Krispy Kreme, shinkansen, trenes a tope, Fushimi Inari Taisha, puestos de comida y amuletos, yakisoba, takoyaki, torre de Kyoto, Higashi Hongan-ji, Nishi Hongan-ji, Shimabara, Toji, Yasaka Jinja, amazake, Gion, Miyagawacho, servicio de habitaciones… ¡Comienza nuestro segundo dia en Japón! :D
Gojira en Japón. Capítulo 2. Nos unimos a las celebraciones de Año Nuevo en Kyoto
A las tres de la mañana Eric se despertó con ganas de jugar un rato. Le dimos algo de comer, que tenía hambre, leímos un poco y al ratito, nos volvimos a dormir todos hasta las 8h. Salimos del hotel sin que nosotros hubiésemos desayunado en dirección a la estación de JR Osaka, que hoy tocaba Kioto.
Pero por el camino, en la parte nueva de la estación, nos encontramos con un Krispy Kreme (del que vimos el anuncio el día anterior), y no había demasiada gente esperando, así que… ¡a hacer cola que nos pusimos! Sí, señores, sí. Aquí en Japón uno hace cola para todo… para comprar donuts a las 9 de la mañana también, jajajajaja. Y encima más colas cuando venden 2 docenas de donuts por el precio de 18 donuts a los 50 primeros que lleguen. Total, cogemos nuestros donuts y desde allí tomamos una línea que nos lleva hasta Shin-Osaka, donde cogemos el shinkansen a Kioto y desde allí un trenecito a Fushimi Inari para visitar el santuario Fushimi Inari Taisha (伏見稲荷大社). Habíamos pensado en ir hasta Kioto, como en otras veces, con la Hanshin, pero teniendo el JR Pass, ¿por qué no aprovecharlo, si además el trayecto es de sólo 15 minutos?
En Kioto vemos que se nos escapa un tren hacia Fushimi Inari por los pelos, pero cuando vemos cómo va de lleno, dejamos que se vaya y nos esperamos al siguiente, que no tarda mucho en llegar. Pero parece no llenarse demasiado, así que estamos tranquilamente sentados. Pero a medida que se acerca la hora de salida del tren, empieza a entrar más y más gente, hasta el límite de que no cabe nadie más en el vagón.
Está claro que no somos los únicos que hemos decidido ir a Fushimi Inari a pasar uno de los días de fiesta por el Año Nuevo… y al llegar, ¡nos queda claro! ¡Fushimi Inari está a tope de gente! El camino entre el primer torii y el segundo hasta llegar al santuario principal está a rebosar con centenares de personas mirando qué comprar y qué comer en los varios puestos de comida que hay. Okonomiyaki, takoyaki, yakisoba, taiyaki, patatas hervidas, frankfurts, huevos escalfados… de todo.
Luis no puede evitarlo y se zampa un taiyaki, there and then, que hacía tiempo ya que tenía ganas de uno de tanto verlo en doramas :)
Hay miles y miles de personas hacienda cola delante del santuario principal… es simplemente alucinante. Muy, muy emotivo:
Y decenas de personas también dejando sus antiguos amuletos (para que los encargados del santuario los quemen varios días más tarde) y comprando amuletos nuevos… ¡vaya negocio! :D (vale, lo reconocemos, nosotros también caímos y nos compramos alguna cosilla ^_^)
Junto con decenas de japoneses más, comenzamos nuestra ruta por uno de los famosísimos caminos de torii de Fushimi Inari. Y es que el santuario de Fushimi Inari Taisha es especialmente conocido por los miles de torii rojos que forman caminos en las colinas del santuario. Estos torii son donaciones de particulares o empresas, ya que la deidad de Inari es el protector de las cosechas, algo que en Japón se relaciona con la riqueza.
Hay otras rutas, aparte de los caminos de torii, como caminos rodeados de árboles de bambú o de lámparas de piedas. Nosotros volvimos por el camino de lámparas de piedra:
Al llegar al camino principal, decidimos comprarnos unos takoyaki y unos yakisoba y comer como el resto de japoneses que había por allí… ¡y a Eric le encantaron los yakisoba! Se puso las botas. ¿Quién necesita palillos cuando hay hambre?
