, en Las Rozas, así que ni cortos ni perezosos (bueno, perezosos sí que teníamos sueño), pillamos un bus interurbano y llegamos sin problemas a una urbanización pijilla de Las Rozas, donde las de DeFábula tienen su oficina.

Ahí estuvimos viendo invitaciones y de todas ellas nos gustaron mucho tres (sobre todo una, que era muy parecida a la invitación que queríamos hacer nosotros «a mano» antes de ver que quizá era demasiado trabajo…), pero los precios nos asustaron que dio gusto, se salían totalmente del presupuesto y de los precios que habíamos visto en revistas, así que nada, habrá que seguir buscando. Eso sí, al ver fotos de ramos de novia, la verdad es que tuvimos la sorpresa de encontrar el ramo que Laura tenía en mente antes de ir. Pero no vamos a decir nada más, para no estropear la sorpresa.

Después de comer tempranito y echarnos una siestecilla, a las 17h nos levantamos y nos preparamos para ir a Alcorcón, donde habíamos quedado con unos amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Nos acercamos al centro de ocio Opción y allí, después de tomar unas cervecitas y dar regalitos, nos fuimos al cine a ver la nueva película de Keanu Reeves, Constantine. La verdad es que no sabíamos muy bien qué esperar de dicha película y quitándole que empieza un poco lenta, la verdad es que la película pasa bien y es entretenida.

Antes de eso, y como teníamos algo de tiempo hasta la hora de la peli, decidimos darle los regalos al del cumpleaños… Como podéis ver en la foto,

lo primero que le dimos fue un kit de pintor, ya que ahora que tiene casa nueva hay que ayudarle a que la pinte… jejeje… Pero el regalo serio no era éste, eso está claro, sino el siguiente:

Un reproductor de DVD, Divx, y todos los protocolos habidos y por haber. Vamos, que casi se le saltaron las lágrimas de la emoción (vale, quizás no fuera para tanto, pero hay que darle un poco de vidilla al blog, no? :D)

Al terminar el cine, nos fuimos a cenar a un restaurante asiático del mismo complejo y comimos un montón de cosas: sushi, sashimi, tempura, pato chino, arroz tres delicias, ensalada con salsa de piña, yakitori, ternera con salsas, pollo con anacardos… Y sangría, muuuuuucha sangría. :)

Después de pegar unos bailoteos en una de las mil y una discotecas del lugar, decidimos unirnos a Javi y Marta, que ya se iban para casa. Y es que, para no perder la costumbre del fin de semana, el domingo teníamos que volver a levantarnos temprano…

Lau y Luis