Como sabéis, hace poco nos decidimos por nuestro destino vacacional para este agosto. La idea original era ir a Japón en octubre, cuando no hace ya calor, pero el MiniBicho que está en camino nos cambió los planes, así que agosto volvía a ser el mes adecuado para irse de vacaciones. Además, siempre habíamos dicho que en nuestro 5º aniversario haríamos otro viaje chulo en plan «luna de miel», queríamos volver a la Polinesia, pero claro, el año que viene tendremos un peque de 5 meses al que todavía no querremos dejar solito con las abuelas, así que decidimos darnos el «lujito» este año… ¿Y qué mejor que un sitio con playas paradisiacas como las Seychelles?
Pero claro, en las Seychelles hay muchas islas, así que al final hay que hacer un poco encaja de bolillos para ver las suficientes cosas (ya que el sitio está lejos: 8 horas de viaje desde París), pero sin pasarse, que también hay que descansar. Al final, el plan que hice fue más o menos el que sigue (y si alguno os vais a las Seychelles, es posible que os sirva :D).
View Seychelles in a larger map
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Aterrizamos en Mahé, la isla principal, pero de ahí nos vamos a Praslín, la segunda isla en tamaño. ¿Por qué? Porque el vuelo de vuelta sale, lógicamente, de Mahé, y no hay ferrys ni transporte que valga a las horas a las que tendríamos que salir para llegar a Mahé con tiempo suficiente para facturar para el vuelo de vuelta, que sale por la mañana. Así que Mahé será la última isla que veamos.
En Praslín estaremos 5 noches alojados en el Chateau des Feuilles, situado en la parte sur de la isla. Este hotel tiene la particularidad de que tiene en propiedad una pequeña islita situada en frente de la playa, y el traslado es gratis para la gente alojada en el hotel. Con lo que un día al menos lo pasaremos en esta islita, con poca gente alrededor y disfrutando de la playa. En la foto, el hotel:
Desde Praslín también es fácil hacer excursiones a la Isla Curieuse, que se caracteriza por tener una colonia de tortugas gigantes en libertad, y a Laura le encantan las tortugas, y además todo el mundo dice que merece mucho la pena, así que otro día lo pasaremos aquí.
El resto de días, disfrutaremos de las increíbles playas de Praslín…
De ahí nos iremos a la isla de La Digue, a media hora en ferry de Praslín, y que es lo bastante pequeña para poderse recorrer fácilmente en bici (o incluso a pie), y que tiene las playas más fotografiadas de las Seychelles. El plan aquí es hacer nada: básicamente tirarse en la playa, refrescarse, y disfrutar. En esta isla, al ser mucho más pequeña, hay menos opciones de alojamiento, y nos hemos decantado por el La Digue Island Lodge, que tiene habitaciones de varios tipos. Nosotros en concreto vamos a la Yellow House, que además está considerado monumento histórico de las Seychelles desde principios del siglo XX. Una fotito de la Yellow House:
Finalmente iremos a pasar los cuatro últimos días a Mahé, donde estaremos alojados en el hotel Banyan Tree, en una habitación sobre las rocas, con un porche al aire libre y una mini-piscina con vistas de la playa en la que se encuentra el hotel (la foto es de la habitación en la que estaremos).
La idea aquí es pasar un día en la capital, Victoria, viendo el mercado y algún resto del pasado colonial de la isla. O quizás medio día únicamente, ya que es la capital más pequeña del mundo, y el tráfico está regulado por un único semáforo en toda la ciudad. El jardín botánico de la isla también merece la pena, y una vista a las plantaciones de cocos de mar. Con esto cubriríamos un par de los días, y los últimos dos serían para relax total antes de volvernos a Madrid.
Creo que no es un mal plan, sobre todo cuando lo que buscábamos es un sitio bonito (seguro que caerán bastantes fotos, aunque similares, de playas, atardeceres y demás) en el que poder relajarnos sin tener que pegarnos una paliza a caminar haciendo turismo como posesos… ¡que a Laura le viene bien pasear, pero sin agobios!
¡Qué ganas, qué ganas!
Besos,
L&L