Paris, Mon Amour!
[Luis al habla]: Este año, mi cumpleaños ha tenido una celebración de lo más especial. Y además de especial, sorprendente. Y es que Laura me llevó a París, a pasar un fin de semana romántico. Aunque de decir nada de qué cosas vimos allí, y de qué hicimos, creo que merece la pena ponernos en antecedentes… Y es que yo estuve en París hace 15 años, cuando el viaje de fin de curso de 3º de BUP, y siempre había querido volver, porque la ciudad me había encantado. Y claro, de vez en cuando comentábamos el tema y Laura se lo apuntó mentalmente.
Y hará cosa de unos dos meses, Laura empezó a prepararlo todo. Digo yo que fue hace unos dos meses más o menos, aunque ella podrá dar más detalles… Me dijo que me tenía que coger el viernes previo a mi cumpleaños, el 13 de abril, de vacaciones, «porque tienes que estar en casa porque viene la primera parte de tu regalo, te la van a entregar en casa y tienes que estar». Yo, por supuesto, no podía sospechar nada, así que me cogí ese día de vacaciones, y tan tranquilo (es un decir, porque la curiosidad me comía por dentro). Y ella no dejaba de pincharme diciendo que el regalo me iba a encantar, que era en varias partes, y que ya lo entendería todo en su momento. Justo el día antes, incluso me dijo que preparara la mochila con la cámara porque la necesitaría, y que además nos levantaríamos a una hora más o menos temprana, pero que no me preocupase porque la cámara sólo la llevaría durante 5 minutos. Claro, con esos detalles, yo pensaba que de alguna manera me había preparado una especie de gymkhana para los regalos, aunque me extrañaba todo muchísimo. Pero llegamos ya al día D, así que mejor contar las cosas día a día…
[Lau al habla]: Pero antes de que Luis se enrolle con la crónica, dejadme que os cuente lo muuuucho que me costó mantener el secreto, lo bien que me lo pasé organizándolo todo y lo nerviosa que estaba el jueves por la noche, ^_^. ¡Pero mereció muchísimo la pena! Tendríais que haber visto la cara de Luis, jejejejeje… Bueno, os dejo con la crónica…
Viernes 13 de abril
Nos levantamos prontito, y Laura me dice que no pregunte, y que le haga caso sin rechistar a todo lo que me diga. Me cuesta, porque estoy lleno de dudas, y no entiendo nada. De hecho, después de desayunar, incluso me dice que… ¡¡¡¡me tiene que encerrar en la cocina!!!! Pasados 5 minutos, me dice que salga, y veo el trolley preparado. Como estaba tan convencido de que tenía que venir alguien de correos o de alguna empresa de mensajería a traerme un regalo, y como pensaba que íbamos de gymkhana, mi primer (y estúpido) pensamiento es «vaya, igual lleva mi regalo en la maleta». Por supuesto, esto me dura 5 segundos en la cabeza, porque es evidente que nos vamos de viaje. Ahora entiendo lo de que tenga la mochila de la cámara preparada.
Me empiezo a poner nervioso, y busco todas las tarjetas de viajero frecuente de las diversas alianzas de aerolíneas, y veo que me falta la de Air France, pero Laura me dice rápidamente que no me preocupe, que no nos hace falta, que ya la buscaremos a la vuelta en todo caso, por lo que yo no le doy más vueltas. Bueno, pienso que como no me tengo que preocupar, volaremos con alguna aerolínea de bajo coste, para las que no tengo tarjeta (porque tengo de Iberia, de Spanair, y de Air France, con lo que cubro las tres grandes alianzas).
