Como ya comentamos, nos decidimos por ir a Suecia esta Semana Santa, sobre todo para aprovechar y visitar a nuestros amigos suecos Mathias y Jae, que además de no verles desde nuestra boda, han sido papás hace tres meses de una niña preciosa llamada Alma. Os contamos a continuación un resumen de nuestras idas y venidas :D

Sábado 31 de marzo

Llegamos con tiempo a la Terminal 1 para facturar en los poco saturados puestos de Ryanair. Sin problemas, facturamos rapidísimamente (es lo que tiene que ya tengan todas las tarjetas de embarque preparadas y sólo tengan que escribir el nombre a mano, sin asignar asientos ni nada parecido) y pasamos el control de equipajes sin mayor problema. El problema es la comida, porque en la T1 los puestos que hay son de los antiguos, de los que sólo tienen los bocadillos de jamón serrano y queso o de tortilla, pero como no hay otra cosa, nos sentamos a comer un bocadillito y ale, a la puerta a esperar. Cuando todavía falta mucho, unos suecos se ponen ya de pie para hacer cola, así que todo el mundo a correr y a hacer cola también… ¡es el problema de que no haya asientos reservados, todo el mundo tiene prisa por entrar al avión y coger buen sitio! Finalmente, como también nos hemos puesto en la cola cuando hemos visto la que se estaba montando, somos de los primeros en acceder al avión, por lo que Luis respira tranquilo al ver que tenemos asientos libres en las salidas de emergencia (asientos muy espaciosos, todo hay que decirlo), que entre unas cosas y otras es un vuelo larguito (unas 3,5h) y el nene tiene que estar cómodo, ^_^. Es lo que tiene tener las piernas largas!


El vuelo bien… no paran de ofrecer que si comida (carísima), que si cartones de lotería (carísimos), que si artículos del duty-free, y todo ello varias veces: ¡qué pesados! Pero bueno, aterrizamos puntualísimos y llegamos al súper aeropuerto de Goteborg City… alucinados, y es que hay dos aeropuertos en la ciudad y éste, según la guía, es el más pequeño… ¡y vaya si es pequeño! ¡Es diminuto! ¡Pero si es un hangar! Tal cual os lo decimos, eh… un hangar. Aterriza nuestro avión y al final de la pista de aterrizaje gira y avanza por donde hemos llegado, más que nada porque no hay otra pista, y entonces se para delante de la «terminal» (por llamarle de algún modo). Alucinante. Y ni fingers ni autobuses ni nada, abren las puertas del avión y a correr libres como perdices hasta el hangar-terminal, jajajajaja… ¡mola! :)))) Además así podemos sentir que no hace nada de frío y hace una tarde espectacular, con un solecito y un cielo azulado precioso… Nos hacen entrar justo por la sala de recepción de equipaje en la que hay una única cinta de equipajes, jejejejee… ¡claro, si es que sólo hay dos vuelos programados hoy en este aeropuertecito! Recogemos las maletas, salimos fuera y…. ¡ahí está Mathias esperándonos! Besitos, abrazos y ale, al coche y para casa de Mathias, que está Jae con su pequeña Alma (de 3 meses) preparando la cena. Y vaya coche el de Mathias… Un pedazo de Saab 9-5 2.0t BioPower, con todos los detalles habidos y por haber. Y qué cómodo!!!! :D


Una fotito de nuestros anfitriones, Jae, Mathias y la pequeña Alma (la hicimos al día siguiente, pero bueno, así les «conocéis»):



En coche, pasamos por el centro de Göteborg y nos dirigimos a casa de Jae y Mathias, que se encuentra en Västra Frölunda, a las afueras de la ciudad, aunque dentro de poco se mudarán a una casita cerca de la playa!. Al llegar, Alma ya está dormidita, y Chico, el perro, nos da una calurosa bienvenida y ahí nos espera Jae con los brazos abiertos y la cena lista y preparada, ¡muchas gracias! Cenamos, charlamos y unas horas después Jae nos lleva al piso de alquiler donde viviremos estos dos próximos días, en la zona de Linnégatan (calle Linneo, para entendernos :P), ¡y está genial! Tiene dos sofás cama bastante grandes y baño propio, así que perfecto. Además, nos recomiendan un sitio cercano para ir a desayunar la mañana siguiente, así cubrimos la falta de cocina en el piso. Y es que éste no es un piso normal, os contamos: es frecuente en Suecia que muchos bloques o urbanizaciones de pisos tengan como un espacio reservado para habitaciones/pisos de alquiler, de modo que si tienes visitas de amigos o familiares (y naturalmente no tienes espacio en tu piso), puedes alquilar estos pisos/habitaciones los días necesarios. Una amiga francesa de Jae, llamada Julie, vive en el centro en una urbanización de bloques de pisos que dispone de unos bajos para alquiler diario, así que nos quedamos allí. Lo bueno es que los precios de este tipo de pisos, como sólo se ofrecen a conocidos y/o familiares, son espectacularmente baratos, y teniendo en cuenta que Suecia es un país en el que el alojamiento es muy caro (en cuanto a hoteles, claro, porque los precios de las casas son otro cantar), este pisito se agradece enormemente :D


