Llevaba todo el día nublado y amenazando lluvia, pero amenazando sólo, así que cuando he ido a buscar a Eric a la guarde le he preguntado si quería volver a casa dando un paseo, quizá arriesgándonos a que nos cayera la del pulpo (y no Paul, precisamente). Eric parecía que tenía ganas de dar un paseo y yo también, necesitaba ese ratito, así que andando que hemos vuelto.

Esperando la tormenta
Y claro, Ley de Murphy, al rato, se ha puesto a llover. Primero han sido 3 gotas y ha parado. Nos hemos refugiado en una tienda de animales (Eric, chinchilla; chinchilla, Eric) y hemos seguido nuestro camino. Ahí ha surgido la primera «cara» de Eric. En cuanto le ha caído alguna gotita en la cabeza, ha mirado al cielo como enfurruñao, como cabreado pidiendo explicaciones… ¡me he partido de la risa! Pero aquí no acababa la cosa, no…
A los cinco minutos, oooootra vez gotazas con intensidad, así que nos hemos refugiado en una parada de autobús hasta que ha parado y otra vez hemos seguido con nuestro paseo. A los tres minutos, en un sitio donde no había donde cobijarse, trueno. Y no un trueno cualquiera, no, ¡vaya trueno! Y naturalmente, otra «cara» de Eric: ha abierto los ojos mogollón, medio enfurruñao y giraba la cabeza, mirando hacia todos lados, ¡pobrico! Jajajajaja… pero todavía no había terminado nuestra experiencia con la tormenta.
Comienza a llover más fuerte (¡muuuucho más fuerte!) y por suerte encontramos un árbol que nos da cobijo y esperamos hasta que… ¡cae un rayo! No a nosotros, no os asustéis, pero cerca. Tanto Eric como yo lo hemos visto bien y claro, ¡otra «cara» de Eric: ha parpadeado súper rápido, como diciendo, «¿esto qué es lo que es?»… ¡me he partido de la risa! Aunque no tanto al darme cuenta de que estábamos debajo de un árbol, así que en un sprint que ni el Lewis ése atlético hemos llegado a unos bajos donde hemos esperado a que parara un poco más.
Y así ha sido el «paseo» de hoy, íbamos parando cada 50 metros, buscando cobijo, jajajajaja. Pero ha sido genial verle descubrir una tormenta y ver cómo iba reaccionando ante las gotas, el trueno, el rayo… ¡me he partido de la risa! Fantástico. Y justamente hoy, lo necesitaba más que nunca. Estos pequeños momentos te hacen recordar lo maravilloso que es ser madre.
;)
Lau