Duermo seis horas, si llega. Me levanto a las 6h, me ducho, me preparo y me voy a por el coche para a las 7h estar delante del ordenador, con mi primer cafecito del día, leyendo correos y planificando mi jornada laboral. Trabajo hasta las 15:30 o 16:00h, dependiendo de cuánto tiempo le dedique a la comida. A veces como el tupper delante del ordenador, otras veces com rápido en la cocina, otras veces hago hasta sobremesa. Depende del día y del volumen de trabajo que tenga. Trabajo 8 horas completas. Seguidas, pero completas. Es decir, no tengo jornada reducida. Sí, salgo entre 15h y 16h, pero repito, trabajo mis 8 horas completas. Cuando salgo, cojo el coche y me voy a buscar a Eric a la guardería a las 16:30h. Normalmente vamos un rato al parque o venimos a casa a jugar (especialmente en verano, que en el parque hace calor). Llegamos a casa sobre las 17:00h-17:30h. Estamos un ratito en casa jugando o haciendo cosas y sobre las 18-18:30h siempre salimos «a la calle» como dice Eric. A hacer recados. Que si a la óptica. Que si a la farmacia. Que si a la frutería. Que si al supermercado. Que si a la pescadería. Siempre hay algo que hacer por la tarde. Y si no, salimos al río a jugar con pistolas de agua o a ver cómo los coches entran a los túneles de la M30 (no preguntéis, a Eric le encanta ^^). Volvemos a casa andando y sobre las 19h o 19:30h, depende del día, me pongo a preparar la cena de Eric. A las 19:50h más o menos Luis le baña mientras yo termino la cena (si no está Luis y estoy sola en casa, pues voy un poco más temprano o más tarde y me apaño solita), sobre las 20:00h Eric está cenando y sobre las 20:30h Eric está cenado, con los dientes limpios y en la cama, dispuesto a dormir. A veces son las 21h, pero normalmente sobre las 20:30h está ya en la cama. A esa hora, a las 20:30h me siento en el sofá y sinceramente, no soy persona. Suelo estar cansada, muy cansada. Y agotada mentalmente, también, pero me conecto a skype para hablar con mi equipo de tarde (que trabaja hasta las 22h), ver incidencias y básicamente «ver cómo está el patio». Si ha habido algo urgente siempre me han llamado, whatsappeado o enviado un email que yo, en la gran mayoría de veces (¿siempre?) he contestado, porque ellos están trabajando y considero lógico contestarles, si puedo. Total, que cuando termino de hablar con ellos, recogemos trastos, descansamos unos minutos si podemos (hay días que no hay tiempo) y sobre las 21h preparamos la cena y cenamos, para ver alguna serie de éstas que misteriosamente aparecen en el macmini hasta las 23:00 o 23:30h que ya nos vamos a la cama. Leemos un rato, tuiteo, feisbuqueo, instagrameo y demás -eos de los medios sociales y apago la luz sobre las 00h. Y vuelta a empezar. Ah, y en algún lugar entre todas estas actividades consigo escribir entradas para Japonismo, para este blog y para el blog de minibicho (cuando no están silenciosos, ejem), capítulos de Buscándose y me voy sacando asignaturas del Máster en Estudios del Asia Oriental, que empecé en febrero. Con organización todo se puede; cuesta, pero se puede :)

Por eso, cuando en el curro te dicen que les gustaría darte otras responsabilidades pero que «por tu horario» no pueden, duele. Duele mucho. Bueno, más que doler, jode. Porque sientes que es una injusticia y que lo de «tu horario» es una mamarrachada (perdonad mi sinceridad), una excusa como otra que además te ataca donde más te duele. Porque yo curro 8 horas fuera de casa y otras tantas en casa, no sólo educando a mi hijo o haciendo marujeos varios, sino leyendo, escribiendo y estudiando. Me mantengo activa en todos los aspectos y demuestro que, a pesar de mi horario, realizo el trabajo y creo que lo realizo bien. O al menos lo intento. Que intento equilibrar mi vida profesional con mi vida personal. Que intento equilibrar mis obligaciones tanto profesionales como familiares con mis aficiones que son muchas y de todo tipo. Intento mantener el equilibrio.