Domingo 1 de abril


Siguiendo las recomendaciones de Julie y Jae, desayunamos en el buffet sueco del café St. Tropez, que por 49kr te pones ciego a lo que quieras, aunque casi todo al estilo sueco: panes diversos, queso en lonchas, jamón cocido, salami, caviar (que los suecos lo toman en un tubo como de pasta de dientes), cereales, fil (especie de yogur agrio que, no sé por qué, a Luis le gusta mucho aunque cuesta hacerse con el sabor), zumito de naranja, y toneladas de café.


A media mañana, viene Jae con la pequeña Alma y esperamos en el piso a que venga Mathias, que ha ido a la estación de tren a recoger a una amiga japonesa de Luis que vive desde hace muchos años en Suecia, Misuzu, que además viene acompañada de su pequeña Moa de tan sólo 1 año. Al final, nos juntamos todos en el piso y después de darnos regalos, hacernos fotos y que se nos caiga la baba con las peques, salimos todos juntos a dar un paseo por la ciudad.

Aquí tenéis a las mamis y las peques, Misuzu y Moa, y Jae y Alma:


Salimos y nos encontramos con la Oscar Fredriks Kirka, la iglesia «del barrio» donde vivimos, bastante impresionante la verdad. Vamos en dirección al barrio de Haga, el distrito más antiguo de la ciudad (data de 1648) que hace unos cien años era un barrio de marineros y pescadores, con bastante mala reputación, mucha suciedad, alcohol, burdeles y demás. Ahora, sin embargo, es un barrio “rehabilitado”, con muchas tiendas chulas, edificios reformados, cafés molones y en definitiva un sitio agradable por el que pasear. Hoy es domingo y hace un día espectacular (¡hace calooooor!), por lo que todas las tiendecitas han sacado sus productos a la calle, hay tenderetes por todas partes y hasta los cafés venden sus dulces y postres en la calle. ¡Un ambientazo! Una maravilla… Mirad, mirad qué puestecito de flores más mono:



Desde Haga, cogemos la calle Vasagatan para llegar a la avenida principal de la ciudad, Avenyn (Kungsporstavenyn, para los puristas :P). Por el camino, vemos la Hagakyrkan (iglesia de Haga), algún que otro museo, la universidad… y un montón de casas y edificios preciosos. Paseamos tranquilamente por Avenyn que está a tope de gente, todos los suecos en mangas de camisa, tomando el sol en las terracitas y aprovechando al máximo el precioso día que hace, cruzamos el canal y paramos a comer en un restaurante griego, ¡que es bastante tarde, ya! (al menos para el horario sueco, ^_^). Aquí os dejamos con una fotito de la iglesia de Haga, mirad qué ambientazo en el césped, jejejeje:


Después de comer, nos despedimos de Alma, Jae y Mathias, que se van a casita a descansar y a sacar a Chico a pasear y nos quedamos con Misuzu y Moa. Decidimos subir Avenyn otra vez y acabar en Götaplatsen, donde aparte de la famosa estatua de Poseidón (presidiendo la avenida), se encuentran edificios culturales como el Konserthuset (sala de conciertos), el Stadsteatern (teatro de la ciudad) o el Kontsmuseet. Allí hacemos algunas fotos, jugamos con la peque y charlamos un rato al sol. Aquí tenéis a Misuzu y Luis y toda la Avenyn detrás:



Decidimos acompañar a Misuzu y Moa a la estación de tren (de vuelta a Jonköping, donde vive con Patrick), así que bajamos otra vez por Avenyn hasta llegar a la Centralstationen, donde antes de despedirnos de ellas, cogemos los billetes de tren que ya habíamos reservado desde Madrid para ir a Estocolmo. Esperamos a que sea la hora y nos despedimos de Misuzu y Moa… ¡muchísimas gracias por la compañía!