Llegamos al aeropuerto y Laura me dice que vamos a
Pasamos el control de seguridad, y le digo a Laura que no quiero sentarme en la zona de nuestra puerta de embarque, porque no quiero ver el destino hasta el último momento. Así que cuando quedan 10 minutos para embarcar, vamos para allá, y en efecto, ¡es París! ¡¡¡¡Qué bien!!!! (Aquí Laura al habla… tendríais que haber visto la cara de alelao que tenía Luis, jejejejeje, estaba más mono!!!!!!). Eso sí, lo que iban a ser 10 minutos de espera para embarcar se convierten en media hora, y luego, una vez dentro del avión, nos toca esperar más de la cuenta para poder despegar. Esta vez no es que haya pasajeros que no han embarcado y sus maletas están dentro, no es que haya mucho tráfico, no. Esta vez escuchamos una excusa nueva, que no habíamos oído jamás, y es que el avión no puede despegar porque al parecer hay maniobras militares sobre esa zona de Madrid y no tenemos permiso. Nos llegan a decir incluso que, de las 12:40 que era nuestra hora original de salida, vamos a tener que esperar hasta las ¡¡¡¡15:00 horas!!!! Al rato, el capitán nos dice que ha habido «suerte» y que podremos salir a las 14:00 horas. Qué bien, siempre que volamos con Air France nos pasa algo. Laura empieza a estar hasta las naricillas :D
Finalmente empezamos a movernos a las 14:00 horas, tal como había dicho el capitán (al menos hay que reconocer que el hombre era majete jejeje) y para que no nos quejemos demasiado (suponemos) nos dan algo para comer y todo… ¡lo nunca visto! Todo el mundo en la clase turista flipándolo, claro, porque ya sabemos que actualmente casi ni te dan las gracias. En fin, llegamos a París a las 15:25 horas, que no está tan mal. Pero claro, siempre pasa algo… Algo más, quiero decir. En este caso, las maletas tardan muchísimo en salir, hasta el punto que, en la cinta de equipajes por las que saldrán nuestras maletas, también pone que hay otros vuelos cuyas maletas saldrán por ahí, y a pesar de ser vuelos posteriores, sus maletas salen antes que las nuestras! Al cabo de 40 minutos, y después de que alguien preguntara a los operarios de equipajes, acaban saliendo todas las maletas del vuelo de Madrid, ¡por fin!
Nos vamos a la estación de RER (cercanías francesas) situada en el propio aeropuerto Charles de Gaulle, y ahí, menudo lío… Hay máquinas automáticas, pero que no dejan muy claro qué es lo que hay que coger. La cola para las taquillas es inmeeeeeensa, y cuando nos enteramos de que en las máquinas sí que se pueden sacar los billetes, resulta que ninguna acepta billetes, sólo monedas o tarjetas de crédito, pero muchas de ellas no tienen habilitado ni siquiera el pago con tarjeta de crédito (¡joer que cutre!, exclamamos), y claro, no llevamos en monedas los 16 euros que cuestan los dos billetes. Finalmente lo conseguimos, (oleeeee, ^_^) y ale, para el tren corriendo que se va en 1 minuto. Por dios, vaya trenes más cutres… Si es que hace 15 años, la última vez que estuve en París, ya eran así… Y con los 25 grados que hay en París, y la sensación de bochorno, no ayuda nada viajar en trenes sin aire acondicionado…
Llegamos a
Como hace un día espectacular, plenamente veraniego, hay un ambientazo impresionante. Paseamos por el Boulevard de Clichy para ir a parar a Sacre Coeur, uno de los símbolos más impresionantes de la ciudad, una basílica que se alza, grandiosa, en pleno barrio bohemio de Montmatre:
Allí, nos sentamos un rato a admirar las vistas y descansar del calor, visitamos la iglesia por dentro y vamos hacia el barrio más bohemio de París: Montmatre. Aprovechamos para pasear por la famosa Place du Tertre, toda llena de artistas que dibujan a los turistas mientras el resto se toma algo en las terracitas de la zona… Mirad, mirad:
… y perdernos por las calles de Montmatre, todas llenas de restaurantes, tiendas, locales para artistas…
… para acabar encontrando los dos molinos que todavía están en pie en la Rue de Lepic.