Y ese comentario, quizá sin mala intención, pero potente sin ningún tipo de duda, me ha hecho reflexionar: si ese equilibrio no se puede mantener, si tengo que escoger, escojo mi rol de madre, no mi rol de profesional, especialmente si no se tienen ni se van a tener en cuenta los esfuerzos que hago para mantener ambas facetas de mi vida en una balanza. No me merece la pena luchar si mi lucha pasa desapercibida, si no obtengo nada de ese esfuerzo más que dolor y enfado. Y me voy convenciendo de que no, de que las mujeres no podemos tenerlo todo y de que deberíamos comenzar a asumirlo.
Por nuestra propia salud mental.
Lau
pd. Why Women Still Can’t Have It All o lo que es lo mismo Por qué las mujeres todavía no podemos tenerlo todo es el título de un artículo que me pasaron a través del grupo ‘de trabajadoras’ de la empresa. Largo y quizá en algunos puntos tiene poco que ver con el día a día de muchas de nosotras (al fin y al cabo la que habla es alguien que estuvo en altos cargos del gobierno de Washington DC, con Hillary Clinton), pero que te hace pensar y te hace reflexionar mucho. Os invito a leerlo a todos porque soy de las que piensa que no sólo las mujeres no podemos tenerlo todo sino que los hombres modernos (que también luchan por el equilibrio familiar y profesional) tampoco pueden. Creo que es algo que nos afecta a todos, aunque la mujer, por el propio rol que la naturaleza nos ha dado, lo sienta de una manera más fuerte.
Eres una campeona porque sin tener familia aqui ni una chica doce horas en tu casa estás consiguiéndolo igual de bien que las demás. Coge aire y cuando te suelten que «con tu horario no pueden darte más responsabilidades» responde con una sonrisa que el resto de las 16 horas que tiene un día tienes muchas más responsabilidades de las que nadie te puede dar.
Puxa Lauchán, puxa!!
Jajajaja, ¡gracias guapa! Lo cierto es que llega un momento en que dejas de luchar, simplemente porque te das cuenta de que ya no te interesa… y eso da un poquito de respeto. Besote!
Impresionante entrada :O
Definitivamente, 100% de acuerdo contigo en tu statement final en tu ps. Es algo triste pensarlo, pero creo que es así. ¿Las razones? No sabría qué decir, sinceramente @.@
En cuanto a lo que a ti, como amiga que eres, se refiere. Es muy triste. Y además hasta a mí me hace sentir mal la impotencia de no poder darles un señor guantazo a todas aquellas personas (¿plural? ¿singular? ¡Maa! >_>) que son incapaces, bien por ignorancia bien por pura maldad, de apreciar los esfuerzos personales que haces para ser la profesional que eres.
Pero no tiene caso. Lo único que puedo decirte es lo que te digo siempre: aguanta y pasa de toda esta gentuza. Tú a tu bola. El día que se vayan a pique cogerás tus bártulos y adiós, muy buenas. Podrás plantearte lo que hacer con tranquilidad. Y siendo como eres, sé que en lo que sea (en cualquier curro, con Eric, escribiendo…) abogarás por la calidad. Porque eres así.
¡Guapaaaaa! Gracias. No sé si por la calidad, pero al menos por el esfuerzo de intentarlo (algo que valoro muchísimo). Un beso!
Tras mi despido hace dos años y medio decidí no volver a trabajar por cuenta ajena y trabajar en casa por mi cuenta porque con los horarios de las empresas de hoy en día sabía positivamente que si tenía algún día familia y quería trabajar, iba a ver a un hijo mío por correspondencia. Hoy trabajo en casa y tan ricamente. No tengo jefes, sino clientes, por lo que nadie, a no ser que yo se lo permita, me puede decir cosas como esa. Además, de esta forma nadie que yo no quiera se enterrá de lo que hago o dejo de hacer ni de mis horarios. El día que tenga un hijo, curraré más o menos horas en función de mis necesidades y las del niño. Por cosas como esas que te han dicho es por lo que decidí intentar no volver a trabajar para nadie. Porque no soportaría que me dijeran esas tonterías.
Me gustaría saber si el que te lo ha dicho tiene hijas, y si le gustaría que a ellas les tratasen así. Claro, que a lo mejor son unos tipejos que piensan que donde mejor está la mujer es en casa planchando. Y si te lo ha dicho una mujer, peor todavía.A mi me han educado para ser la mejor en mi trabajo, no para aguantar bobochorreces de ese tipo. Es lamentable que luego a algunos se les llene la boca diciendo que «su empres aes considerada como una muy buena para trabajar y tal y tal» y luego te enteras de cosas como estas en casi todas.