Ya solitos, decidimos aprovechar que hace un día espectacular y vamos paseando hasta la orilla del Göta Älv (el río Göta, que pasa por la ciudad), donde está uno de los edificios más representativos de la ciudad, el llamado «Lipstick» (aunque su nombre real es Göteborgsutkiken), un edificio de oficinas de formas bastante feas (todo hay que decirlo, aunque depende de con qué ojo lo mires, porque a Laura no le gusta y a Luis sí :P) de colores rojo y blanco (por eso se llama «lipstick» o sea, «pintalabios»), desde donde se disfrutan preciosas vistas del puerto. Cerca, está la Ópera de Göteborg, donde aprovechamos para sentarnos a descansar un rato de tanto paseo. Una fotito del «pintalabios», jejejeje, con los barquitos del puerto:



Con las fuerzas recuperadas, decidimos ir hacia nuestro barrio (que está en la otra punta de la ciudad) paseando paralelos al río y así poder ver las embarcaciones del puerto, los barcos de crucero, etc. Finalmente, llegamos hasta Roselund y Jarntorget, donde ya subimos por la calle Linnégatan y llegamos a casa a descansar.


Lunes 2 de abril


Hoy nos vamos a Estocolmo, así que cogemos sólo una maletita pequeñita con lo básico, dejamos el piso de alquiler y nos vamos a casa de Julie, que muy amablemente nos dejará su casa a partir del miércoles (justo cuando volvemos de Estocolmo ella se va a Francia, por lo que nos deja quedarnos en su piso, ¡genial!). Dejamos la maleta ahí, cogemos el tranvía nº1 en Prinsgatan hasta Centralstationen, desayunamos un poco y en menos que canta un gallo estamos en el X-2000 hacia Estocolmo, ¡genial! Y como a Luis le van los trenes (¡es un trainspotter!), ahí va una fotito:



Las vistas desde el tren son espectaculares, mucho bosque y mucho lago, sobre todo, y como los asientos son comodísimos (vamos en primera clase, pero tiene truco, y es que al sacar los billetes con mucha antelación, los precios son realmente asequibles, y por unos 12 euros adicionales vas en primera) y vamos solitos en un mini-compartimiento, pues las 3 horas de viaje se pasan rápido. Además, la llegada del tren a Estocolmo es espectacular… ¡qué vistas! Laura no para de decir que es precioso, y eso que acabamos de llegar. En 10 minutos, llegamos al hotel, el Nordic Sea Hotel, hacemos todos los trámites, dejamos las cosas en la habitación (que es pequeñita pero perfecta, muy moderna y confortable), comemos algo rápido y ale… ¡a disfrutar de la ciudad! Y sin abrigo, porque hace un sol y un calor espectacular.


Mirad qué guapo está Luis en esta foto tomada en el tren… ¡ñami!:



Paseamos desde la zona del hotel (a cinco minutos de la estación de tren, en pleno centro de Estocolmo) por Vasagatan hasta Helgeandsholmen, que es uno de las 14 islas en las que se asienta Estocolmo, justo en la desembocadura del lago Mälaren en el mar Báltico, y ésta en concreto tiene la peculariadad de que es la seda del Parlamento sueco, y es tan pequeñita que en ella sólo hay eso, el Parlamento :D. Cruzamos uno de los miles de puentes de la ciudad para dirigirnos hacia Gamla Stan, que es la parte antigua de la ciudad, como su propio nombre indica (la traducción de Gamla Stan es «ciudad vieja»), donde están los edificios y casas más típicos y pintorescos de Estocolmo, una maravilla de barrio. A continuación, fotito de la calle Västerlånggatan, ¡preciosa!:



Paseamos tranquilamente por una de las calles comerciales más estrechitas y con más ambiente de todo Gamla Stan, Västerlånggatan (calle larga del oeste), hasta llegar a la Tyska Kyrkan (o sea, la iglesia alemana), desde donde cambiamos de calle y paseamos por Österlånggatan (calle larga del este :P) otra calle bastante típica del barrio antiguo donde podemos ver la estatua de San Jorge (S:t Göran) con el dragón:




Pasamos de refilón por el Palacio Real (o Kungliga Slottet, que es el palacio que se construyó en el lugar donde estaba el que se quemó en el siglo XVIII, aunque ahora la familia real sueca viva en Drottningholm, otro palacio situado cerquita de Estocolmo, aunque más hacia el interior, también a orillas del mismo lago) y vamos directos hacia la Plaza Mayor (o Stortorget en sueco), que es una preciosidad, con sus casas antiguas de formas distintas y colores vivos, con cafés a sus pies y un ambiente muy muy interesante. Mirad, mirad:



