Viernes 12 de agosto

Hoy, tercer día en Cape Cod, hemos decidido ir al extremo del cabo, a Provincetown, así que hemos metido gasolina al coche y… ¡a Provincetown se ha dicho! Unas poquitas horas después y gracias a la ayuda del GPS hemos llegado a Provincetown y hemos dejado el coche aparcado en un parking (y visto lo visto, hasta suerte hemos tenido, que estaba todo petadísimo de coches).

La primera parada ha sido intentar ver, desde lejos, el Wood End Light… Para verlo un poco mejor teníamos que andar un laaaaaaargo espigón y un cacho de tierra más. Total, que con Eric medio grogui yo lo he visto desde lejos (Luis sí se ha acercado un poco mas)… ¿lo veis, allí al final de la foto? ^_^

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A continuación hemos ido dando un paseo por LA calle de Provincetown, la Commercial Street que es el centro neurálgico de esta preciosa ciudad costera llena de casas de madera y mansiones extremadamente bonitas.

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Provincetown es una ciudad muy gay-friendly y la bandera del arcoiris ondea en todas partes…

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Desde la Commercial Street, nos hemos acercado hasta el Fisherman’s Wharf, desde donde se tenían unas vistas muy bonitas de la línea de la costa…

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… y de otro de los faros de la zona, el Long Point Light, al que yo ni foto he intentado hacerle (tendréis que esperar a verlo en las fotos de Luis). Desde allí hemos ido a un restaurante cercano donde hemos comido fritura de pescado (muy típico de la zona) y hemos parado en la panadería portuguesa a comprar unos pasteis de crema y algún bollo típico portugués más antes de volver al coche y poner rumbo al faro más bonito que hemos visto hasta la fecha (y también el más antiguo de todo Cape Cod, ya que es de 1797), el Cape Cod Light en Truro:

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¡Éste sí que se ve bieeeeeen! :D

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«¡Qué cerca está este faroooooooo!» exclama Eric, ^_^

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Este faro tiene historia: la piedra de la foto marca el lugar original donde se alzó el faro en 1797. Año tras año, las olas de fueron comiendo terreno al acantilado hasta que se hizo obligatorio mover el faro hacia atrás o éste acabaría desapareciendo. De hecho, unos 4 acres más allá de donde está la piedra (de los 10 que había en origen) ya está el acantilado y el mar…

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¿Sabéis lo difícil que es hacerle una foto delante del faro a un niño de año y medio que no para de correr de aquí para allá? Pues eso.

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Precioso, ¿verdad?

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En el parking quedó clara una cosa: Eric reconoce todos los Prius que ve. Prius que se cruza en nuestro camino, Prius al que Eric saluda mientras exclama cosas en su idioma… ¡es increíble! Podemos pasar por un parking a rebosar de coches que el tío se va directo al Prius… es brutal

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Después de visitar este maravilloso faro, hemos vuelto de nuevo a Brewster, donde está nuestro resort, y hemos bajado a la playa a merendar. Aquí tenéis a Eric devorando su jamón de york y jugando con su agua:

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Gracias a la marea baja, hemos podido ver un montón de caracolas vivas paseando por la playa (parecen mini-cangrejos, son unos bichos muy curiosos), cangrejos pequeños y no tan pequeños (un par le han dado un buen susto a Luis, ^_^), una mini-medusa… en fin, mogollón de bichos… ¡y hasta una boda! Jajajajaja… y es que en el resort se celebran muchas bodas y hoy tocaba una en la playa. Al final toda la playa aplaudiendo, un auténtico cachondeo. Después de la playa hemos decidido ir a la piscina, que estaba ocupada por la peña de la boda, así que hemos acabado en la piscina cubierta. El agua estaba un poco más fría y a Eric no le ha hecho mucha gracia… él prefería pasear por los alrededores a meterse, jejejejejee:

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Y poco más. Hemos cenado en el pub otra vez hoy: buffalo wings (que estaban para chuparse los dedos) y una rica hamburguesa… ¡y a la habitación a poner al pitufo a dormir y a descansar nosotros!

Besos,
Lau