Esa noche queríamos ir a cenar al Refuge des Fondues, uno de los sitios de fondues más interesantes de todo Paris, además de por lo ricas que están, por lo peculiar del sitio. Laura ya había estado, hacía 6 años, con Amber, pero le apetecía mucho llevarme a mí, me había hablado mucho del sitio, etc… Pero a las 20:15, hora a la que llegamos, el sitio está hasta arriba y nos dicen que, si les decimos que queremos ir seguro, podrían asegurarnos un sitio para las 22-22:30 horas. A mí me apetece muchísimo, claro, porque no he estado nunca y es Laura la que me lo había recomendado, pero a Laura la idea le cuesta, porque el estómago empieza a gruñir (habíamos comido muy poco) y no quería esperarse tanto. Pero como es mi regalo de cumpleaños, hace de tripas corazón y reservamos. Mientras, hacemos tiempo tomándonos una cervecita por la zona, en una terraza en la que se está muy a gusto, y en la que nos clavan 14 euros por dos cervezas (¿quién decía que Escandinavia es una zona cara? :P).
A las 21:45 le digo a Laura de ir para el sitio de las fondues, aunque ella no tiene muchas esperanzas y se piensa que hasta las 22:30 no podremos entrar. Pero nada más llegar tenemos la suerte de que se van cuatro personas, así que, aunque tenemos una pareja delante de nosotros, entramos sin problemas. El sitio, para que os hagáis una idea, es muy pequeñito, y tiene mesas corridas a lo largo de las paredes laterales (que están todas escritas y graffiteadas por los visitantes que ha tenido el sitio en toda su historia. Y para pasar a los asientos de dentro, los que están pegados a la pared, como no hay espacio entre mesa y mesa, lo que hacen es poner una silla como escalón, para que alguien pase por encima de la mesa hasta el sitio interior. ¡Muy curioso! Y para continuar con lo curioso, la bebida (lo más normal es vino blanco o tinto) te la sirven en un biberón. Sí, tal como lo escucháis, ¡un biberón! Es un sitio genial. Laura, bebiendo vinito de su biberón y con la fondue allí esperando:
El menú es sencillo, porque básicamente no hay carta, sino que tienes un plato de entrantes, que tiene un poquito de todo (queso, salchichón, chorizo, aceitunitas…), luego una fondue a elegir, de carne o de queso, y postre y café. Nosotros pedimos la fondue de queso y biberón de vinito tinto ambos. Al poco rato se sientan a nuestro lado una pareja de italianos que, a primera vista, parecen simpáticos, pero que luego son un poco sosillos: ¡si es que no saben ni comer fondue! Primero piden ambos coca-cola, y luego, él, en lugar de pinchar el pan, mojarlo en el queso, y comérselo, echa los cachos de pan con queso en el plato y se los come luego de ahí. Además, cuando todavía nosotros estamos “empezando” con nuestra fondue, ellos ya se han terminado el postre. Si es que se habían dejado casi toda la fondue… duran realmente poco en el local, creo que no lo han disfrutado del todo, una lástima..