Después de descansar un poco admirando la belleza de la Stortorget, volvemos al Palacio Real y desde ahí paseamos por el paseo Strömgatan (paralelo a la “costa”). Decidimos cruzar el puente Strömkajen para ir hacia otra islita de Estocolmo, Skeppsholmen, donde está el hostal juvenil más famoso del mundo, el Af Chapman, característico por tener un barco de vela anclado en las aguas de Estocolmo que tiene tanto habitaciones como café y restaurante. Desgraciadamente, el barco está en proceso de rehabilitación, por lo que no se encuentra en la isla… ¡lástima! Pero las vistas son preciosas:



Volvemos sobre nuestros pasos, pero en vez de ir hacia la izquierda (que sería volver hacia el «centro»), decidimos girar a la derecha en dirección a otro barrio de la ciudad, pasando de puntillas por los límites del conocidísimo Kungsträdgården, y alcanzamos la plaza llamada Nybroplan, en la que nos sentamos un poco a descansar y tomar el sol (a recuperar fuerzas, en realidad, que el paseo estaba siendo espectacular, ^_^), pero decidimos ponerlos las pilas otra vez pronto e ir paseando por Strandvägen. Desde ahí se ve, a lo lejos, Djurgården (jardín de animales), una zona de Estocolmo en la que se encuentra Skansen (que es un museo al aire libre en el que se encuentran reproducciones de casas y tradiciones de toda Suecia), el Nordiska Museet (museo nórdico) y el Vasa Museet (Museo del barco Vasa). Mires hacia donde mires, Estocolmo es precioso:


Al rato, decidimos volver sobre nuestros pasos e ir por Birger Jarlgatan (calle dedicada al fundador de Estocolmo) hasta Stureplan, donde giramos a la izquierda hacia Kungsgatan, una amplia calle comercial. Desde ahí, callejeamos por Sveavägen y salimos a Sergels Torg, famosa plaza con un peazo obelisco extraño y donde se encuentra la Kulturhuset (casa de cultura) donde nos sentamos a descansar un ratillo y repasar fotos. Aquí la placita en cuestión:



Estamos algo cansados y es un poco tarde ya, así que decidimos volver al hotel (está ya a cinco minutos, ¡hemos andando un montón!) a descansar un rato y prepararnos para la cena… Y es que para cenar decidimos ir a otra zona un poco más alejada, Södermalm, la isla del sur, y cenar en el Östgöta Källaren, que según nuestra Lonely Planet es un pequeño restaurante donde sirven buena comida típica sueca (llamada hustmanskost) a precios razonables, con baja iluminación y velitas en la mesas… Así que cogemos el metro y allí que vamos. Por suerte, el restaurante está lleno pero queda una mesita para dos, ¡justo para nosotros! Y qué pinta tiene todo, espectacular… Para empezar decidimos compartir uno de los platos más típicos (y deliciosos) de Suecia, el Gravad Lax (salmón marinado con una salsa especial a base de mostaza y eneldo) y de principal ambos decidimos decantarnos por la carne (Luis un filete de buey con una salsa especial y Laura un filete a la pimienta con salsa también), todo acompañado de patatitas, que parece ser que es muy típico aquí. De postre, Luis se pidió un tartita de chocolate y Laura un trocito de queso camembert frito con una mermelada típica de Escandinavia de un fruto llamado “Hjortron” (nombre latino, “Rubus Chamaemorus), que parece que en español se traduce por mora de los pantanos o mora ártica. Pues eso. En fin, que estaba todo deliciosooooooooo, pero mucho mucho, eh. Tanto que decidimos volver al hotel andando (aunque estábamos bastante lejos), ¡así bajábamos la comida! Por lo que fuimos andando hasta el extremo de la isla sur, Slussen, desde el que cruzamos hacia Gamla Stan y una vez más cruzamos hacia el centro, en dirección a nuestro hotel. Estuvimos un buen rato paseando, pero la verdad es que hacia una noche preciosa (nada de frío ni viento) y nos fue muy bien para bajar la cena, jejejejeje.

Os dejamos con un detallito de Gamla Stan, para que veais lo precioso que es este barrio:


Martes 3 de abril

¡Como ha cambiado el tiempo! Si durante el día anterior habíamos ido sin chaqueta, hoy hace un viento increíble, un viento de esos fríos que te hiela la cara y el cuerpo en general. En fin, será cuestión de andar mucho para entrar en calor, jejejejee.

