Este pasado fin de semana hemos estado en Igualada, en casa de mis padres. Nunca hacen falta excusas para ir, pero esta vez había una razón muy importante: el cumple de mi madre. Y para celebrarlo, decidimos ir a comer una deliciosa calçotada. El calçot es básicamente una cebolla tierna que se cuece al fuego vivo (en plan parrilla) y se moja en la salsa típica de la calçotada (y lo que le da al tema toda la gracia), una salsa hecha a base de ajos, almendras, avellanas, tomates, aceite de oliva, pan tostado con vinagre y ñoras. El menú de calçotada típico de esta época (febrero y marzo son los mejores meses) es a base de una buena calçotada de primero (¡y venga traer calçots, ¡qué pasada!^_^ ¡Qué ricos!) y después butifarra amb mongetes seques (o sea, butifarra catalana con alubias), carne de cordero y panceta a la brasa, patatas también cocidas y a la parrilla, alcachofas… todo acompañado de pan tostado (con ajo y tomate, ¡ñam!), salsa all i oli y vinito en un porró, por supuesto. ^_^

Bueno, que me avanzo a los acontecimientos. El viernes llegamos a Igualada, cenamos tranquilamente todos juntos y poca cosa más… El sábado quedamos con unos amigos de mis padres y sus hijas (Josep Mª y Loles y las guapísimas Gisela y Sira… petoneeeets!) y fuimos a un restaurante tipo masia catalana, perdido en los bosques cercanos a Igualada, a comer una deliciosa calçotada. Cuando llegamos, encontramos en la mesa unos porrons llenos de vino tinto y en cada plato un babero exclusivo para la calçotada… ¡y es que es posible mancharse! Aquí nos tenéis con el babero, preparadísimos para tragar calçots como locos:
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Preparaditos con nuestros baberos, nos trajeron la salsa de calçots y la primera teja repletísima de calçots que desaparecieron en un instante entre los cuatro que compartíamos teja (Luis, yo, mi hermano Edu y su novia Neus). Fue muy divertido aprender a pelarlos bien (^_^), mojarlos, comerlos sin mancharnos, etc… Una delicia. Tenemos más fotos en la cámara de mi padre, que espero que me envíe pronto y así puedo poner algunas en el blog, jejejeje… En fin, que podríamos haber seguido comiendo calçots, pero después de unas cuantas decenas, decidimos ser buenos y dejar un poco de espacio a lo que venía después: butifarra, alubias, carne y panceta a la brasa, patatas, alcachofas… ¡nos pusimos morados! Y de postres, Luis se pilló una crema catalana y Lau unos típicos «postres de músic» que es un chupito de moscatel con un plato lleno de frutos secos, ñam.

Al volver a casa, teníamos pensado tumbarnos un rato y leyendo dos guías de Lonely Planet, planear un poco nuestro próximo viaje… pero nos quedamos fritoooos, jejeje. Hasta las 20h, que mi madre vino a despertarnos y muy misteriosamente nos dijo que tenía una sorpresa preparada y que teníamos que vestirnos y arreglarnos. No hubo manera de que soltaran prenda y ale, cogimos el coche y nos fuimos en dirección Barcelona. Llegamos a Barcelona sin saber todavía nada… seguíamos con el misterio (y mis padres con una sonrisitaaaaaaa, ^_^). Aparcamos el coche, cogimos el metro y paramos en el Paralel… Nada más salir de la boca del metro, vimos que Dagoll Dagom (su página web aquí) representaba de nuevo una de sus obras más emblemáticas «El Mikado», una opereta suuuuper conocida y clásica de Gilbert & Sullivan. ¡Esa era la sorpresa! Mi padre había comprado entradas para ver El Mikado de Dagoll Dagom… peaccho regalo a mi madre por su cumple… ¡y a nosotros por ser como somos, jejejejeje! La obra, simplemente espectacular: una puesta en escena muy buena, localizaciones la mar de divertidas (que si el Estatut, que si la Cope…), unas canciones muy pegadizas buenísimas y unos diálogos muy divertidos… todo genial, y es que además teníamos entradas de lujo lujazo! Desde aquí, una vez más, muchas gracias papi por el regalo!!!!! ^_^ Yo, Laura, como mis padres, ya habíamos visto la anterior representación de El Mikado de Dagoll Dagom… hace muchísimos años. Y es que, junto con «Mar i Cel», otra de sus obras más conocidas, la compañía ha decidido celebrar sus 30 años representano de nuevo estas dos obras…
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Si queréis ver fotos de la obra, os recomiendo que echéis un vistazo a la web de Dagoll Dagom específica para este nuevo montaje de El Mikado, :p

Después del teatro, tomamos una cervecita en un bar «raro-raro-raro» del Paralel y ale, metro, coger el coche y a casita a dormir, que a la mañana siguiente nos levantábamos relativamente temprano para ir un ratito a la montaña de Montserrat. Y así fue. El domingo, a pesar de unas nubes que amenazaban lluvia, al final el día se despejó y fuimos en coche hasta Monistrol, donde aparcamos y cogimos el cremallera que nos dejaría en pleno centro de la montaña de Montserrat. Ahí, entramos en la abadía, vimos de lejos a la moreneta (ni locos hacíamos esa cola para verla de cerca… ¡horas y horas!), nos encontramos con un numeroso grupo que, con banderas catalanas en lo alto, se habían reunido para celebrar la cultura y la lengua catalana, etc. Dimos una vueltecita, hicimos fotos, compramos la típica coca de Montserrat y todos sucumbimos a la tentación de comprar un queso de oveja hecho en uno de los puestecitos típicos de la plaza… ¡qué bueno estaba! :)))

Al mediodía, volvimos a casa, comimos una deliciosa fideuá (la de mi madre es la mejor fideuá del mundo mundial, ^_^), nos relajamos un poco viendo curling (sí, sí, oye, que hasta es interesante este deporte, eh!) y enseguida tuvimos que coger las maletas y con el coche ir hasta Lleida, donde a las 19h cogíamos el AVE de vuelta a Madrid… Estábamos bastante cansados, pero había sido un fin de semana de lujo…

Pondremos fotos prontito, tranquilos.

Un besiñu,
Lau
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English translation coming soon, i promise!