Después de comer, cogimos el tren de vuelta a la estación de Kioto, bastante lleno también. Desde allí, pasamos por delante de la Torre de Kioto («la recordaba más grande» fue la sublime frase de Laura al verla, ^_^), subimos por la calle Karasuma, mientras la hacíamos unas cuantas fotos hasta llegar a nuestro siguiente destino: el templo Higashi Hongan-ji (東本願寺 ). El salón del fundador (Goei-do) del Higashi Hongan-ji es de 1895 y es una de las estructuras de madera más grandes del mundo:
Pero el templo es realmente muy famoso por el precioso dragón que tiene en la zona de lavado:
Al salir del Higashi Hongan-ji vamos al templo hermano Nishi Hongan-ji (西本願寺), que es anterior el Higashi y está a poca distancia, y es tan impresionante como el anterior, aunque el foso exterior está vacío y sin agua, y parte de la estructura interior está en obras de restauración también:
Y como estamos cerca, decidimos ir hasta Shimabara (嶋原), uno de los antiguos barrios de placer de Kioto, que por supuesto que está más que cerrado para esos menesteres pero aún mantiene la puerta de entrada al antiguo barrio vallado, y es muy interesante ver las casas y comercios de esa zona, todo muy tradicional. La puerta de Shimabara:
Quedan hoy en día dos antiguas casa de té, hoy edificios de importancia cultural e histórica: la Sumiya (de 1641) y la Wachigaya (de 1688). Aquí tenéis el exterior de la casa de té Sumiya:
Y desde Shimabara, vamos dando un largo paseo por las calles de Kioto buscando una estación de metro o de JR, que parece que nunca hay una cerca cuando la necesitas, pensando en acercarnos hasta Gion a ver el Yasaka Jinja y los barrios de geishas. Pero claro, acabamos caminando tanto, que al final vemos que tenemos el templo budista Toji (東寺 ) a tiro de piedra, que es famoso por su fantástica pagoda, y no nos podemos resistir y para allá que vamos.
La pagoda del Toji mide 54,8 metros de altura y es la estructura de madera más alta de todo Japón. Data del periodo de Edo, cuando fue reconstruida por orden del shogun Tokugawa Iemitsu. Hoy en día, la pagoda es uno de los símbolos de la ciudad de Kioto:
Cuando salimos de Toji, ahí si que vamos hasta la estación de metro, tren o lo que sea más cercana, que sabemos que hay una. Y cuando llegamos, nos damos cuenta de que la línea privada que pasa por ahí en un sentido va hasta la estación de JR Kioto, que no nos interesa porque cae para el lado contrario, y por el otro se aleja de Kioto, con lo que no nos queda otra que irnos a la parada de autobús, que hemos visto que por donde estamos pasan varios que atraviesan Gion como parte de su recorrido. El autobús, que da una vuelta tremenda, se pone también a tope de gente, y tenemos que ir como sardinas en lata (y eso que vamos sentados) porque los asientos de los buses japoneses están pensados para pigmeos, y como encima pasa cerca del camino por el que se va al Kiyomizu-dera, en cada parada se pone más y más lleno.
Finalmente nos bajamos justo enfrente de uno de nuestros sitios favoritos en todo Japón: el Yasaka Jinja (八坂神社) también llamado (especialmente por las maikos y geishas de la antigua capital), Gion-san, y que data del año 656. Y oooootra vez gente por un tubo, ¡qué ambiente! :D
Al entrar en el santuario también nos encontramos con puestos de comida y mucha gente dejando amuletos antiguos y comprando amuletos nuevos, algo sumamente típico de Año Nuevo. Así no nos extraña que la entrada sea gratis, si ya se forran por otros lados :D Nosotros, para meternos en el ambiente, nos compramos unos chupitos de amazake, una bebida alcohólica algo dulce hecha a base de arroz fermentado… la venden calentita y hace frío así que… ¡nos gusta! :D Nos compramos alguna cosilla más y Laura sonríe al ver los omamori rojos del Yasaka Jinja y no puede evitar comprarse uno, jijijijiji….
Al salir, paseamos por Hanamikoji, en pleno barrio de Gion, y llegamos a la calle principal de Miyagawacho. Pero está claro que las maikos y geishas habían vuelto a sus casas por las festividades de Año Nuevo, está todo cerrado y muy tranquilo, así que decidimos dar un paseo por Shijo, llegar hasta el metro en Karasuma y cogerlo hasta la estación de JR Kioto, donde tomamos un shinkansen hasta Shin-Osaka y desde allí un tren hasta JR Osaka, en el barrio de Umeda.
Allí, como estamos ya cerquita del hotel y llevamos todo el día dando vueltas, pasamos de buscar algo de cenar y decidimos que vamos a pedir servicio de habitaciones, que nos lo hemos ganado y es que estamos destrozados. A Eric le pedimos el plato infantil que viene con forma de osito, muy gracioso, y se pone las botas, como casi siempre. Nosotros, un rato más tarde, nos pedimos unos soba fríos de té, una doria y alguna cosilla más, junto con alguna cerveza japonesa, y hale, a dormir que el día ha sido intenso (algunos a dormir «a pierna suelta»):
Tenéis las fotos del día 2 que hizo Laura, aquí.
Besos,
Lau, Luis y Eric