Después de desayunar en el hotel, vamos en dirección a Slussen, donde subimos un montón de escaleras para tener unas preciosas vistas de la ciudad desde la plataforma de Katarinahissen (un ascensor que hay que te sube los 38 metros que separan el nivel del mar del restaurante Gondolen, uno de los más pijos y caros de la ciudad). Eso sí, imaginaos, si a nivel del mar hacia viento, unos cuantos metros más arriba la cosa era impresionante… ¡Laura se convirtió en los “pelos-locos”! Jejejejejeje… Hacemos muchas fotos en la zona, porque las vistas son realmente espectaculares, y como el cielo está un poco cubierto, las fotos quedan preciosas… un ejemplo, aunque hay miles:

Bajamos y vamos hacia Riddarholmen (otra islita) para tener unas vistas interesantes del Stadshuset (el ayuntamiento, vaya), pero dejamos la visita al ayuntamiento para el día siguiente y decidimos ir a Gamla Stan de nuevo, para ir a ver el cambio de guardia al ladito de Stortorget. Allí estamos un buen rato, viendo los guardias yendo y viniendo, escondiéndose detrás de columnas (sí, sí, escondiéndose, lo habéis leído bien), saliendo disparados corriendo de detrás de las columnas (sí, sí, corriendo, lo habéis leído bien). En fin, un cachondeo de cambio de guardia… nos gustó, oye, a ratos era “cómico” y todo, jejejejeje. Aunque no nos reiremos mucho, que sabemos que nuestro amigo Mathias nos lee, y nos contó que cuando le tocó hacer la mili, hizo de guardia real durante unos días. Y es que, al parecer, hoy en día el honor de ser guardia real del palacio es algo que ya no está reservado a un cuerpo específico del ejército, sino que está abierto a todo el ejército por igual.

Mirad qué monos los soldaditos, jejejeje:

Pelados de frío (el viento es matador), decidimos volver andando al hotel a dejar unas cosillas, comer algo rápido (cae un kebab, si es que es de lo más barato y rápido) y cogemos el autobús nº 47 en Sergels Torg para ir a otra zona un poco más alejada del centro de Estocolmo, Skansen. Bajamos en la última parada del autobús y retrocedemos para pasear por la zona y ver (desde fuera) el Grönalund Tivoli (el parque de atracciones), la entrada de Skansen (el parque al aire libre con casas y tradiciones de toda Suecia), el Nordiska Museet y el Vasa Museet, al que finalmente decidimos entrar a visitar. El Museo del Vasa es un museo que gira alrededor de un antiguo barco sueco llamado Vasa, que el mismo día de su botadura (el 10 de agosto de 1628), a los pocos minutos de estar navegado, no pudo con una pequeña racha de viento, se torció y se hundió en las profundidades del Saltsjön. Nada más y nada menos que 333 años más tarde, el barco fue localizado y en un largo proceso de varios años, fue llevado otra vez a la superficie… ¡alucinante! El barco es naturalmente la pieza principal del museo, y casi todo lo que vemos hoy en día es original (lo recuperaron casi todo, ¡increíble!, aunque tiene su explicación, y es que las aguas del Báltico son demasiado poco saladas como para soportar la vida de la termita que carcome la madera sumergida), pero el museo es mucho más que eso y muestra varios documentales sobre el proceso de recuperación del barco, sobre la investigación que hubo en el siglo XVII para esclarecer las causas (y el culpable) del suceso (se disponen de los archivos originales de los interrogatorios que se llevaron a cabo), sobre los colores y la pigmentación real de la madera del barco (alucinante, dorados y colores vivos con todo lujo de detalles por todas partes… ese barco era un «mira lo poderosos que somos», aunque se hundiera, jejejejee), sobre el proceso de rehabilitación de todas las partes, sobre la vida en Estocolmo en el siglo XVII, paneles que explican las distintas partes del barco… extremadamente interesante.

Vale, es imposible poner una foto de todo el barco (¡es demasiado grande! ¡Enooooorme!), así que os ponemos una foto de Lau delante de (sólo) la proa del barco, así os podéis hacer una idea de lo grande que es:

Después de casi 3 horas en el museo (¡si es que da para mucho! Es una maravilla), cogemos otra vez el autobús nº47 hasta un pequeño parque en pleno centro de la ciudad, el Kungsträdgården, que hoy está poco animado por el viento frío que hace… En primavera y verano, o mejor dicho, cuando hace bueno, está muy animado, con tenderetes, terracitas y mucha gente, pero hoy… En fin, allí nos sentamos un rato a descansar y finalmente vamos al hotel a dejar los trastos, que es hora de cenar.