Y Luis, bebiendo vinito de su biberón:
Bueno, nosotros seguimos comiendo, que estamos hambrientos. De hecho, acabamos con dos cestas de pan, y nos llegan a traer la tercera, aunque ya hay poco queso en el recipiente! Y entonces, no sé ni cómo, nos ponemos a hablar con un francés sentado a mi lado, y con su novia. Un francés que iba bastante perjudicado etílicamente, porque anda que no le estaba dando al vinito el tío… Pero resulta simpatiquísimo, y con una mezcla de español, francés, e inglés, conseguimos entendernos. El hombre nos cuenta que tiene una página en MySpace, y que es actor (de cortometrajes de momento) y cantante, que curra en Giorgio Armani de Galerías Lafayette vendiendo bolsos y zapatos para sacar algo de dinero hasta que le llegue la fama, y nos acabamos partiendo de risa, recordando chorradas, y hablando de todo un poco. Llegamos incluso a hablar de Goldorak, el Mazinger Z francés, y luego, un grupito de 4 franceses que habían llegado más tarde, también muy simpáticos, nos preguntan el nombre, y cuando les digo que es Luis, cantan los cuatro a voz en grito «Booooonsoiiiir Luiiiiiiiiiis». Y luego lo mismo con Laura. Joder vaya pedal que lleva aquí la gente :D (para que luego se diga que no son simpaticotes los franceses…). Y el «líder» de este grupo de cuatro, cuando le decimos que somos españoles, nos empieza a hablar en español, pero cantando, encadenando frases sacadas de los estribillos de canciones españolas que ha escuchado: Hijo de la luna, Mujer contra mujer, Un rayo de sol, La bamba, y claro, todos retorcidos de risa…
A las tantas de la noche, y con mucho vino en el cuerpo, y mucho pan con queso también, nos vamos para el hotel, con la sensación de que, pese a la paliza del aeropuerto, y a lo mucho que hemos tardado desde que salimos de Madrid hasta que llegamos al hotel, el día ha merecido mucho la pena.Y mañana tenemos tooooodo el sábado para nosotros!!!!
(Nota de Laura: Realmente, Le Refuge des Fondues fue la caña… ¡vaya tontería que agarramos todos! Yo, a las 5:00h de la mañana tuve que levantarme a tomarme algo, tenía un dolor de cabeza resacoso de la muerte, jejejejeje…)
Sábado 14 de abril
Nos ponemos el despertador a las 9 de la mañana, para aprovechar bien el día. Tomamos un cafetito en la terracita de una cafetería cercana al hotel (¡2 euros por cada café espreso! ¡Vaya robo!) y cogemos el metro en Pigalle para ir hasta la Ópera. Allí damos una vuelta alrededor del precioso edificio de la Ópera, que lamentablemente tiene una parte en obras, así que las fotos no son todo lo perfectas que quisiéramos :D Un ejemplo:
Desde allí, tomamos, bajo un sol abrasador,
Hay mucho ambiente, pero no tenemos tiempo de entrar, así que vamos en dirección a los Jardines de las Tullerías, un precioso parque lleno de gente, y con un calor asfixiante… Eso sí, las vistas son preciosas…
Compramos un helado que se nos queda en nada, y seguimos haciendo fotos de todo lo que podemos, hasta llegar a
Llegamos al Arco de Triunfo, damos una vueltecilla por el Arco, fantástico él, con los nombres de todos los lugares en los que el ejército francés ha vencido, y con la tumba del soldado desconocido, y nos metemos luego en el PublicisDrugstore, un mini-centro comercial muy pijín él, situado en el lugar donde hace un tiempo estaba la oficina de turismo, que era lo que queríamos ver (básicamente queríamos ir al baño y pensábamos que en la oficina de turismo habría, pero bueno, en este centro comercial también… ¡y vaya baños más pijines! De estos de puertas transparentes…). Por cierto, os dejamos con una foto de nosotros dos delante del Arco:
Aprovechamos que estamos ahí para hacer planes para el resto de la tarde: que si
Cogemos el metro en Arc du Triomphe hasta Trocadero, para poder admirar desde ahí
Y anda que no impresiona ver esta mole de hierro en mitad de la ciudad. Vemos, además, como en los estanquillos que hay delante de la torre, la gente y los chavales aprovechan para refrescarse… los niños metiéndose completamente en el agua, como si de una piscina se tratara, a pesar de los carteles que dicen que está prohibido, :D, los mayores, remojándose sólo los piececitos. Aquí nos tenéis a nosotros dos (aunque el que hizo la foto estaba un poco mal, eh, porque ¡está torcida! En fin, es lo que tiene pedirle fotos a alguien…):
La torre está a rebosar de gente, así que lo que hacemos es imitar a los parisinos que hay tirados en el césped de los Campos de Marte, y nos quedamos un ratito ahí admirando la torre y descansando y viendo fotos de las hechas hasta el momento. Pero como somos unos culos inquietos y no podemos estarnos parados demasiado tiempo, se me ocurre que en lugar de ir directamente a Notre Dame, podemos pasar primero por los Inválidos y ver la tumba de Napoleón. Así que dicho y hecho, nos ponemos en marcha, llegamos hasta
Entramos en la iglesia y vemos la tumba de Napoleón, que es de una grandiosidad impresionante (debe estar al mismo nivel que el ego del emperador, viendo las altas columnas, y las grandiosas decoraciones clásicas del lugar). Aprovechando la entrada, y aunque tenemos poco tiempo, damos una vueltecilla por el Museo del Ejército, con una colección impresionante de armaduras medievales.
