Ayer, después de 20 horas entre aeropuertos y aviones, llegué a casa.

¿Lo mejor? Luis vino, de sorpresa, a buscarme al aeropuerto. Fijaos si estaba cansada que ni le vi, me iba directa a buscar el taxi cuando él se me puso delante, sonrisota pegada a su cara… ¡qué bonito! Me emocioné y todo (sí, soy una llorona, lo sé ^_^), pero es que estaba tan cansada que fue lo mejor que me podía haber pasado. Ains, mi Luisete, cómo sabe, a veces…

¿Lo peor? Estar atrapada en el aeropuerto, sin mucha información. Aunque casi mejor no haber sabido mucho del accidente de otro vuelo de Continental Airlines (la compañía con la que volaba yo) en el estado de NY (en una ruta muy parecida, pues Rochester y Buffalo están muy cerquita). Y es que el tiempo estaba fatal: lluvia helada y vientos fortísimos. De hecho, el aterrizaje a Newark fue uno de los peores de toda mi vida (y mira que he viajado veces), aunque estaba tan cansada y tenía tanto sueño que no me afectó demasiado (creo que si hubiese estado despierta y «alerta» me habría asustado mucho más): gotas de hielo golpeando los cristales, el avión dando botes sin parar por las rachas de viento (y yo pensando, un bote como este cuando estemos a punto de aterrizar y nos la pegamos contra el suelo) y justo al tocar tierra, nos zarandeamos bien hacia la derecha (¡que nos vamos pa’l campooooo!) y hacia la izquierda (¡y ahora pa’l otro campooooo!). En fin, cuando al fin se tranquilizó la cosa todos aplaudimos y respiramos tranquilos… había gente muy acojonada en ese vuelo… y más que se acojonaron cuando se enteraron del accidente del otro avión, claro.

Al final, la cosa quedó así… llegué a las 15h al aeropuerto de Rochester: vuelos cancelados y retrasados; el mío no sabían cuándo iba a salir. ¡Bien! Por suerte, wifi gratis (algo es algo). Estuve esperando hasta las 11h, cuando por fin salimos (aunque creo que salimos un poco ‘forzados’, sobre todo viendo el accidente posterior y las pésimas condiciones climáticas en las que aterrizamos en Newark). 45 mins después llegamos a Newark y hasta las 3h de la madrugado no salimos en dirección a Madrid… en fin, horas y horas de esperas y retrasos, pero al menos llegué viva a casita.

Al llegar a casa, comimos algo, vimos Top Chef y me quedé frita fritísima en el sofá a eso de las 18h. A las 22:30h Luis me despertó y me mandó a la cama. Fui como una zombie (sinceramente, no lo recuerdo) y dormí como un lironcillo hasta las 11h de la mañana de hoy. 16 horas seguidas durmiendo, ¡toma ya! Eso sí, después de comer hoy me ha entrado una pájara (que todavía dura) y he tenido que hacer esfuerzos para mantenerme en pie y despierta… y en esas estoy.

Besotes a todos,
Lau