Decidimos cenar cerca del hotel, en un restaurante de carne a precios módicos llamado Jensen’s Bøfhus (es una cadena danesa, de ahí la «ø» en lugar de la «ö» sueca :P) también ambientado con velitas pero menos romántico que el de la noche anterior, todo sea dicho. Comemos bien y hacemos tiempo para la actividad más esperada de la noche… la visita al ABSOLUT ICE BAR STOCKHOLM! ^_^

Y es que habíamos reservado poder acceder al Bar de hielo de Estocolmo a las 21:45h, así que unos minutitos antes ya estábamos ahí (en el hall de nuestro hotel, el Nordic Sea Hotel, que dicho sea de paso es el hotel que alberga este bar, aunque se puede ir al bar sin ser cliente del hotel, por supuesto). A los pocos minutos, nos llaman, nos ponen una especie de ponchos térmicos que llevan colgados los guantes (para Laura los “peaaaacho guantes”) y ale, ¡para dentro! Y qué podemos decir, ¡es una pasada! Absolutamente todo está hecho de hielo, de hielo del río Torne, en la Laponia sueca… ¡una maravilla! Lo curioso es que los otros Icebar que hay, en Londres, Milán, Tokio y ahora en Copenhague, el hielo utilizado también es del río Torne! Imaginad para trasladarlo a Japón! La temperatura se mantiene constante a -5º C, así que hace frío, pero tampoco tanto… uno no puede evitar quitarse los guantes y tocar la barra del bar, parece cristal pero no, no lo es, es hielo de verdad, increíble. Aquí nos tenéis, jejejeje:

Pedimos dos cocktails hechos con distintas variedades de vodka Absolut (aquí tienen todas las variedades que uno pueda imaginarse) y ale, a beber del baso… ¡de hielo! Si es que cuando decimos que todo está hecho de hielo es verdad… Allí pasamos tres cuartos de hora, bebiendo, haciendo fotos, tocando el hielo y flipando en general… aunque el bar es pequeñito y hay gente, la verdad es que es una experiencia increíble y muy-muy divertido. ¡Os lo recomendamos! Aunque si esto os gusta, lo mejor es pasarse por el hotel de hielo en Jukkasjärvi, en la Laponia sueca, que es el verdadero originante de esto de los Icebar… Nosotros tenemos pensado ir, antes o después :D

Os dejamos con una divertida foto de Lau, escondiéndose detrás de paredes de hielo, jejejeje… ¡ay, el vodka!


Miércoles 4 de abril


Después de desayunar y hacer el check-out, decidimos ir al Ayuntamiento. Aunque por desgracia no se puede subir a la torre (desde donde, en teoría, uno puede disfrutar de vistas espectaculares de la ciudad… pero están remodelándola o algo), nos pasamos un buen rato en el jardín del ayuntamiento, haciendo fotos a diestro y siniestro. Aquí una vista del ayuntamiento al completo, visto desde fuera:



Paseamos un poco por las orillas cercanas, donde hay varios yates atracados esperando la llegada de la primavera y finalmente vamos paseando de nuevo hacia Gamla Stan, el barrio antiguo de Estocolmo. Y aprovechamos para pasar por la calle más estrecha de la ciudad, mirad, mirad:



Y acabamos sentándonos en uno de los cafés de la Plaza Mayor, tapándonos con las mantitas que hay sobre las sillas y tomar un (típico) chocolate caliente con nata con un (típico) bollo de canela (llamado kannelbulle). Y sí, habéis leído bien, “mantitas”. Y es que todas las terrazas tienen sobre cada silla una mantita para que uno al sentarse pueda taparse las piernas o el cuerpo si tiene frío, ¡mola! Jejejejejeje… Y para ejemplo, un botón: aquí tenéis a Luis disfrutando de su chocolatito y su kannelbulle bien tapadito con una mantita:


Allí estuvimos un buen rato, viendo la gente pasar, disfrutando del ambiente de esta preciosa plaza, tomando nuestro chocolatito y el bollito… una maravilla. Escuchamos música y tambores cerca, así que cuando nos cansamos de estar ahí, decidimos acercarnos al Palacio Real, que el cambio de guardia de hoy es con orquesta… ¡y vaya orquesta! No tocan la típica música oficial, militar, etc… no, no… es música festiva, casi popera… ¡una pasada! De hecho, Luis asegura que en su anterior visita a Estocolmo los escuchó tocar música de Abba, aunque Laura no termina de creérselo… Y los movimientos de los músicos también resultan la mar de cómicos… desde luego, nunca definiríamos el cambio de guardia en Estocolmo como “aburrido” o “clásico” o “tradicional”, sino que es más bien… divertido, jejejeje. ¡Música!