Espero que nuestros hijos ya no tengan tanta tontería y se les califique por su rendimiento y objetivos, no por las horas que calienta silla. A ver si se creen que tener responsabilidades es pasarse 14 horas en la oficina. Para nada. Por descontado, si se sigue con esta tontería y tengo una hija, intentaré que sea autónoma y no se deje pisar.
Lo que yo se es que mi marido es director de un departamento compuesto en su mayoría por mujeres porque él lo ha querido así, que no las corta para nada si tienen hijos, no las pone trabajas a jornadas continuas, reducidas ni permisos ni ascensos, porque son las que mas y mejor hacen su trabajo por sentirse valoradas y respetadas. Su departamento tiene unos índices de rendimiento bestiales, mucho mejores que otros. Y se van todos a su hora salvo picos de trabajo chungos, no como otros. Ves esto y ves casos como el tuyo, y te dan ganas de echar a correr y piensas por qué no pueden ser todos los jefes así.
Mucho ánimo y no te dejes vencer. Vales mucho y ya me gustaría llegar a todo la mitad de bien que tú.
Gracias por pasarte y por el comentario, guapa. No me dejo vencer. El blog es mi vía de escape, me desahogo y ya me siento mejor. Además, al escribir todo lo que hago me he quedado en plan «lau, vales mucho», jajajajaja. Si no lo saben ver, que no lo vean, yo sí lo veo y eso también es importante. Un abrazo!
El post muy bueno, y tal como dices al final, los hombres actuales que realmente quieren algo parecido, yo creo que incluso lo tienen más complicado, porque en los trabajos sigue imperando la idea de que el hombre tiene que estar mil horas.
Y aunque a veces se mira mal a la mujer si se va antes a recoger al hijo, yo he tenido jefas (jefas!) que cuando decía que tenía que salir antes por algo de Eric, lo primero que me preguntaban era «no puede ir tu mujer?».
En fin…
Exacto, por eso digo que la lucha y el problema es de todos, de hombres y mujeres. El hombre «cavernícola» sin instinto paternal que pasa de todo y vuelve a las mil va desapareciendo en pro de un hombre que se preocupa por su vida personal y familiar y busca, al igual que la mujer, un equilibrio.
Y no hay respuesta a la pregunta «y no puede ir tu mujer?», es vergonzoso.
¡Hay Lau! cuanta razón tienes en lo que cuentas. Y ademas en lo de «Lau, tu vales mucho» :-D
A mi, como a Luis, también me han dicho eso de «..y tú mujer no puede?» y tiene gracia por que yo trabajo a 10 min. de casa y ella a 30 min. seria un poco absurdo.
Por mi parte siempre intento que la gente cumpla su horario a rajatabla y que los objetivos se cumplan, que al final es lo que deberia de contar.
El problema esta también en esa gente que prefiere llegar a casa después de que los niños esten bañados, desgraciadamente existen :-(
Un beso grande para la gran Lau
Qué interesante esta entrada en tu post. Verdades como puños. Hoy por hoy, la conciliación es una utopía, y está claro que la igualdad laboral, si existe, cuando se presenta la maternidad, salta por la ventana. Una lástima, pero yo, como tú, si tuviera que inclinar la balanza, lo haría por mis hijos; es más, ya lo he hecho, porque ahora trabajo con reducción de jornada para poder hacerme cargo de ellos, y eso supone que en el trabajo, cuentas la mitad. Es un tema de prioridades, y lo importante es tenerlas claras. Ánimo, porque mantener la balanza equilibrada es una tarea titánica, y por lo que leo, lo estás haciendo genial. Enhorabuena por el blog.
Muy interesante el artículo que enlazas y, sobre todo, me ha gustado mucho tu último párrafo.
Ni las mujeres ni los hombres podemos tenerlo todo. Los jefes tampoco. Pero si el esfuerzo del trabajo no se reconoce, yo también elijo a la familia, que sí que valora cada minuto.
Me queda la duda… ¿tus jefes a qué hora llegan a trabajar?… Yo tuve uno que se buscaba viajes en los días de fiesta para no tener que estar con su familia y se volvía a casa cuando ya iban a estar los niños acostados…
Ahora prefiero trabajar menos horas, dar mis clases, que me dan muchas más satisfacciones que las horas y horas de oficina y estar con mi peque. Pero a veces me pregunto cómo sería si yo hubiera tenido una carrera profesional más «importante»… y creo que a día de hoy seguiría quedándome con mi faceta de madre.
Espero que te sepan reconocer en tu trabajo. Mucho ánimo.