Tras terminar aquí, y en vistas del calor impresionante, entro en una tienda de barrio y me compro una botella de agua de litro y medio. Basta ya de mariconadas, de comprar botellitas de medio litro en las zonas turísticas, que encima son mucho más caras! Nos metemos en el metro de nuevo y vamos hasta Odeon, para cruzar el Sena desde ahí y dirigirnos hacia la Île de
Caminamos hasta la fuente de St. Michel, y desde ahí cruzamos el río sobre el puente de St. Michel y ¡ya estamos en la Île de
Damos una vuelta alrededor de la catedral, para verla desde todos los ángulos, y nos planteamos subir para ver París desde lo alto, y ver las gárgolas de cerca, pero lamentablemente hemos llegado un poquito tarde y ya está cerrado, así que nos vamos hacia el Pont Neuf, pero caminando por el paseo que hay a orillas del río, llenísimo de gente haciendo botellón o simplemente descansando al lado del río, aprovechando el buen tiempo. Y mirad, mirad qué barquito pasó mientras estábamos por la zona… ¡el Capitán Fracasse! El barco en el que Laura había reservado cenita romántica (os lo cuento ahora mismo):
Pero se nos empieza a echar el tiempo encima, porque Laura me tiene preparada otra sorpresa, que es la cena, y es que no es una cena cualquiera, sino una cena en un crucero por el Sena, a las 22:00 horas. Tenemos ambos unas ganas tremendas, así que nos vamos para el hotel para darnos una duchita y cambiarnos. No, descansar no toca todavía, porque no nos da tiempo. Menudo día que llevamos los dos de caminar y más caminar. Encima, en la estación del metro en la que nos hemos bajado, Abesses, subimos por las escaleras aunque vemos que hay gente que se espera al ascensor, y luego descubrimos por qué, y es que parece que la estación está excavada en el infierno, porque hay montones de escaleras que no parecen acabar nunca! (y el metro de París parece alérgico, además, a las escaleras mecánicas).