Se acerca la hora de irnos, así que volvemos paseando al hotel, cogemos nuestras cosas, vamos hasta la estación de tren, compramos algo de comida y ale, subimos al X-2000 de vuelta a Göteborg. Laura come y duerme placidamente las tres horas que dura el viaje, mientras Luis lee la revista de Fórmula 1 que se ha comprado en la estación. Al llegar a Göteborg, cogemos el tranvía nº1 hasta Prinsgatan y vamos a la casa de Julie, un «piso Ikea» la mar de chulo. Todo es de Ikea, pero la decoración es fantástica y todo está nuevecito, una maravilla.

Compramos cuatro cosas para desayunar en casa los próximos días y a las 19:30h, Mathias nos recoge con el coche y nos lleva a su casa, donde cenamos y charlamos un buen rato… ¡muchas gracias por todo, de nuevo!

Jueves 5 de abril


A media mañana, Jae, Mathias, la pequeña Alma y Chico (su perro) vienen a buscarnos para ir en coche a la costa de Göteborg, la playa, vaya. Eso sí, no hay arena, sino rocas enormes y bastante suaves, lo que da un toque característico a la zona. Pasamos un buen rato por la zona, paseando, charlando y jugando con Chico que está como loco, claro. Una vista de la costa/playa:



Después, dejamos a Chico en casa y nos vamos al Ikea… allí, echamos un vistazo a las cosas que tienen (que Jae y Mathias se mudan pronto a una nueva casa, ¡y hay que comprar cositas!) y acabamos en el restaurante para comer el plato más típico de Suecia, las köttbullar (albóndigas suecas). Los chicos optan por el plato de 20 pelotitas, ^_^, que vienen con sus patatas cocidas, su salsa de carne y su mermelada de arándanos, mientras que las chicas decidimos tomar sólo 10, jejejejejeje… Aquí una prueba del número increíble de albóndigas que había en la mesa, ^_^:


Para bajar la comida, decidimos ir a Freeport, un conocido centro comercial estilo outlet con una gran cantidad de tiendas de ropa, decoración, etc. Ahí uno puede encontrar de todo a precios mucho más rebajados… y claro, la tentación era tal que Luis se compró unos vaqueros de Levis y Laura una falda vaquera de Levis también… ¡aaaay! :))))))

Dejamos a la familia descansar (que la pobre Alma se ha portado muy bien, y mira que la hemos sacado y metido en el coche mil veces!) y nosotros decidimos ir a cenar a un restaurante que hemos visto en Linnégatan, A Hereford Beefstouw. Comemos de maravilla (salmón marinado, gambas fritas, carne y patatas) y además el trato es exquisito, los camareros son muy amables (algo que podemos decir de todos los locales a los que hemos ido en Suecia, la verdad), así que disfrutamos mucho de la velada y de la noche.

Viernes 6 de abril


¡Hoy toca Copa Davis! Sí, sí, como lo leéis. Los cuartos de final entre Suecia y Argentina se juegan en Göteborg y como Mathias fue entrenador del número 1 de la selección sueca cuando era más pequeño (Robin Söderling, en el puesto 23 de la ATP) y juega hoy el segundo partido, pues vamos los tres a ver tenis. Ahí también están los padres de Mathias, que han venido con veintipico personas más de su club de tenis de su ciudad, Tibro.


Total, que cogemos un tranvía de la línea 6 desde Prinsgatan y vamos al centro de convenciones de Göteborg, que se ha dispuesto como pista de tenis para la Copa Davis. Cogemos buenos sitios entre las 4.000 personas que nos rodean, dejamos los abrigos y nos vamos al bar a tomar una cervecita y a esperar a que sean las 13h y empiece el primer partido: Thomas Johansson (Suecia) contra David Nalbandian (Argentina). Vence Suecia en 4 sets, 6-7 (3-7), 7-6 (7-2), 6-2 y 7-6 (7-0), en casi tres horas y 45 minutos de juego… ¡y unos cuantos tie breaks! Aquí tenéis al Thomas:

