Este año nuestro espíritu navideño estaba un poco bajo cero, si os puedo ser sincera. Creo que tuvo que ver con el hecho de irnos a Miami justo antes de Navidades. No me entendáis mal, fueron unas vacaciones estupendas, pero Miami muy navideño no es que fuera; no, ver una palmera con luces de Navidad desde la playa mientras tomas el sol no es muy navideño, al menos no para mí (ya que Navidad = frío). Además, volvimos y era el cumple de Eric (que eclipsaba todo lo demás) y después justo nos fuimos a Igualada. Es decir, no tuvimos tiempo de pensar, de verlo venir, de prepararnos. Este año ni he puesto el belén de los clicks. Pero sé que las próximas Navidades habrá un pequeñajo que nos empujará a poner el árbol y el belén y decoraciones, así que no me preocupa.

Y hoy termina oficialmente la Navidad. ¿Por qué digo eso? Porque hoy terminamos los últimos mince pies que año tras año nos envía Irene, la madre de una buena amiga mía desde Londres. Siempre, año tras año, desde que unas Navidades fui a Londres, probé los mince pies y demostré lo mucho que me gustaban. Año tras año Irene me manda una cajita por Navidades. No falla nunca. Me alucina lo metódica y organizada que es… ¡es que no falla nunca!

Los últimos mince pies de las Navidades.

Los últimos Mince Pies de estas Navidades

Un beso,
Lau
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It’s the end of Christmas. Not because it’s the end of the holidays and Christmas decorations are now taken down. No. It’s because we’ve just eaten the last pair of our mince pies. Every year, before Christmas, Irene (one of my best friend’s mother) sends a package with mince pies. I love them. I discovered them a few years ago, in a trip to London. She remembers it and year after year she sends the parcel – and I just can’t be grateful enough. Thank you Irene!