Pero cuando vamos hacia Bir Hakeim, lugar desde donde sale el crucero, ya no nos acordamos de esto, porque vamos con unas ganas tremendas de llegar al barco. Y nada más salir de la estación, además, tenemos una vista preciosa de
El barco por dentro tiene una pinta estupenda, y nos pedimos el menú especial, que incluye un cocktail de bienvenida, agua, vino y café. El cocktail lo puedes pedir con y sin alcohol, pero por lo que veo, es simplemente una mezcla de zumos tropicales, con el añadido de algún tipo de alcohol. Nosotros lo pedimos con, y tras probarlo, deducimos el tipo de alcohol que lleva: de desinfectar, porque está malísimo, súper fuerte, y parece peor que el peor garrafón. Encima, nos toman nota a los últimos de todos, y los 5 mini-entrantes los comemos los últimos de todos. Además, las vistas que yo tengo desde mi sitio no son las mejores, porque estamos sentados al lado del bar, en lugar de estar en mitad del barquito. Laura se preocupa, porque ella quiere que la cena sea perfecta, para culminar un día perfecto. Pero luego el camarero, muy simpático él, nos sirve con cierta presteza, y lo que parecía que iba a ser un pequeño desastre, siendo los últimos de todo, se arregla, porque nos sirven el segundo plato, un cacho de cordero asado con cebollita y puré de patas, riquísimo, con mucha rapidez. Lo bueno de esto es que como todavía queda mucha gente por comerse el segundo plato, y tienen que recogerlo todo antes de los postres, tenemos un rato para subir a la terraza que tiene el barco en su cubierta superior, y disfrutar allí de la noche parisina y de las vistas. Aquí Luis, con uno de los maravillosos puentes iluminados de París:
Hasta ese momento las vistas, de todas formas, no eran tan bonitas, porque estábamos en una parte del Sena muy a las afueras de París, pero justo cuando subimos nos damos la vuelta y empezamos a acercanos a la ciudad. Al rato, decidimos bajar a tomar el postre, que era una pequeña selección de tres cosas, y el café, para poder subir hacia la última parte, cuando volvamos a pasar por delante de Notre Dame, del Louvre, de
Aquí nos tenéis, con la Torre Eiffel iluminada:
Finalmente llegamos al embarcadero sobre las 00:00 horas, y qué puedo decir, ha sido un día fantástico, estupendo, y lo hemos disfrutado muchísimo. Yo me había propuesto ir a algún sitio a tomar algo para completar el día, pero estamos tan cansados que sólo podemos pensar en irnos hacia el hotel a dormir.
Domingo 15 de abril
Este día lamentablemente hay poco que contar, porque tenemos el avión a las 14:40 horas, pero entre que hay que llegar al aeropuerto con antelación, que hay que coger las cercanías, sólo nos da tiempo a bajar a desayunar en uno de los bares de la zona, y luego a descansar un poquito sentados al sol en el bulevar de la zona del Pigalle, rodeados de sex-shops y sitios de espectáculos eróticos :D
Recogemos todos los bártulos y vamos al aeropuerto, donde esta vez facturamos con mucha rapidez, y tras un vuelo sin incidencias reseñables, llegamos a Madrid, a un Madrid con un poco de lluvia y con más fresquete que el calorazo que hemos pasado, que nos ha hecho dejar los abrigos todo el fin de semana en la habitación del hotel. Vaya tiempo de locos. Estamos cansados, pero desde luego, ha merecido la pena muchísimo, por el viaje, por la cena, pero sobre todo, por el detalle, por la sorpresa tan grande que estuvo preparando Laura durante tanto tiempo (todavía no sé cómo consiguió mantenerlo en secreto y que no se le escapase nada!)
Besitos
Luis (y Laura)
P.d. Y si queréis ver más fotos, ya sabéis, id al MyMultiply de Laura o pinchad directamente aquí.
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Last April 16 was Luis’ birthday and to surprise him, i had organized a romantic weekend in Paris… and he didn’t know anything about it until the very last minute! It was so much fun… and romantic! As usual, you can follow what you did by reading the bold letters and watching the photos/video. Hope you like it!
And if you want to see more pics, you already know what to do: go to Laura’s MyMultiply or click here.
Love, L&L
Extensa crónica, pardiez!
Que bonito el París y vaya chica tienes jomio! vaya regalo!
Jejejeje… Mauro, no sabes lo que me costó mantener el secreto!!!!!
Besines
Lau
Joer, mira que sois frikis. Noche romántica y hablando de Goldorak (Grendizer para los amigos ^_^).
Dececon
(no sé qué narices pasa, no puedo usar mi usuario ¬_¬)
Que nooooo, que la noche de Goldorak fue la primera, la de la fondue, no la de la cenita romántica…
Dani, que no te enteras, hombre! :DDDD