El segundo partido fue entre el mencionado Robin Söderling contra Juan Martín del Potro (en la posición 58). Ganó Suecia otra vez en 3 sets, 7-6 (4), 7-6 (4) y 6-4, en casi 2 horas y media de partido y otros tantos tie breaks, jejejejeje. Fueron partidos muy largos, pero muy rápidos y entretenidos… nos pasamos ahí un montón de horas, pero fue muy divertido, ¡muchas gracias Mathias! ^_^

Sábado 7 de abril


Hoy toca decir adiós a Suecia, así que hacemos las maletas, limpiamos el piso de Julie y esperamos a que Mathias venga a recogernos en el coche para ir a su casa y celebrar junto a sus padres el Påskafton, una festividad muy importante en la sociedad sueca: el sábado de Pascua las familias se reúnen y comen comida típica para ese día (un variado menú de platos deliciosos que curiosamente también se repite para Navidad, aunque el buffet de Navidad es todavía más extenso). Jae había preparado un montón de cosas, a ver si lo recordamos todo: Janssons Frestelse (literalmente, la tentación de Jansson, con patata, cebolla y anchoa al horno con nata, ¡delicioso!), köttbullar (albóndigas suecas, ¡ñami!), Gravad lax y Rökt lax (salmón marinado y ahumado con salsa de mostaza), tres tipos distintos de Sill (arenques: con cebolla, en vinagre, y con mostaza) que estaban para chuparse los dedos (sobre todo el arenque en mostaza, ¡ñami!), una tortilla de champiñones (no recordamos el nombre en sueco, jooooo…), salchichitas, huevos rellenos de caviar, huevos rellenos de mayonesa y gambas… en fin, ¡una pasada de comida! Todo acompañado con bebidas típicas para la ocasión: un refresco parecido a la coca-cola (pero sin tanto gas y algo más dulce) llamado Påskmust y una cerveza también típica de Pascua llamada Påsköl. Ñam, ñam, ñam… qué se puede decir, ¡una imagen vale más que mil palabras!:

De postre, cafetito (es la bebida nacional) con un pastel hecho con una base de mazapán, clara batida, chocolate espolvoreado y chocolates en forma de pequeños huevos para decorar… Jae, desde aquí te decimos que estaba absolutamente todo buenísimo, ¡muchas gracias por invitarnos!

Después de hacer la digestión, Jae se enfundó guantes y abrigo y salió a pasear a Chico y Alma, mientras Mathias dejaba a sus padres en el hotel y a nosotros en el súper-aeropuerto-hangar. Gracias por todo, Mathias.

Ahí, facturamos bastante rápido, pero tuvimos que abrir la maleta y quitar un par de cosas (para ponerlas en las bolsas de mano, lo cual es estúpido, porque el peso va en el avión igual), ya que los de Ryanair son muy estrictos (y también hay que decirlo, nos tocó la tía borde que no sonreía nunca) y nuestra maleta pesaba casi 3kg más de los 15 permitidos, pero no llevábamos tantas cosas de más, así que seguro que un poco trucada la báscula estaba… En fin, quitamos un par de cosas y listos. Pasamos el control sin problemas, nos sentamos a esperar y… ¡empezó a nevar! Sí, sí, como lo leéis… estaba nevando a saco, una pasada.

Y poco más que contaros, corrimos por la pista hacia el avión (¡mola!), cogimos asientos de salida de emergencia (¡mola para Luis!), comimos los sandwiches que nos habíamos preparado para cenar en el avión (ese olorcito a salami sueco que inundó todo el avión, jejejeje) y básicamente nos aburrimos un poquito, pero al llegar a Madrid estaban los padres de Luis esperándonos, lo cual fue maravilloso, porque era tarde, estábamos cansados y en coche se tarda nada en llegar a casa, ¡muchas gracias chicos! Además, nos habían traido un mini-picnic con jamón, lomo, torrijas y cervecitas, para que cenásemos algo en casa :D

En fin, ha sido una semana espectacular… la hemos disfrutado muchísimo entre amigos en Göteborg y hemos hecho un poco el loco en Estocolmo, así que ha habido tiempo para todo: para cansarse haciendo turismo y para relajarse con amigos. Ha sido genial y desde aquí queremos mandar un besito a Jae, Mathias, Alma (y también a Julie, aunque no la llegamos a conocer), a Misuzu y Moa y a los padres de Mathias por hacer de nuestro viaje unas vacaciones maravillosas.

Un besito,

Laura y Luis

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Okay, this is obviously too long to be translated, sorry guys! But you can more or less follow the story by checking the bold words and the pictures, hehehehehe. If i have time during the week, i’ll try to write a summary… but i can’t promise anything! Love, L&L