Antes de quedarnos embarazados y hasta durante el embarazo nos preguntábamos si seríamos capaces de ser padres, si seríamos capaces de hacer todo lo que se supone que uno tiene que hacer, si seríamos capaces de saber todo lo que se supone que uno tiene que saber… Es decir, teníamos el miedo típico a no saber hacerlo o no saber hacerlo bien. Y por ello hicimos lo que muchos: buscar mucha información, leer muchos artículos y revistas, ir a un buen curso de preparación al parto… intentar «aprender» todo lo posible, vaya.

Ahora, 21 días después, nos damos cuenta de que ya puedes leer e informarte e intentar aprender que al final el lío lo tienes igual y tienes que hacer básicamente lo que te dicta tu instinto y tu corazón. ¿Que por qué digo esto? Por todas las contradicciones que nos hemos encontrado por el camino. Y no, no me refiero a contradicciones entre la vecina del cuarto y la panadera; no, me refiero a contradicciones entre distintos médicos y/o matronas. Es decir, ni la gente especializada en esto se pone de acuerdo en ciertas cosas… ¡esto es un lío! ¿Ejemplos? Ahí van unos cuantos:
1. A demanda vs. cada 3 horas: En el curso de preparación al parto, los médicos y matronas insistieron mucho en que la alimentación debía ser «a demanda», pero en la clínica se pusieron súper serios con que tenía que ser cada 3 horas, hasta si eso significaba despertar al peque haciéndole toda clase de perrerías.
2. Alcohol vs. no-alcohol: En el curso de preparación al parto, los médicos y matronas insistieron en que para limpiar el ombligo debíamos utilizar alcohol; en la clínica nos dijeron que eso era ‘de antes’ y que no hacía falta que pusiéramos nada. Seguimos el protocolo de la clínica y una semana después, al ir a revisión con la enfermera del centro de salud, nos dijo que no, no, que le teníamos que poner alcohol… pues vale.
3. Baño vs. no-baño: Los hay que dicen que no hay que bañar al peque hasta que no se haya caído el cordón del ombligo, pero en la clínica le venían a recoger todas las noches a las 22h para bañarle, o sea, que no seguían esa misma escuela…
4. Jabón vs. no-jabón: Los hay que dicen que el baño tiene que ser sólo con agua, que no se debe utilizar ningún producto porque los bebes «no están sucios» y no hay razón para utilizar jabón, mientras que otros te dicen que puedes utilizar algún jabón neutro y aprovechar para hacerle algún masajito, etc.
Y hay más que ya no recuerdo porque sinceramente, ya paso… al final, creo que cada uno hace un poco lo que le dicta el instinto y lo que le funciona en cada caso… y en esas estamos, practicando ^_^
Un besote,
Lau